4 reglas salvan la vida de un niño en un incendio

Mía Burbano, de 8 años, conoció por primera vez a un bombero. El uniformado visitó su Escuela Padre Cayetano Tarruell, en el centro de Guayaquil.

Los 100 estudiantes se sentaron en el césped sintético del patio para aprender dinámicas sobre las reacciones oportunas ante un incendio en la casa.

Mía comprendió que en esos casos debe mantener la calma y avisarle a su madre.

La capacitación que los menores recibieron es parte del programa educativo “Semana de prevención de incendios y otros riesgos” para actuar frente a una situación de emergencia.

Los estudiantes usan en clases el cuaderno de prevención de incendios y otros riesgos.

Issam Eskandar, quien es bombero voluntario de la institución, explicó que uno de los errores recurrentes es ocultarse en los baños, desesperarse y salir corriendo ante esta emergencia.

Para evitar que esto suceda, él explicó las cuatro reglas básicas de supervivencia: mantener la calma, agacharse, buscar la salida y avisarle a un adulto.

“Lamentablemente, los niños se esconden debajo de la cama o en baños, donde se asfixian con el humo”.

Desde 2013, el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil y la Fundación española Mapfre promueven el programa. Inicialmente las charlas las recibían niños de cinco a 12 años. Actualmente el proyecto social se amplió para atender a la población menor de cinco años, que van al jardín de infantes.

El subteniente Wilson Gómez aseguró que participaron 10.000 niños por año. “Recorremos escuelas particulares y públicas del cantón en la actualidad”.

Gómez explicó que los niños, al ser reproductores de información, llevan sus conocimientos a la casa y así aprende el resto de la familia.

“Cuando ellos sean grandes contarán con una cultura de prevención. No solo en temas de fuego, sino sobre sismos y otras emergencias”.

Sacha, de 8 años, de tercer grado, aprendió en la capacitación la utilidad de tener un extintor dentro de casa.

“Me enseñaron que sirve para apagar el fuego y evitar que se haga más grande”.

Los estudiantes obtuvieron material didáctico, que fue distribuido por la Fundación Mapfre.

Los textos de 23 páginas contienen advertencias sobre los peligros a los que se exponen cuando dejan las velas encendidas y se duermen, tapar las lámparas con ropa, dejar la computadora encendida y jugar con cables y aparatos eléctricos.

El documento incluye ejercicios que deben resolver para reforzar lo aprendido en las charlas.

La psicóloga de la unidad educativa, Sara Yépez, comentó que los conocimientos mencionados permitirán que los pequeños conozcan las formas de reaccionar. También perderán el temor ante una situación como esa.

Antes de que finalizara la jornada, sonó la sirena del carro del Cuerpo de Bomberos. El grupo etario sonrió.

Los ojos de los niños se abrieron de la sorpresa cuando ingresó un bombero con su casco y caminaba lentamente por el pesado traje que usan para contrarrestar el fuego.

Él abrió la palanca de la manguera que arrastraba y esparció el agua por los aires. Los alumnos gritaban: “¡Que nos mojen! ¡Que nos mojen!”. Y mojados fueron. (I)