El emprendedor que vendió su 'startup' por 50 millones de dólares… y no vio ni un euro

Cuando una pequeña startup tecnológica es vendida por varios millones a una gran empresa, casi todos pensamos lo mismo: “El fundador se habrá forrado”. Sin embargo, a veces la realidad es mucho más dura de lo que parece. Y si no, que se lo digan a Lane Becker, el fundador de Get Satisfaction, una compañía que, tras pasar varios apuros económicos, ha sido recientemente vendida a Sprinklr por 50 millones de dólares.

La noticia le llegaba hace pocas semanas a Lane, que recibió un aviso de que su startup, que tantas penurias había pasado en su momento para salir adelante, iba a ser adquirida por la gigantesca Sprinklr. Una gran noticia, ¿verdad? Pues no. Tras reunirse con su abogado, Lane conocía el lado amargo de la venta: de los 50 millones de dólares, él se llevaría… cero.

¿Cómo había podido pasar eso? Básicamente, porque Lane Becker había cometido dos grandes errores.

Primer error: alta valoración

Get Satisfaction nació en 2007 en San Francisco, en pleno Silicon Valley. Y la cosa no empezó mal ya que, pasado un tiempo, consiguió completar una ronda de financiación de 6 millones de dólares para que su proyecto siguiese funcionando.

Sin embargo, los que a posteriori serían sus mayores problemas llegaron en 2011. Get Satisfaction estaba logrando el interés de varios inversores, con lo que la startup completó una nueva ronda de financiación, esta vez de 10 millones de dólares.

La inversión catapultó la estimación de la compañía, que pasó a estar valorada en 50 millones de dólares. Y ese fue un gran error: con esa valoración tan alta, el porcentaje accionarial y –por tanto–, el poder de decisión del fundador se diluyeron seguramente más de lo deseado.

Segundo error: ‘liquid preferences’

El segundo y mayor error de Lane Becker fue su trato con los inversores. En su ronda de financiación el fundador de Get Satisfaction firmó con sus nuevos accionistas unas liquid preferences, una figura de inversión según la cual, en caso de venta de la empresa por estar en una situación delicada, el inversor deberá recibir, al menos, el mismo dinero que invirtió. Y, en caso de que sobre dinero, recibirá un porcentaje negociable.

Y ahí fue donde Becker desbarró por completo: su nuevo acuerdo estableció unas ventajosísimas preferencias económicas para sus inversores en caso de que la startup se viese ante la tesitura de vender o cerrar, como así pasó.

En su ronda de financiación el fundador de Get Satisfaction firmó con sus nuevos accionistas unas ‘liquid preferences’

Además, Becker había perdido el control dentro de la compañía que él mismo había fundado. De hecho, la decisión de vender ni siquiera fue tomada por él, sino por sus accionistas.

La frustración de Lane Becker queda patente en su cuenta de Twitter, donde ha informado a propios y extraños de que la venta de la startup ha sido una gran noticia para todos… menos para él: “No me felicitéis por la venta de Get Satisfaction. Los fundadores nos hemos quedado fuera del reparto. No tenemos nada”.

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