Visita del Médico del Barrio alivia el dolor de Amado

Una bandera blanca cuelga de la ventana de la casa de Amado Aveiga, quien recibe por sorpresa la visita de un equipo del Médico del Barrio cuando se dispone a dirigirse a la tienda de su vecindario en el suburbio de Guayaquil.

Sentado en su sillade ruedas saluda a la doctora de Medicina General Integral, la técnica de atención primaria y la enfermera del centro de salud Isla Trinitaria 3 del Ministerio de Salud Pública (MSP), a quienes hace pasar a la sala de su hogar.

Allí la galena Estefanía Salas hace algunas preguntas: ¿Cómo se siente? ¿Se está alimentando correctamente? Amado responde de forma asertiva, mientras le toman la presión arterial y le miden la glucosa.

El chequeo se completa al examinar sus pulmones con ayuda de un estetoscopio y de evaluar el estado del muslo izquierdo de su cuerpo.

Hace seis meses fue embestido por un camión cuando se movilizaba en su moto y perdió su pierna izquierda.

Sin embargo, Amado no ha perdido las esperanzas de volver a caminar con ayuda de una prótesis y trabajar para aportar en su familia.

Desde junio su caso fue identificado por el MSP y no solo recibe atención médica sino también apoyo emocional por parte de las profesionales.

Incluso Salas dijo que ellas estuvieron durante su proceso de duelo para aceptar su discapacidad.

El equipo visita la casa de Cesáreo Villamar, de 61 años, quien está al cuidado de su hijo Douglas. (foto)

Durante la visita del equipo del Médico del Barrio, Amado no es el único en ser atendido en su hogar.

Su suegra Delia, de 64 años, considerada dentro del grupo vulnerable, también es beneficiaria. Ella recibe medicación por la hipertensión que sufre. Además, uno de sus hijos es observado por escoliosis.

Según Salas, se trata de atención integral. “Nos interesa que la familia se encuentre saludable, por eso nos preocupamos por el entorno en el que viven”.

Hasta la fecha han visitado 53 casos vulnerables y 97 del grupo prioritario.

En Ecuador, hasta ahora, se han realizado 283.319 atenciones a pacientes vulnerables y prioritarios.

Ese mismo día deben recorrer más de 15 cuadras para visitar otra vivienda, cuyas paredes de madera y caña resaltan ante las casas aledañas de cemento.

Cuando llegan son recibidas con un estrechón de manos por Cesáreo Villamar, de 61 años, quien cuida de su hijo Douglas, un joven con el 83% de discapacidad. El chico sufre de epilepsia y quedó con un comportamiento de un niño de 10 años al haber sido golpeada su cabeza con una piedra.

Para Cesáreo la estrategia lo ha ayudado a mantener con un buen estado de salud a Douglas.

“Que vengan hasta mi casa me permite tenerlo mejor controlado con las medicinas y la alimentación”. (I)