A Villar se le acaba el chollo: arrastrado por Blatter en la FIFA y un traidor para la UEFA
Antes de que Joseph Blatter anunciara su renuncia a seguir presidiendo la FIFA a pesar de ganar las elecciones a la presidencia cuatro días antes, desde el corazón del Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se hablaba de un Ángel María Villar algo más que inquieto. “Está muy nervioso y fuera de sí”, desvelaban algunas fuentes a El Confidencial. Tal vez ya se barruntaba lo que finalmente sucedió, la huida de su querido –o necesario– Blatter y todo lo que ello conlleva, empezando por la salida del presidente español del Comité Ejecutivo de la FIFA en cuanto haya cambio de equipo de gobierno. El chollo se le ha acabado a Villar, quien no sólo no convenció a Blatter de que cumpliera su palabra de no presentarse a la reelección, sino que le votó –a través de su secretario general, Jorge Pérez– pese a que la UEFA le pidió que no lo hiciera y, lo peor de todo, le captó votos en federaciones como, por ejemplo, algunas de Sudamérica.
Cabe recordar que el presidente de la RFEF fue expedientado por la propia FIFA por no colaborar con el fiscal que lleva el proceso de investigación de la concesión de los Mundiales de 2018 y 2022 a Rusia y Qatar, respectivamente, un expediente que lejos de ser archivado, como en otros casos similares al suyo, va a obligar a Villar a responder a un cuestionario y quién sabe si también le puede llevar a ser inhabilitado por corrupción en el llamado ‘informe García’, nombre del citado fiscal. Además, el abogado bilbaíno siempre ha utilizado a la FIFA como arma arrojadiza contra el Gobierno de España, algo que no puede hacer con la UEFA, que nunca se enfrentará a un gobierno europeo por cuestiones tan burdas como las presuntas injerencias tantas veces denunciadas.
El hecho de que Villar se posicionara del lado de Joseph Blatter en las recientes elecciones puede ser considerado en cierto modo un chantaje del dimitido presidente de la FIFA, quien le tiene pillado con el expediente del ‘informe García’, en el que lleva seis meses siendo investigado por un tema de corrupción. Pero, claro, su posicionamiento a favor del suizo también ha conllevado que en la UEFA se le considere un traidor. Es decir, que Villar ha iniciado un camino sin retorno, pues Michel Platini nunca le va a perdonar lo que le ha hecho y está por ver que la FIFA le retire el expediente que puede acabar con él, aún antes de que Blatter abandone la presidencia.
El pasado mes de marzo, Villar era reelegido vicepresidente de la FIFA, cargo que ostenta desde el año 2000. Siempre muy unido y vinculado a un Blatter, cuya gestión se ha desvelado como más que sospechosa, ha gozado del estatus que conlleva su cargo durante más de 14 años. El Confidencial, durante un especial publicado en 2014 sobre diferentes cuestiones oscuras de la RFEF, ya informó de los beneficios que le ha reportado durante este tiempo ser uno de los hombres de confianza del actual presidente de la FIFA: constantes viajes por todo el mundo, importantes dietas por el cargo que aún ostenta…
Blatter anuncia su dimisión. EFE
La amenaza de los patrocinadores
El Confidencial informó sobre el dinero ingresado por Villar en concepto de dietas, una importante cantidad que presumiblemente dejará de percibir porque tras las próximas elecciones dejará de ser vicepresidente. En 2002, la dieta diaria ascendía a unos 350 euros y este periódico desveló que el mandatario español no las declaraba en España, ni las que cobraba de FIFA ni las de UEFA (también es vicepresidente) por los viajes de representación que realizaba como dirigente de ambos organismos. En aquel trabajo de investigación se desvelaban más detalles que no dejaban en buen lugar al presidente de la RFEF.
Defensor a ultranza de las buenas prácticas de la FIFA, ha quedado retratado en las últimas jornadas, cuando la porquería que inunda todos sus rincones están al descubierto. En el complejo proceso abierto contra el organismo y su turbio funcionamiento, Ángel María Villar deberá declarar, según se supo la semana pasada. El dirigente español siempre ha hecho una encendida defensa de Blatter y la FIFA, sobre todo de su Comité Ejecutivo, del que forma parte y al que ha colocado en los altares como ejemplo de buen funcionamiento. “Amo este deporte y quiero a la FIFA, pero a los que más quiero son a mis compañeros del Comité Ejecutivo. Hemos oído críticas, pero la FIFA es limpia, hace las cosas con honestidad y trabaja por el fútbol y por el mundo”, manifestó hace unos años.
Una de las claves para entender la decisión de Blatter de dar un paso al costado es la presión que han ejercido los potentes patrocinadores que sustentan la FIFA con decenas de millones de dólares. Son ellos los que mantienen en pie el fútbol mundial y a la sede del organismo futbolístico han llegado mensajes inquietantes que hablaban de la retirada del patrocinio por parte de importantes marcas. Algunas, como Coca-Cola y Visa, ya habían enviado señales, pidiendo que se trabajara de verdad para luchar contra la precariedad laboral de los trabajadores que están construyendo infraestructuras y estadios en Qatar. Cuando el escándalo de corrupción hizo temblar el fútbol mundial, patrocinadores como VISA, Hyundai, Adidas o McDonald’s ya avisaron de que se replantearían su vinculación con FIFA. No conviene olvidar que Sony y Emirates decidieron no renovar su vínculo a finales de 2014.
