Una de las claves del éxito en la lucha contra el cáncer radica en el diagnóstico precoz. O, expresado a la inversa, uno de los motivos que explica las dificultades en afrontar algunos tumores es que se suelen detectar tarde, en fases avanzadas, cuando su abordaje es mucho más complejo.
Un ejemplo de ello es el cáncer de ovario, la cuarta causa de muerte por cáncer en españolas tras el de pulmón, mama y colon. Si se ataja en los estadios iniciales -cuando apenas se manifiesta con síntomas o son inespecíficos-, el éxito es enorme (el 94% de supervivencia medida a los cinco años). Pero esto solo sucede en uno de cada cinco casos. La gran mayoría (70%-80%, según los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, SEOM) se diagnostican en una etapa avanzada de la enfermedad, cuando ya ha dado la cara, por lo que la supervivencia media ronda el 44%.
Ello explica los esfuerzos en encontrar un método de cribado que permita el diagnóstico precoz fiable, algo similar a lo conseguido con la mama (mamografías) o colon (sangre en heces y posterior colonoscopia). Investigadores del University College London han anunciado este lunes en el Journal of Clinical Oncology una técnica que logra identificar la enfermedad en el 86% de pacientes con cáncer de ovario epitelial (el más común, entre el 85%-90% de los casos) mediante un simple análisis de sangre. La tasa alcanzada duplica los resultados actuales. En el trabajo se analizaron más de 46.000 mujeres. «Son unos resultados muy prometedores”, comenta Josep Alfons Espinar, coordinador de la oficina de cribado del Plan Director de Oncología de la Generalitat catalana.
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La prueba perfecciona un procedimiento anterior que también se basa en la detección de una proteína (CA125, asociada a este tumor) en el torrente sanguíneo y que arroja un resultado muy poco específico. Para buscar la neoplasia se usa como referencia la presencia de una determinada cantidad de la proteína (35 unidades de actividad enzimática por mililitro). Pero con frecuencia hay mujeres por encima del umbral que no han desarrollado el tumor, y, al contrario, pacientes por debajo del listón y afectadas por la enfermedad. Es una técnica que, en distintos ensayos, no ha arrojado una fiabilidad superior al 41% o 44%. Ni siquiera alcanza la mitad de aciertos, por lo que se ha desechado como posible herramienta de cribado.
Los investigadores del UCL, por el contrario, no buscan una foto fija, sino poder interpretar cómo las oscilaciones en la cantidad de proteína en la sangre pueden indicar que hay un tumor activo. Para ello han desarrollado un algoritmo que mide variables relacionadas con la edad de las mujeres, los niveles originales de CA125 o cómo evoluciona su presencia a lo largo de sucesivos análisis. El patrón obtenido se compara con los resultados en pacientes enfermas y en casos control para estimar el riesgo de padecer el tumor. En este caso, la identificación alcanza tasas del 86%.
Los datos hechos públicos forman parte de un ensayo mucho más ambicioso (UK Collaborative Trial of Ovarian Cancer Screening, UKCTOCS, con más de 200.000 mujeres implicadas) que pretende ir más lejos. No solo aspira hallar una fórmula fiable para la detección precoz, también comprobar si el adelanto del diagnóstico es de tal calado que se traduce en una reducción de la mortalidad.
Josep Alfons Espinar recuerda que ha habido ensayos previos en los que ya se consiguió adelantar el diagnóstico (mediante la combinación de la estrategia de la detección de CA125 en sangre -la foto fija- y la ecografía trasvaginal). Sin embargo, no se rebajó la mortalidad, por lo que el National Cancer Institute estadounidense tumbó esta opción como prueba de diagnóstico precoz.
Ahora, los resultados que han trascendido del ensayo a gran escala permiten ser optimistas. «El empleo de una estrategia de detección precoz basada en un perfil individual de CA125 mejora significativamente la detección comparado con lo que hemos visto en ensayos de cribado precedentes», relata Usha Menon, uno de los principales responsables del ensayo UKCTOCS.
El investigador añade que en las pacientes a las que se ha detectado el tumor a través del nuevo procedimiento, experimentado ya en 13 hospitales británicos en el transcurso del ensayo, «los datos de operaciones innecesarias y complicaciones se mantuvieron en los márgenes aceptables». Pese a ello, «deberemos esperar a finales de año para completar el análisis final del trabajo y determinar si los tumores detectados de esta forma se identifican lo suficientemente pronto como para salvar vidas», añade.