Rafa Nadal cayó eliminado en los cuartos de final de Roland Garros. Aunque suene extraño leerlo, la realidad se presentó implacable en la arcilla de París, donde un inconmensurable Novak Djokovic fue muy superior al español, que no encontró la manera de frenar al serbio a pesar de que lo intentó todo sobre la pista. Pero el problema no es sólo ver perder al español en un torneo en el que es el rey, sino que, sobre todo, lo es la forma en la que lo hizo. Con una superioridad insultante, ‘Nole’ pasó por encima del nueve veces campeón en París. ¿Es el inicio del fin de la época triunfal de Nadal en el tenis mundial?

Es evidente que, de un tiempo a esta parte, el panorama del tenis mundial ha cambiado. Nadal ha dejado de ser ese jugador que lo ganaba absolutamente todo mientras, a su mismo tiempo, ha ido creciendo la figura de Djokovic para ocupar el lugar dejado por el español. A lo largo de los dos últimos años, se trataba de una sensación plasmada en la clasificación de la ATP, pero lo ocurrido este miércoles en los octavos de final de Roland Garros ha servido para escenificar el cambio: Djokovic ha destronado al rey de París, que sólo había perdido una vez en la capital gala en sus anteriores diez participaciones.

La derrota de Nadal es realmente significativa. Y no sólo por lo que supone perder por segunda vez en toda su carrera en Roland Garros, sino sobre todo por la manera y por la caída que significará a partir del lunes en el ránking de la ATP: una vez acabe el torneo, Nadal pasará a ser el número 10 del mundo o, lo que es lo mismo, será su clasificación más baja desde abril de 2005. Después de más de una década ganándolo todo, ahora el español se encuentra en el extremo contrario: con graves dificultades para levantar títulos -sólo uno, Buenos Aires, en lo que va de curso- las dudas que genera son enormes.

Y, por supuesto, las preguntas empiezan a agolparse una detrás de la otra: ¿Se ha acabado el ciclo ganador de Nadal? ¿Podría volver a ser el mismo de antes? ¿Es Djokovic el nuevo rey del tenis actual? Y, por desgracia, las sensaciones que empiezan a verse hacen presagiar un hilo argumental que encaja en todas ellas: el español parece haber perdido esa magia de años anteriores o, al menos, el tenis del que dispone en la actualidad es insuficiente no sólo para hacer frente de manera continuada a jugadores de alto nivel sino, sobre todo, para ser capaz de derrotar a un súper clase como Djokovic.

El bagaje de Nadal en lo que va de temporada no es demasiado halagüeño: de los 35 partidos que ha disputado, ‘sólo’ ha ganado 25, sumando 10 derrotas, un hito desconocido para un jugador como el balear y que le deja con uno de los peores registros de toda su carrera. Es extraño ver cómo el español ha pasado por la temporada de tierra batida europea sin ser capaz de levantar un título, su peor año sobre el polvo de ladrillo de toda su carrera. Bien sean las piernas, la cabeza, el estilo de juego o una mezcla de todo, lo cierto es que Nadal, hoy por hoy, no es el ganador de temporadas atrás.

Bien es cierto que, pese a la derrota ante Djokovic, el Roland Garros de Nadal no ha sido nada malo, pues antes del partido contra el serbio sólo había perdido un set. Pero, una vez más, ha vuelto a quedar demostrado que, a la hora de enfrentarse a los ‘cocos’ del circuito, el español continúa sin encontrar la manera de derrotarlos. Pasan los partidos y los torneos, y el español no sabe cómo brillar ante los grandes y, mucho menos, ante Djokovic. Por ello, tras partidos como el de este miércoles, la pregunta continúa flotando en el aire: ¿Ha empezado la cuesta abajo en la carrera de Nadal?

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