Figuras en cerámica que rememoran la infancia

Hace 29 años, los recién casados Rosa Guamán y Fernando Loja encontraron una proyección de su futuro en su vecino Salvador López, un artesano de cerámica. Ahora, ambos emprenden con éxito su empresa Tradición Cerámica.

“Moldeamos nuestros recuerdos de infancia en figuras de arcilla; es una forma de rescatar nuestra cultura porque las tradiciones se están acabando”, justifica Rosa.

La mujer remoja sus dedos con agua colocada en un recipiente mientras manipula la arcilla y en 20 minutos ya tiene una nueva figura que formará parte de las miniaturas de juegos tradicionales. A la par, indica que las cholitas Chordeleg son las imágenes más solicitadas.

“Luego estas figuras forman parte del baile de Tucumán, para esto también se hacen el castillo, el globo, los cochecitos de madera. También se diseñan las ollitas con la que tomaban el chocolate, entre otras cosas”, indica.

Para ella, la base de los inicios de esta empresa familiar fue rescatar para las nuevas generaciones, cómo era la vida en su natal Cuenca antes de la tecnología y la modernidad en general. No obstante, reconoce que esta misión no es fácil.

“Mantenerse en el mercado es difícil por la migración masiva. Por otra parte, nosotros también hemos apostado a la innovación y ahora plasmamos nuestras cerámicasen joyas de oro y plata”, indica mientras muestra unos aretes en oro con cerámicas de churritos de dulce hechos de arcilla.

“Es bello y único. Mezclamos la alfarería con la orfebrería, porque así de rica es nuestra cultura. Esto les encanta a los extranjeros”, expresa orgullosa.

Rosa explica que por lo general, cada vez que acude a una feria o exposición siempre está produciendo nuevas figuras, pues a los compradores les interesa ver y conocer sobre las técnicas ancestrales del oficio y cómo se han modernizado también.

La alfarería en sus manos

Según Rosa Guamán, el barro lo obtiene de las parroquias rurales de Santa Ana, Sinincay y Jadán.

Con la materia prima, el primer paso es retirar las impurezas y moler. Posteriormente ese polvo se mezcla con agua y se amasa para luego dejar reposar durante un par de días.

Esta mezcla se cubre con un plástico. Después del reposo, se amasa la arcilla antes de darle forma.

Guamán se ayuda con agua para que no se peguen las manos en la arcilla. Ella indica que la materia prima se prepara dependiendo de las piezas y del tamaño de estas.

“Si la figura es grande la masa debe ser más dura que si fuera un adorno pequeño. Nosotros nos especializamos por las piezas en miniatura”, explica.

Para Guamán, este negocio actualmente también es una tradición familiar, pues indica que sus hijos le ayudan en el trabajo.

Tras darle forma a la pieza y terminar con cuidado los detalles de cabello y ojos, se pone a secar -el tiempo depende del clima-. El siguiente paso es llevar las figuras al horno durante una noche.

Finalmente usa pintura al frío. “Al inicio, cuando comenzamos en el negocio, se hacía el vidriado. Esto quiere decir que se colocaba el plomo y el cuarzo e iba otra vez al horno. Sin embargo, eso se eliminó hace 25 años porque contaminaba al medio ambiente”, manifiesta la artesana.

Entre los otros objetos que más elabora están los apliques de pared con motivos indigenistas, sus vasijas, trajes e instrumentos musicales.

También hace figuras de animales como palomas, gallinas, cerdos, caballos, burros, corderos y borregos, todo lo que el cliente le solicite. (I)