Fecha29.04.2015 – 11:57 H.
Las pitones son un tipo de boa constrictora, por lo que matan a sus presas por asfixia. Mediante esta técnica de caza pueden acabar con presas casi tan grandes como ellas, e incluso más pesadas. Una vez logrado el objetivo, las tragan enteras e inician una larga digestión.
Es el caso de esta serpiente, que tras comerse un aligátor tuvo que reposar casi una semana. La digestión completa duró siete días, aunque a los cuatro ya quedaba poco del reptil original.
Gracias a los rayos X podemos ser testigos de todo el proceso, tal y como informa la web IFLScience.
Día 1
El aligátor es perfectamente visible en el interior de la pitón, con la calavera a la izquierda.
Día 2
Parece que todo sigue igual, pero los órganos de la serpiente comienzan a funcionar a todo trapo. El corazón, el hígado, los riñones y el intestino incrementan su tamaño hasta el doble para ayudar a digerir semejante almuerzo.
Día 3
Comienza a apreciarse la digestión. O mejor dicho, el esqueleto de la presa empieza a dejar de ser visible.
Día 4
La serpiente ha logrado digerir la mayor parte del animal antes de que este se pudra. A estas alturas sólo queda la piel y los huesos.
Día 5
Apenas queda nada de un reptil que fácilmente supera los 100 kilos de peso.
Día 6
La digestión prácticamente se ha completado.
Día 7
Ya no queda ni rastro del aligátor. Es hora de buscar una nueva presa.