La ofensiva turca en Siria puede llevar a la victoria definitiva de Al Asad

La ofensiva turca en el noreste de Siria, facilitada por la retirada de tropas de Estados Unidos, parece ayudar al presidente sirio, Bashar al Asad, a recuperar el poder en el país y emerger como ganador definitivo tras ocho años de guerra civil.

Sobre el papel, pocos son más contrarios al régimen de Al Asad que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. De hecho, Turquía se ha convertido en la principal potencia que respalda y arma lo que queda de las milicias sirias opositoras al régimen de Damasco, que se dicen herederas de una ya lejana revolución, usurpada por el islamismo.

Sin embargo, la ofensiva que Turquía lanzó la semana pasada en el noreste de Siria para expulsar a las milicias kurdas Unidades de Proteccióndel Pueblo (YPG), hasta ese mismo día aliadas de Estados Unidos, es un tiro a punto de salir por la culata.

Erdogan dejó claro que en su visión de Siria no hay lugar para el proyecto político liderado por las YPG de establecer una región autónoma kurda junto a la frontera con Turquía.

Aunque insiste en que sí hay lugar para los kurdos como etnia, aunque se contradice al decir que planea asentar hasta dos millones de refugiadossirios en la franja que pretende controlar en el noreste del país.

Por ello, la retirada no era una opción para las milicias kurdas: habría supuesto renunciar, para generaciones, a lo que consideran su tierra. Pero una resistencia valerosa habría desembocado en lo mismo, con mayor coste de sangre. Recurrir a la ayuda de Al Asad fue la única alternativa que tuvieron en esta desesperada situación.

Para Al Asad, recuperar el control de las zonas, bajo control de las YPG sin necesidad de disparar un solo tiro, es un enorme paso adelante para volver a afianzarse como el legítimo soberano de Siria, ocho años y miles de muertos después.

Hasta el momento parece inverosímil que los ejércitos regulares de Turquía y Siria se enfrenten; en tal caso, el presidente ruso, Vladimir Putin, seguramente respaldaría a su protegido Al Asad. (I)