Pregunten antes de disparar: Aduriz y Landa, fusilados por sus falsos desaires al himno

Al igual que las desgracias, las polémicas nunca vienen solas y siempre hay quienen las aprovechan para retozar como cerdos en el barro. Tras la pitada al himno de España durante la final de Copa que Athletic y Barcelona disputaron en el Camp Nou, donde las mayores críticas se centraron en las sonrisas del presidente de la GeneralitatArtur Mas, y del delantero del equipo rojiblanco, Aritz Aduriz, el ciclista alavés Mikel Landa se convirtió en protagonista por permanecer en el podio del Giro de Italia con la gorra puesta mientras sonaba el himno español en honor a Alberto Contador, quien, por cierto, acababa de enfundarse su segunda ‘maglia’ rosa, por más que él se adjudique tres. Sí, eso casi nadie lo critica, tal vez porque suena antipatriótico. 

Y efectivamente, Mikel Landa fue el único que no se quitó la gorra como manda el protocolo. Contador se llevó la suya al pecho, mientras que el italiano Fabio Aru, segundo en la clasificación, se llevó las manos y la gorra a la espalda en un claro gesto de respeto. Pese a su meritorio tercer puesto, el ciclista vasco fue objeto desde ese momento de numerosas críticas y reproches, especialmente en las redes sociales, donde su comportamiento se interpretó como un nuevo desaire al himno de España. Casi antes de que Mikel se bajara el podio de Milán, ya se hablaba más de él, que después de ganar cualquiera de las dos etapas del Giro, la primera nada menos que en Madonna Di Campiglio y la segunda en Aprica, tras subir el mítico Mortirolo.  

Pregunten antes de disparar: Aduriz y Landa, fusilados por sus falsos desaires al himno

Las disculpas de Mikel Landa por su «despiste»

«Fue un despiste. Estaba en mi mundo, allí en el podium al lado de Aru y Contador», explicó el ciclista alavés durante el recibimiento que le ofrecieron en su localidad natal, Murgia. «No lo hice con malicia y pido disculpas si alguien se sintió ofendido», añadió Mikel, en un gesto que no sólo le honra y le dignifica como persona, sino que deja en mal lugar a todos los bocazas que se cebaron con él y quisieron ver una afrenta donde sólo hubo un descuido más o menos importante, aunque seguro que sacado de contexto por su condición de vasco.

Y curiosamente algo parecido le sucedió al mencionado Aduriz, ‘cazado’ por las cámaras de televisión sonriendo cuando en el Camp Nou sonaba el himno español, aunque la estruendosa pitada no dejó que éste se escuchara. A diferencia de Artur Mas, quien en el palco y junto al Rey Felipe VI no sólo se regodeó con los silbidos, sino que en ningún momento intentó explicar que no fuera lo que pareció, el delantero del Athletic también fue víctima de una confusión que, al igual que a Landa, le costó un injusto aluvión de críticas.     

En un medio cuyo nombre es mejor ni pronunciar, se podía leer sobre Aduriz que «no sé si por no ir convocado con la Roja (por mucho que se lo proponga el ariete nunca será una estrella) o por propia genética bastarda, sonreía encantado mientras se producía una ofensa a millones de españoles. Aduriz, como futbolista, además de mediocre, siempre ha sido un cobarde. Como persona (mejor, como personaje) demuestra ahora ser un miserable. Así las cosas un servidor, que firma con nombre y apellidos sus artículos, es decir, que da la cara y responde por lo civil y por lo militar de cuanto escribe, le dice clarito clarito al jugador guasón y malnacido del célebre equipo de los leones: “mira, niñato, si tú te ríes de España, yo me cago en tu puta madre». Sobran comentarios y falta mucha educación y respeto, además de cerebro.

Pregunten antes de disparar: Aduriz y Landa, fusilados por sus falsos desaires al himno

Aduriz sonreía a su familia, no se reía de la pitada

Al igual que un día después ocurrió con Mikel Landa, a Aritz Aduriz se le disparó antes de preguntar. El jugador del Athletic se acercó a varios periodistas para comentarles que ninguna de las interpretaciones que se dieron eran correctas y que sólo estaba intentando mandar un saludo a su familia, que estaba ubicada en la grada y a la que -ya es casualidad- localizó justo en ese instante. Es decir, que el donostiarra en ningún momento pretendió desmerecer el himno de España o alegrarse por los silbidos del Camp Nou. Pero da igual, al igual que Landa, Aduriz fue fusilado al atardecer y sin tambor. 

