Presidente Vizcarra afirma que la disolución del Congreso de Perú es «lo mejor para el país»
El presidente de Perú, Martín Vizcarra, afirmó este viernes 4 de octubre que decidió disolver el Congreso pensando en «lo mejor para el país», ya que considera que esa medida permitirá terminar con la confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo.
En una visita de trabajo a la ciudad amazónica de Pucallpa, el gobernante reconoció, en su primera actividad pública desde que ordenó el cierre del Congreso y la celebración de nuevas elecciones, que los últimos días «han sido difíciles», pero aseguró que todas las decisiones se tomaron «pensando en lo que es mejor para el país y para todos los peruanos».
«Tenemos un enorme potencial y este no se desarrolla porque la clase política no se pone a la altura de las circunstancias para trabajar y dedicarse con exclusividad a los verdaderos problemas», remarcó.
Vizcarra, que el jueves tomó juramento a su nuevo gabinete de ministros, reiteró que usó sus prerrogativas constitucionales para cerrar el Congreso, que era dominado por la oposición fujimorista.
«Quiero ratificar desde aquí que todas esas decisiones han sido tomadas respetando escrupulosamente a nuestra democracia y Constitución», enfatizó ante autoridades y empresarios que asisten al Consejo Empresarial de la Amazonía.
En la noche del jueves, miles de personas convocadas por organizaciones civiles, políticas y sindicatos marcharon en apoyo a la disolución del Congreso, que celebraron como «un triunfo popular».
«Y ya cayó, y ya cayó, el fujiaprismo ya cayó», corearon en alusión a los integrantes de los partidos Fuerza Popular de la excandidata Keiko Fujimori y Aprista del fallecido expresidente Alan García, que ahora encabezan la facción de congresistas que se niega a aceptar la disolución.
Este grupo, que todavía no ha logrado movilizar ninguna marcha de apoyo, tuvo una jornada muy apagada.
Sus representantes, desde el Palacio Legislativo donde acudieron como miembros de la Comisión Permanente, se limitaron a criticar a los nuevos ministros como «cómplices del golpe de Estado», pero su actitud era cada vez más de desaliento. (I)