34.582 personas con discapacidad mejorarán su inserción laboral

José Antonio Vera tiene 30 años y es un DJ sin límites. Usa su boca para girar las perillas de su consola y con su barbilla o con la cabeza toca los botones y las teclas de su laptop. El joven, que nació sin brazos y piernas, impulsa su diminuto cuerpo para moverse hasta los controles y hacer sus mezclas: desde reggaetón hasta cumbias, para poner a bailar al público.

Ayer lo demostró y fue el centro de los flashes en la firma simbólica de 355 convenios de cooperación con gobiernos autónomos y organizaciones de la sociedad, que realizó el Ministerio de Inclusión Económica Social (MIES) en Guayaquil. El acuerdo permitirá implementar servicios de calidad para la atención de 34.582 personas con discapacidad moderada, grave y muy grave en los 40 distritos.

José Antonio por 20 minutos hizo que jóvenes con síndrome de Down y con otras discapacidades físicas e intelectuales subieran al escenario para bailar al ritmo de la cumbia “El Ciclón”.

Según la viceministra del MIES, Soledad Vela, para la firma de estos acuerdos se destinó una inversión de $ 14’098.556.10.

Participaron la Fundación Sin Barreras (Funsiba), Hilarte, Centro diurno Mi razón de Vida y la Fundación Huerto de los Olivos.

“La atención a este grupo es un reto. Estamos fortaleciendo la implementación del modelo social que permitirá reforzar el desarrollo de habilidades de este grupo para promover su inclusión laboraly productiva”.

Agrega que con este modelo se busca trabajar en coordinación con las empresas de los sectores público y privado.

En Ecuador, 7 de cada diez personas con discapacidad están en una edad económicamente activa. De ellos, 2 de cada 10 están incluidas en lo laboral, según el Ministerio de Trabajo.

José Antonio lleva 10 años como DJ y recibe el bono Joaquín Gallegos Lara. Reconoce que el Gobierno apoya mucho a las personas con discapacidad. “Es bueno porque nosotros también tenemos mucho talento”.

Driana Heras, directora de la Fundación Sin Barreras (Funsiba), asegura que la firma de estos convenios es necesaria e importante.

“Si no tuviéramos esta ayuda del Estado al trabajar en conjunto, no pudiésemos superar las barreras que existen. Ellos tienen derecho”.

El lugar alberga a 50 personas con discapacidad en las modalidades de atención en casa de acogida y en los centros diurnos. “Buscamos que las personas no vean la discapacidad que tienen sino el arte que poseen”.

Las fundaciones presentaron orquestas musicales, una galería de fotos y emprendimientos que tuvieron a sus integrantes como protagonistas. Precisamente, Vela añadió que como parte del modelo social, fomentarán el desarrollo de planes de vida individuales y de los que están a su cuidado. Además de promover el arte y cultura como un mecanismo de aprendizaje y desarrollo humano.

Diana Alcívar, quien nació con síndrome de Down, asiste diariamente al centro diurno Mi razón de Vida.

Este lunes presentó una danza y fue la primera en bailar las cumbias del DJ José Antonio.

Lo mismo hizo Gabriela Cabrera, quien tiene una discapacidad intelectual del 78%.

Su madre, Carmen, de 65 años, quien la cuida, espera que su hija sea incluida en una empresa. “Ella es muy capaz. Deseo tanto que le den la oportunidad”. (I)