Ecuador es más atractivo para extranjeros de cinco países
Ecuador es más atractivo para extranjeros de cinco países. La pandemia del covid-19 produjo altibajos en el ingreso de profesionales extranjeros al Ecuador. La crisis económica y la falta de empleo hicieron que menos profesionales decidan probar suerte en nuestro país. Las cifras de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senescyt) así lo confirman. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Unos 16 358 profesionales legalizaron su título en el 2019, al año siguiente fueron 10 885 y en el 2021 subió a 15 675 registros. La mayoría procede de Venezuela, Cuba, Colombia, Estados Unidos y España. De estos países, la Senescyt legalizó 4 800 títulos en el 2019. En cambio, en el 2021 la cifra fue de 1 828, es decir, apenas el 38% con relación a prepandemia.
Si bien de enero a julio del 2022 se ha mantenido la tendencia de estos cinco países, las cifras reales pueden ser mayores porque a muchos profesionales no les interesa legalizar sus títulos o no les aprueba la Senescyt. Así lo precisa José Briceño, de la Colonia de Originarios de Venezuela en Ecuador.
¿En qué se emplean?
Los profesionales pertenecen a las áreas de la salud, ciencia, artes, tecnología y más. Hasta antes de la pandemia, la mayoría ingresaba a las universidades del país (como investigadores o docentes) y a las empresas públicas y privadas.
Por eso, en la actualidad casi todos los centros de estudios superiores del país tienen en su planta de docentes a profesionales extranjeros, principalmente en las áreas de la salud, ingenierías, arquitectura y tecnologías.
Pero en la actualidad, la carencia de empleo hace que los profesionales opten por áreas ajenas a sus estudios. Así le sucedió al ciudadano de Venezuela Miguel González, quien llegó en el 2018 y es ingeniero en Telecomunicaciones, pero labora en Quito como mensajero.
Su compatriota Evandro Tocuyo lleva seis años en Ecuador y tampoco ha conseguido trabajo como abogado. En el 2017 realizó el trámite para legalizar su título obtenido en la Universidad Santa María de Anzoátegui, pero le negaron el requerimiento.
Desde entonces, siempre ha trabajado como agente vendedor de repuestos, material de construcción, productos sanitarios por el covid-19 y, actualmente, insumos médicos. “Nunca me ha faltado el trabajo. Acá estoy mejor”.
Laura Villagómez es diseñadora textil y también tiene su propio emprendimiento. En su casa abrió un taller para elaborar prendas de vestir y para decorar.
Con una ecuatoriana crearon la Academia DiyClub, para dictar cursos de costura a organizaciones privadas.
Según Villagómez, en su país siempre tuvo esa motivación de crear y no esperar que alguien la contrate. “Tenía mi taller de costura con 16 operarios y mi primer trabajo aquí fue elaborando fajas. Con eso abrí mi propio negocio”.
Los prometeos (ecuador es más atractivo para extranjeros de cinco países )
La dinámica laboral de los extranjeros en las universidades ha cambiado desde el 2017, cuando se cerró el Programa Prometeo. Así lo explica Gustavo Vega, expresidente del Conesup y rector de la Universidad Internacional del Ecuador. Este programa, que se inició en el 2013, trajo a 848 académicos becados, procedentes de 40 países: el 40% europeos y el 28% de América Latina, en su mayoría de Venezuela.
Para Vega, esto sesgó el ánimo académico y político. Bajo ese contexto cautivó a más profesionales que veían al Ecuador como un país de oportunidades de empleo y por la flexibilidad migratoria. Así lo dijo el español Joselo Cruz, quien llegó con su tío investigador bajo el Programa de Prometeo.
En el 2017, su tío regresó a España y José, ingeniero civil de profesión, se quedó laborando en una empresa constructora en Guayaquil. “Hasta antes de la pandemia el trabajo era muy bueno, pero ahora está mal”, señala Cruz.
El apoyo de los prometeos fue con talleres y publicaciones en revistas con sus investigaciones.
Pero faltó trabajo en la academia y por eso al cerrarse no dejó huella y tampoco han hecho escuela de investigación, sostuvo el académico Gustavo Vega.