Estalla la guerra civil en el Valencia
Eugenio López, agente de Nicolás Otamendi, disparó en la Cadena Ser que su representado quiere abandonar sí o sí el Valencia. Este episodio que nadie esperaba ha hecho estallar por completo una guerra que viene germinando desde hace tiempo en el club. Tras una temporada que tuvo un final feliz, con el equipo clasificado para disputar la Champions League -deberá superar una eliminatoria-, durante los últimos días se ha recrudecido una batalla por el poder con dos bandos bien identificados: por un lado Amadeo Salvo (presidente ejecutivo) y Francisco Rufete (mánager general deportivo), y por otro Nuno Espirito Santo (entrenador) y Jorge Mendes, el poderoso agente que maneja en la sombra la política de fichajes.
Con la convulsa situación interna que vive el club, este desenlace se veía venir desde hace mucho tiempo. Cuando Peter Lim se hizo con el control del Valencia, Amadeo Salvo cedió el sillón de presidente para que lo ocupara Lay Hoon Chan, persona de confianza del magnate asiático. Amigo personal desde hace años, Peter Lim entregó el mando deportivo a un externo como Jorge Mendes, que colocó en el banquillo a Nuno Espirito Santo y en el campo a un puñado de jugadores. Poco a poco, Salvo y Rufete han ido perdiendo poder ejecutivo hasta convertirse en dos simples mandados del dueño, que ha depositado toda su confianza en el entrenador y el agente portugués.
Cuando el representante de Otamendi dijo en la mencionada e incendiaria entrevista que “Jorge Mendes ya sabe que Nico se quiere ir”, el ahora presidente ejecutivo del Valencia estalló, contestando en una interminable ronda de entrevistas para dejar claro, como hizo en Radio Marca, que el agente luso “no es nadie en el Valencia. Le puede contar a Peter Lim la película que quiera, pero el precio es el que es, 50 millones de euros”, en referencia a la cláusula de rescisión del zaguero argentino. Estas manifestaciones dejaron al descubierto la tremenda fractura interna que sufre la institución. El combate entre las dos facciones está servido y en este escenario, el dúo portugués tiene la sartén por el mango porque así lo quiere Peter Lim.
Nuno Espirito Santo y Amadeo Salvo, en una imagen de archivo (EFE)
Rufete y Nuno, cada uno por su lado
Las relaciones entre Nuno Espirito Santo y Rufete son malas por decirlo de una manera suave. Entrenador y mánager deportivo, que en una situación normal deberían trabajar de la mano, no se pueden ni ver. Nuno sólo despacha de cuestiones relevantes, las que atañen a la confección de la plantilla que dirige, con Peter Lim y Jorge Mendes, su agente y el que tiene mando de verdad en la política deportiva. Poco a poco, Rufete ha ido perdiendo poder en las grandes decisiones, en las que apenas interviene.
Amadeo Salvo y Rufete han quedado para obedecer las órdenes de Peter Lim y poco más si hablamos de cuestiones ejecutivas de importancia. Es el millonario de Singapur el que maneja personalmente los asuntos más relevantes, como sucedió hace poco con la renovación de José Luis Gayà. Después de romperse las negociaciones en un momento dado tras una reunión entre los agentes del jugador con Salvo y Rufete, el dueño entró en acción para ordenarles a estos últimos que solucionaran el asunto como fuera. Y así fue, pues días después, como siempre quiso, el joven defensa prorrogaba su vínculo con el Valencia.
Rufete y Amadeo Salvo se quedan poco a poco en fuera de juego en la vida del Valencia (EFE)
Parejo, en lista de espera
Con la temporada finalizada, la decisión de Otamendi ha provocado un terremoto en el interior del club. Hablamos de un jugador fundamental para Nuno, que tiene claro que el argentino abandonará el Valencia. Se trabaja en la confección de una plantilla que durante el próximo ejercicio quiere dar otro paso más adelante, y el entrenador, como siempre, despacha con Peter Lim y Jorge Mendes, pues su conexión con Rufete es nula. Éste y Salvo, por cierto, tienen aún pendiente -sólo para reunirse, nunca para tomar la decisión final- la mejora y ampliación del contrato de Parejo, un jugador básico para el técnico portugués.
Con mucho sufrimiento, y a última hora gracias a un gol de Paco Alcácer, el Valencia consiguió billete para disputar la Champions League. Lo contrario hubiera provocado que el actual seísmo que golpea al club fuera de mayor intensidad. La temporada recién acabada ha tenido picos de alegría igual que momentos de sombra que han amenazado la estabilidad del club y en especial del vestuario. La felicidad final se impuso a algunos episodios que zarandearon la vida del grupo que dirige de Nuno Espirito Santo. La actual situación que vive el club, con dos bandos enfrentados abiertamente -el ganador, llegado el caso, parece claro cuál será-, no es más que el desenlace de una crónica anunciada hace mucho tiempo.
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