Landa se disculpa por no sacarse la gorra durante el himno: "Fue un despiste"

El corredor alavés del equipo Astana

Mikel Landa

se refirió este martes a la polémica generada tras

no descubrirse

durante la interpretación del himno español en el podium del Giro de Italia y aseguró que, si no se quitó la gorra, fue por

un «despiste»

y que no lo hizo con malicia.

«Fue un despiste. Estaba en mi mundo allí en el podium al lado de Aru y Contador. No lo hice con malicia y pido disculpas si alguien se sintió ofendido» dijo tras su llegada a su localidad natal de Murgia (Álava).

El corredor del Astana, que acabó en tercer lugar en la ronda italiana, recibió un homenaje en su ciudad natal al que asistieron medio millar de personas.

Contador está sorprendido, pero aprende de Simeone y ya va etapa a etapa

No, no se resintió Alberto Contador de la caída de este viernes. Había muchas dudas sobre cómo iba a afrontar una contrarreloj tan exigente como la que llegaba a Valdobbiadene, con casi 60 kilómetros y subidas muy empeñativas. Pero cuando se montó en su bici y empezó a pedalear, nadie se acordaba de la innecesaria caída de Jesolo. Demostró que es el mejor ciclista de este Giro y como principal candidato al título que es, se encargó de dejar muy encarrilada la definitiva maglia rosa en la contrarreloj, con el lujo de conseguirlo antes de que llegue la montaña.

Este sábado, la corsa duerme soñando con Madonna di Campiglio, uno de los puertos más míticos de la historia italiana, allí donde Marco Pantani encontró una bajada hacia los infiernos de la droga. El ciclo del Giro ha dejado para las últimas siete etapas las grandes cimas de los Alpes, que se plantean espectaculares, tremendamente interesantes, como todas las etapas anteriores. Más incluso, ya que lo que hemos vivido estos días, porque incluso los días que se esperaban tranquilos han sido sensacionales.

«Ha sido una gran y agradable sorpresa -dijo Contador- lo sucedido en la crono al recuperar la maglia rosa de líder. A pesar de los problemas físicos he regulado bien en todo momento. Desde el comienzo las sensaciones han sido buenas, aunque en la primera parte no fui demasiado rápido, pero el viento cambió y poco a poco fui aumentando la velocidad. Desde el comienzo tuve buenas referencias de como iba la carrera y tras doblar a Mikel Landa a mitad del trazado me encontré más motivado y seguro. Estoy contento con el resultado. El objetivo inicial era conseguir la última camiseta rosa y vamos a luchar hasta el final, aunque todavía falta mucho, mucha montaña hasta Milán. Será el día a día el que marque la situación de como esta la carrera»

Sin embargo, Alberto Contador se ha encargado de que el Giro se esté acabando antes de lo previsto. Fue ganando tiempo a Fabio Aru poco después de que el maglia rosa de este sábado partiese. Pero es que pasada la media hora de carrera, Contador dobló a Mikel Landa, que salió tres minutos antes que él. Aru no es que no recuperase terreno, sino que lo perdía más y más.

Cruzó la meta Vasil Kirienka y se puso líder con un fantástico tiempo de 1:17:52, y fue el único corredor que pudo bajar de 1:18. El único que se acercó a ese registro en todo momento fue otro español, Luis León Sánchez, que se quedó a doce segundos. Y de repente, cuando se estaban acabando los kilómetros y las referencias colocaban a Contador lejos del triunfo, terminó rozando la victoria con 14 segundos de diferencia sobre el bielorruso. 

Lejos, muy lejos, llegó Fabio Aru, por detrás de Mikel Landa, otro de Astana, como Dario Cataldo, que se hundieron en la crono y se alejaron de los primeros puestos. Aru cambió otra vez su rostro alegre y sonriente del viernes por el del jueves, que era de agotamiento, de encontrarse exhausto. No dio ninguna buena sensación, se vio superado por el recorrido y con miedo a las curvas con la lluvia que había en el asfalto.