El Barça presenta a hurtadillas su nueva y polémica equipación

El FC Barcelona y la firma deportiva Nike presentaron ayer el diseño de las nuevas camisetas para la próxima temporada. El club azulgrana lo hizo mediante un comunicado oficial a las diez de la mañana de un domingo, el día después de ganar la Liga y de la fantástica y merecida despedida a Xavi Hernández. Es decir, que la presentación de la camiseta fue de tapadillo. Curioso, la verdad. Sobre todo teniendo en cuenta las declaraciones de Josep Maria Bartomeu el pasado 3 de mayo en una entrevista en TV3. El presidente del Barça afirmó hace sólo tres semanas que no podía desvelar cuál sería el nuevo diseño, pero que Nike lo haría a finales de mes con toda la fanfarria: “Nike no nos permite decirlo porque será una presentación a nivel mundial. Un evento realmente espectacular a nivel mundial seguido por muchos países”. El evento espectacular planetario ha quedado reducido a un comunicado un domingo a las diez de la mañana el día después de ganar la Liga y tras la despedida a un mito.

La confirmación casi a hurtadillas de la nueva equipación obedece a la controversia surgida por el uso de las franjas horizontales, en lugar de las verticales, en la primera camiseta. Desde que el pasado mes de diciembre se filtró el diseño, gran parte de la afición expresó su malestar en las redes sociales. En sus 115 años de historia jamás el primer equipo ha lucido otra cosa que no sean rayas verticales, lo que se interpretó como una sumisión hacia Nike y una traición hacia las esencias del club. En el acta fundacional del Barcelona, de 1899, quedó escrito que las rayas debían ser “perpendiculares”. En los estatutos del club no se dice nada al respecto, pero es evidente que la decisión es de la firma comercial, que no ha tenido en cuenta en absoluto la tradición del Barça.

Josep Maria Bartomeu

Un acuerdo «desfasado», según Bartomeu

Se da la circunstancia, además, de que la Junta de Bartomeu está intentando cerrar, antes de que acabe su mandato y convoque elecciones, el nuevo acuerdo con Nike. Según Bartomeu, en declaraciones a TV3 el 3 de mayo, la firma les pagaba “50 millones largos por temporada”, pero admitía que el acuerdo estaba “desfasado” teniendo en cuenta lo que Adidas pagaba al Manchester United: 940 millones por diez años. “El Barça es un equipo pionero, un club moderno y yo estoy muy satisfecho con Nike, aunque el acuerdo ha quedado desfasado y se debe actualizar. Nike debe seguir haciendo una apuesta por el Barça. Estamos negociando; si no puede ser ahora, después del verano”, afirmó.

Lo que Nike ha dejado ya claro es que son ellos los que deciden cómo vestirá un club centenario como el Barça la próxima temporada. Y si hay que romper con 115 años de tradición, se rompe. Presentarla en un día como el de ayer, desde luego, tampoco es ni mucho menos el “evento realmente espectacular a nivel mundial” que anunció Bartomeu.

El Sevilla, una máquina de ganar

No contento con sus andanzas en Europa, el Sevilla muestra una ambición incontenible también en la Liga. El equipo de Emery es una máquina casi perfecta, que tiene aprendida la lección y en la que todos sus engranajes funcionan con precisión suiza. Lo mismo rinde Vitolo que Denis Suárez. Lo mismo Kolo que el lesionado Pareja. Da igual que juegue Reyes o lo haga Aleix Vidal. Gameiro o Bacca.

El Sevilla responde siempre. En especial en Nervión, donde acumula ya la friolera de 34 partidos sin perder. El conjunto andaluz resalta por su pegada, descomunal, y su fiabilidad. En espera de lo que haga el Valencia hoy ante el Granada en Mestalla, recupera la cuarta plaza.

Vino a ayudarle un Rayo de muy buenas maneras y pocas maneras defensivas. Algo de sobra conocido en el grupo que dirige Paco Jémez, que muere con sus ideas. Incluso no alinear a Bueno. Además, tuvo la mala suerte de que se le lesionara Amaya a los 13 minutos, fundido ante la primera carrera del rápido Gameiro. La adelantada defensa del Rayo fue una invitación a las carreras del francés, un bólido sin precisión, atento siempre a los pases filtrados de Reyes y Banega. No marcó Gameiro, pero tuvo hasta tres claras ocasiones para hacerlo. Se encontró con Toño, soberbio.

Tras un fantástico primer tiempo, Emery se permitió el lujo de acabar el partido con jugadores como Aspas y Deulofeu, que apenas han contado en los últimos éxitos del equipo. El Sevilla fue una apisonadora en el primer tiempo y luego se relajó, lo que permitió que el Rayo, al que a veces da gusto jugar, gozara de muchas ocasiones para marcar al menos un gol. La cuestión es que el encuentro se convirtió en un auténtico correcalles. El Sevilla llegó a plantarse hasta en tres ocasiones en oleadas frente a Toño, que se hartó de hacer paradas para evitar una goleada de escándalo. Por ejemplo, ante Reyes, Gameiro, Denis Suárez o Deulofeu, que se plantaron en sus narices con el balón controlado y en carrera.

Mientras hubo partido, el Sevilla mostró su capacidad en jugadas como la del primer gol. Un pase al hueco de Reyes para aprovechar la irrupción de Diogo. El centro atrás del portugués lo metió en la portería Iborra, sabiamente reconvertido ya a delantero. Curioso el caso del valenciano, irrelevante en el pivote, majestuoso en la mediapunta, donde sorprende por su técnica y visión de juego. Mientras Toño amargaba a Gameiro, el Sevilla acabó con el choque en el minuto 42. Otra buena combinación y centro al área de Denis Suárez que remató Carriço con precisión. Alcanzado el objetivo, el Sevilla se relajó.

Resultó increíble que no hubiera goles en la segunda mitad. El Rayo atacó con un descaro casi suicida y el equipo andaluz aprovechó para intentar aumentar su ventaja al contragolpe. Lo mismo fallaba goles increíbles Kakuta que Toño seguía con su exhibición. Un partido loco, sin mando, ya decidido, donde Emery se encontró con la enésima buena noticia para sus intereses: Sergio Rico se está haciendo un gran portero.