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La desventaja que el vehículo eléctrico aún no supera

Desventaja que el vehículo eléctrico aún no supera. El auto eléctrico tiene múltiples ventajas conocidas. Sin embargo, aún persiste una desventaja técnica que no ha logrado superar. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsAppSi usas Telegram  ingresa al siguiente enlace.

Un automóvil puede ser una basta infinidad de cosas, pero ningún elemento define tan claramente lo que todo automóvil es como sus ruedas. Más allá de cualquier tipo de motorización, combustible o comodidad, las ruedas son ese elemento al que todas las demás piezas del vehículo deben rendir pleitesía.

Al final del día todos sus materiales, sus piezas, y el ingenio de sus sistemas, concurren en la transmisión de fuerza que las ruedas convierten en movimiento. Por tanto, sus llantas son y siempre serán el insumo crítico del automóvil. Sin embargo, el cambio de paradigma que representa el auto eléctrico abre también un nuevo dilema a este respecto.

Cuando se dan las ineludibles comparaciones entre los vehículos de combustión y los eléctricos (VE), los segundos parecen superarlos en prácticamente todos los aspectos, exceptuando probablemente dos: precio inicial y desgaste de ruedas.En efecto, pese a sus innovaciones, los VE actuales siguen siendo más pesados que sus equivalentes nafteros de segmentos similares.

Ello se debe sobre todo a que, pese a contar con motores más pequeños y ligeros, los VE eléctricos deben lidiar con el peso añadido del paquete de baterías (aproximadamente un 15-30% del peso total del auto).

Como no es difícil colegir, autos más pesados desgastan más rápidamente sus ruedas, y castigan sin piedad los pavimentos por los que circulan. El costo de las llantas es, por ejemplo, una de las preocupaciones que expresa el sector del transporte a la hora de aceptar la conversión hacia los VE.

No obstante, debe comentarse un aspecto que permite analizar esta duda desde una perspectiva más amplia. El momento polar de inercia es un concepto de la física que simplemente denota la resistencia que enfrenta la fuerza que hace girar un cuerpo al momento de realizar una curva, por ejemplo, es la renuencia que se siente en la mano cuando se gira una perilla.

Esta resistencia disminuye considerablemente cuando un cuerpo está bien equilibrado, o, en otras palabras, cuando concentra su masa cerca de su centro de gravedad. Cuando un automóvil se construye con esta regla en consideración, gana en manejabilidad, rendimiento energético y seguridad en general.

Lamentablemente, dado el tamaño, peso y calor que liberan, los motores tradicionales no tienen opción, sino ser ubicados al frente del vehículo, en el capó delantero. Los otros volúmenes grandes del auto, el habitáculo de pasajeros en medio, y la cajuela y el tanque de combustible atrás, no logran compensar la desproporción del peso de la trompa.

Así, los autos a combustión dan por descontado el momento polar de inercia, lo que conlleva un enorme desperdicio energético, y deterioro de las llantas frontales, las cuales, por esta razón, deben ser rotadas periódicamente.

Con los eléctricos, en cambio ocurre lo opuesto. Es el propio paquete de baterías ubicado a lo largo del chasis, así como el motor pequeño y liviano, los que garantizan tracción y maniobrabilidad óptima. Contribuyen además a incrementar el torque y potencia del VE, y a una mayor durabilidad de ruedas.

De todos modos, no es falso que el VE seguirá pesando más, y por ello, en el contexto de la masificación de este tipo de autos, los principales fabricantes de llantas han empezado a poner en el mercado llantas especializadas para los VE, más fuertes, y capaces de contener el desgaste a cantidades similares e incluso menores que aquellas de los vehículos de combustión interna. Su promesa es realista y ambiciosa, permitir que en el futuro cercano las ruedas de los VE superen la barrera de los 64.000 km.