El día que Iker fue Casillas no valió para nada

Estalló por completo el pasado sábado cuando un sector de la grada del Santiago Bernabéu empezó con los eternos silbidos que le acompañan desde hace tiempo. Iker Casillas perdió la paciencia, cansado de escuchar reproches un día sí y otro también desde los lejanos tiempos en los que su guerra con Mourinho dividió el estadio entre defensores y detractores. “A tomar por culo”, se le vio mascullar según captó una cámara de Cuatro. La decisiva cita ante la Juventus no era una más; con el ambiente caldeado por lo sucedido ante el Valencia, Iker se sometía a un examen duro de verdad. Lo aprobó y con muy buena nota, pero esta vez no valió para nada. El Real Madrid perdió la corona.

La Peña Ramón Mendoza desplegó una pancarta con el mensaje «Respeto para Iker», acción que buscaba echar agua al fuego en una noche en la que el personal blanco debía remar en la misma dirección. Cuando los integrantes de esta peña se acomodaron en sus localidades, la pancarta quedó desplegada en uno de los fondos del estadio. El primer paso para templar gaitas estaba dado. Fue pisar el césped el guardameta para realizar el correspondiente calentamiento y salir gritos de cariño desde la grada, además de aplausos de los seguidores que ya estaban en el interior del Bernabéu.

La tarde había empezado bien para el Real Madrid, con miles de aficionados colapsando los aledaños del estadio para recibir al equipo. La ‘quedada’ fue un éxito, como lo fueron cuando Barcelona y Atlético de Madrid –Liga y Champions, respectivamente– ejercieron de visitantes. Gritos de «¡Iker, Iker!» recibieron al portero blanco instantes antes que comenzara el partido, cuando los dos equipos ya estaban en el terreno de juego para iniciar la batalla. Era la noche que cumplía su partido número 150 en Liga de Campeones, igualando a Xavi Hernández. Un día que olvidará muy pronto…

Morata acabó siendo decisivo para dejar al Real Madrid en la cuneta. (EFE)

Gritos de ánimo

El primer tiempo fue apacible para Casillas. Ni una palabra de reproche salió de las gradas del estadio. En el minuto 13 apareció para salvar a su equipo en la mejor oportunidad que tuvo la Juventus antes del descanso. Vidal soltó un buen zurdazo, pero el guardameta estiró el brazo izquierdo para enviar el balón a saque de esquina. Y poco más. El equipo italiano pisó en más ocasiones el área madridista, pero Iker no se vio nunca exigido. La afición jaleó su buena intervención y poco más. No dio para más el asunto.

Tras el descanso, y cuando se acercaba a la portería del fondo sur, desde aquella zona resonaron los gritos de «¡Iker, Iker!» nuevamente, y con fuerza. La iniciativa de los peñistas estaba ofreciendo los frutos deseados. La comunión entre el capitán y la masa social era total. En el minuto 53 salió por alto para atajar un balón y su acción, sin relevancia, tuvo una buena respuesta por parte de la hinchada.

En el minuto 57 se le torcieron las cosas al Real Madrid. Morata no fue cerrado por nadie y ante su disparo a bocajarro Casillas sólo pudo tocar el balón antes de que se colara en su propia portería. Mientras Iker pasaba inadvertido, la grada la tomaba con Bale, que, tras perder un balón en el área de la Juve, escuchó sonora música de viento.

Casillas da instrucciones durante el partido. (EFE)

El duelo con Marchisio

La Juventus, con viento a favor y con las fuerzas justas por el intenso calor, echaba el cierre y se amurallaba en su propia área. Pero con el Real Madrid volcado, el equipo italiano trataba de dar algún zarpazo para cerrar el partido. Y pudo hacerlo en el minuto 69 en un mano a mano entre Iker y Marchisio. El mediocampista italiano había recibido un buen pase de Vidal y se aprestaba a cruzar el balón junto a un palo, pero por ahí apareció la mano izquierda de Casillas para mantener con vida al Real Madrid. Una parada de las suyas, de las toda la vida. 

En la recta final se le vio en un par de oportunidades. Rechazó el balón con solvencia tras un duro disparo de Pogba y a última hora, fruto de la impotencia y de las prisas, sacó de manera ilegal un saque de banda. Fue su última aparición en un partido para olvidar. Casillas sacó nota porque, cuando tuvo que intervenir de verdad, lo hizo a la perfección. Estalló la paz, al menos por ahora, entre la afición y su capitán. Iker ejerció como tal tras el partido, se fue al centro del campo y agradeció la respuesta del público. Está por ver si la relación es duradera más allá de esta temporada…

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