Qué tan rápido hay que ascender en un trabajo
Qué tan rápido hay que ascender en un trabajo. Al principio de una carrera la mayoría debe acostumbrarse primero a la vida laboral y al trabajo. Pero en algún momento puede que uno se dé cuenta de que los demás hacen carrera mucho más rápido. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Con 30 años ya son jefes de sección o jefes subalternos y con 40 ya ascendieron a la dirección. Uno siente que es el único que no avanza. Pero, ¿sigue siendo una carrera rápida y ascendente el objetivo de la vida laboral hoy en día?
Simone Kauffled, de la Universidad Técnica de Brunswick, dice que durante mucho tiempo se creía que hacer carrera era ascender vertiginosamente.
«Según esta idea, en grandes empresas, uno debería haber alcanzado el primer nivel a más tardar promediando los 30», dice la profesora de psicología social y laboral. Hoy en día, añade, las cosas ya no son tan rígidas y con 50 años uno aún se puede convertir en responsable de grupo.
También Thomas Rigotti, de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, considera que el hecho de que desaparecieran las jerarquías hace que ya no sea tan habitual hacer una carrera recta ascendente.
Lo rápido o lo lento que se avance depende del campo laboral en el que uno se desempeñe, pero también de las propias preferencias respecto del tiempo libre y la familia.
«Pero lógicamente hay carreras en las que en algún momento se cierra la puerta», dice el profesor de psicología laboral y económica. En la ciencia, por ejemplo, hasta la jefatura de cátedra en su mayor parte se ofrecen puestos por plazos limitados. Y además son pocos. «Así que en esos casos es bueno tener un plan B, porque es difícil de planificar».
Convertirse en directivo ya no es la única meta
Según Kauffeld, hoy en día ya no se trata de hacer carrera como directivo, sino que existen además carreras de expertos, de responsables de proyectos o, en grandes empresas, incluso sindicales. Y en muchas empresas las carreras de expertos no son peor pagadas que las de directivos.
Gracias a los equipos que se organizan por sí mismos y a las formas de trabajo ágiles es posible detectar diferentes papeles. «En este sistema, uno puede tener durante unos años un papel directivo y luego durante unos cuantos años no, porque tienen prioridad otras cosas», dice Kauffeld. Eso, sin embargo, no significa que uno nunca más va a ocupar un puesto de directivo.
«El mantra del crecimiento constante ya no se puede cumplir», dice Rigotti. «Pero eso no nos hace más felices, porque estamos orientados hacia tener siempre en mente un crecimiento». Incluso en buenas situaciones el ser humano tiende a aspirar a más y a compararse. Después de todo, el césped del vecino siempre es más verde.
Kauffeld considera que es mejor o, al menos, más saludable, compararse con uno mismo. Es decir, reflexionar: ¿qué alcancé? ¿cómo evolucioné? ¿qué objetivos logré o debo adaptar dinámicamente?
«Pregúntese qué tan importante es para usted una carrera realmente», aconseja Rigotti. Quien quiera ascender, puede tomar a otros de modelo. Por ejemplo, aprendiendo qué hacer para llegar hasta allí, ya sean formaciones adicionales o certificados.
«Uno debería tener una idea de hacia dónde quiere ir, qué quiere alcanzar», dice Kauffeld. Y en ese sentido analizar qué es lo que a uno le hace feliz. «Para algunos es más importante y gratificante valorar lo alcanzado, desarrollarse horizontalmente asumiendo nuevas tareas, comprometerse socialmente o dedicarse a un hobby apasionante en la vida privada».
Networking, mentoring, coaching
Rigotti considera muy importante el «networking» para impulsar una carrera. Las ferias laborales, las jornadas y los congresos son buenos lugares para conectarse con personas del mismo entorno laboral por fuera de la empresa. «También puede ser bueno buscar un mentor o una mentora», dice Rigotti.
Muchas profesiones se transformaron o se están transformando por la digitalización. En ese caso vale la pena analizar qué será relevante en unos años y prepararse para ello. Eventualmente, puede ser interesante cambiar de empresa, para adquirir otras capacidades.
No siempre es necesario ir hacia arriba, sino que también es posible evolucionar hacia los lados. Un cambio de trabajo, por ejemplo pasar de una empresa a una consultora, contribuye a modificar las propias perspectivas. También puede ayudar en esos casos recibir asesoramiento de terceros que alcanzaron sus propias metas.
Pero siempre es importante mantener el equilibrio. «Hay personas que exageran con la propia optimización y están atrapadas en una constante autorreflexión», dice Kauffeld. Por eso aconseja planificar horarios fijos para las cuestiones laborales y no romperse todos los días la cabeza por la carrera personal.