Clínicas en EE.UU. instalan servicios de aborto en medio de la “ley latido”

Durante casi tres años, la directora Jill Dinwiddie trabajó en silencio. Habló con donantes sobre la necesidad de que Planned Parenthood (organización sin fines de lucro que brinda atención de salud reproductiva en EE.UU.) abriera otro centro médico.

Este debía ser lo suficientemente grande para agregar el aborto a los servicios de la clínica por primera vez en tres décadas en Carolina del Sur. La noticia se publica en medio del endurecimiento de las leyes antiabortos.

Desde 1973, el aborto -antes de la semana 24- es legal en Estados Unidos.

Según The Washington Post, en este año 16 estados endurecieron sus leyes; de estos, cinco crearon la “ley del latido” que prohíbe el aborto después de seis semanas. Alabama, por su parte, promulgó la ley más restrictiva que no contempla excepciones ni siquiera en casos de violación o incesto. Además da cadena perpetua a los médicos que las realicen.

Es decir, los de Planned Parenthood ven cada vez más difícil que este nuevo centro de salud en Carolina del Sur abra sus puertas, pese a que el cambio de leyes no ha topado a estados demócratas.

Charlotte fue la tercera clínica de Planned Parenthood que agregó servicios de aborto en los últimos cuatro años. Las primeras fueron Charleston, 2018, y Asheville, en 2015. Actualmente, 10 de los 14 centros de la región sur del país brindan prestaciones para poder abortar y los médicos luchan con las leyes.

El debate

Miguel Jorge, columnista de la revista Gizmodo, indica que el debate sobre el aborto es un problema de división cultural y social basada en enfoques radicalmente distintos de la compleja cuestión del comienzo de la vida.

En este marco, hay casos públicos que abren el debate.

El primero es sobre una mujer que se vio obligada a dar a luz a un bebé sin cráneo. El segundo es sobre una bebé que nació a las 23 semanas y 3 días de gestación (lo normal son 40 semanas) y tras cinco meses de cuidados ya se encuentra estable.

El médico del primer caso describió bajo anonimato que se gasta bastante dinero para tratar de salvar a los bebés nacidos con diagnósticos fatales que finalmente mueren.

En contraparte, el comentarista político Michael Knowless, explicó que el segundo caso cuestiona los argumentos legales que deshumanizan a los niños que están por nacer.

El comentarista Pro-Vida precisó que este nacimiento debería poner fin a la discusión sobre el aborto, si esta se tratara de manera “honesta”.

Por su parte, el presidente Donald Trump, quien recortó los fondos a las clínicas de abortos y que también abogó para que se prohíban los legrados tardíos -practicados sobre fetos con varias semanas que pueden sentir dolor- evita dar comentarios.

Sin embargo, el líder republicano llegó al poder bajo la promesa de proteger la vida de los no nacidos, en los 50 estados. (I)