Joao Havelange y Blatter, en una imagen de archivo (EFE)
Blatter no se marchó con Joao Havelange
Joseph Blatter, que hace apenas cuatro días fue reelegido presidente de la FIFA, anunció de forma sorprendente su «punto y final» a un cargo donde lleva 17 años, y que se ha visto salpicado por una serie de sospechas y escándalos, remarcados por la detención de siete de sus directivos. La concesión a Rusia y Qatar de las sedes mundialistas para 2018 y 2022 ha marcado el devenir de su último mandato, iniciado meses después de la votación en diciembre de 2010 y rodeado de polémicas desde el primer momento, ya que quien pretendió ser su contrincante en las elecciones de 2011, el catarí Mohamed Bin Hammam, acabó inhabilitado por intentar comprar votos. Alejado de las acusaciones de este y de las renuncias forzadas en 2013 de miembros de su Ejecutivo por recibir pagos injustificados de los derechos audiovisuales, como el paraguayo Nicolás Leoz o el brasileño Ricardo Teixeira e incluso su predecesor en el cargo, el brasileño Joao Havelange, Blatter se ofreció hace meses como la mejor opción para seguir en la presidencia.
Incluso dos días antes de la última reelección, la FIFA se vio convulsionada por la detención de madrugada de siete altos responsables de la institución en Zúrich por presuntos cargos de corrupción, cuando se encontraban en el hotel donde se alojaban para participar en el congreso. Se trataba de una operación ordenada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, coordinada con el FBI y la agencia tributaria, que trajeron consigo acciones legales contra nueve directivos de la FIFA y cinco empresarios implicados en una presunta trama de corrupción.
Entre ellos, estaban dos vicepresidentes de la FIFA, el uruguayo Eugenio Figueredo y el caimanés Jeffrey Webb; así como el expresidente de la Conmebol, el paraguayo Nicolás Leoz. Desde diversos medios y entidades (incluidas políticas) se pidió la paralización de la elección del presidente, a lo que Blatter se negó, e incluso el presidente de la UEFA, el francés Michel Platini, mostró el respaldo del fútbol europeo al príncipe jordano Ali.
Villar junto a Blatter disfrutando de una copa en su visita a la sede de la FIFA. EFE
Villar, el vicepresidente más antiguo de la FIFA
ada frenó la celebración de un Congreso donde Blatter fue reelegido para un quinto mandato. En su posterior comparecencia, dijo sentirse «capaz» de afrontar la renovación de la FIFA, de combatir los casos de corrupción, con fuerzas para llevar todo ello. Pero, ahora, ha dicho adiós. Lo hará tras la celebración de un Congreso Extraordinario donde se elija el nuevo presidente; y mientras él seguirá al frente de forma interina, aunque de haberse marchado la presidencia podría haber recaído precisamente en Villar, el vicepresidente más antiguo. Pese a no haber dicho los motivos del sorprendente adiós, todo hace indicar que las múltiples nuevas presiones llegadas, los anuncios de incluso pensar en boicotear el Mundial de Rusia 2018, y posibles nuevas actuaciones judiciales, el cerco que cada vez le aprisionaba más, le han podido.
Cuatro días después, lo que parecía una nueva victoria de Blatter, con su continuidad al frente de la FIFA, casi queda relegado a una anécdota, a un querer alargar en exceso la agonía de su presidencia. El suizo lleva vinculado a la FIFA desde 1975, siendo secretario general de 1981 a 1998, año en que fue elegido presidente. Aunque pensaba salir de FIFA junto a Havelange, varias federaciones le animaron a optar y ganar la presidencia contra el sueco Lennart Johansson -entonces presidente de la UEFA-. Años después, en vísperas de su primera reelección, sus opositores ya le acusaron de comprar votos y de llevar a la organización a una dictadura. Fue en 2002 en Seúl. El camerunés Issa Hayatou, hoy todavía en el Comité Ejecutivo, fue su rival, el único que hasta hoy le ha disputado el despacho. Blatter ganó con una autoridad –139 votos de 197 posibles– y apagó aquel incendio, que llevó al despido de su secretario general, Michel Zen-Ruffinen, después declarado persona non grata para la FIFA.
Investigar el caso y fortalecer su Comisión de Ética, formada desde entonces por un órgano de investigación y otro de decisión, aunque de momento no parece tener el efecto deseado. Hace meses el presidente de la cámara de investigación, el exfiscal estadounidense Michael J. García, dimitió después de que su informe sobre Rusia y Qatar no se publicara íntegramente y de que el órgano de decisión cerrara el caso sin encontrar irregularidades. Precisamente, Ángel María Villar está expedientado con motivo de este asunto y esta vez no podrá dar la espantada, tal y como nos tiene habituados a hacer en España.
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