La imposición de la ceniza une generaciones

“Polvo eres y el polvo te convertirás”, repitió el padre Alfredo Velasquez, a los fieles que acudieron a la Iglesia Santa Teresa de Jesús, en el sector de La Mariscal (norte de Quito).

Una connotada expresión que se repite cuando el sacerdote dibuja la señal de la cruz en la frente con un rastro de ceniza.

El acto se celebra dentro del tradicional Miércoles de Ceniza, que anuncia el inicio de la Cuaresma, es decir, los 40 días en los que los católicos se preparan para la Semana Santa.

«¿Para qué se inicia la Cuaresma? Para llegar a la Semana Mayor y llegar a la Pascua con Jesús», expresó el padre a los 700 fieles que se dieron cita al acto religiosos.

Ante la concurrencia, cuatro ministras apoyaron al padre para frotar la ceniza a los feligreses.

En Ecuador, se festeja después deCarnaval. Es así que miles de fieles acuden a los templos para recibir la marca de la ceniza que es producto de la incineración de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior.

Algunas parroquias untan la ceniza mezclada con agua, en otras frotan del polvo que queda en las yemas de los dedos. En el acto religioso también se observan diferentes simbologías.

Dibujar la cruz en la frente representa el sentido de reconocer la mortalidad que necesita ser redimida por Dios y el color morado en la túnica del padre, que representa la penitencia y arrepentimiento.

En esta jornada, la Iglesia Católica insta a sus seguidores para que se plieguen en oración y -de ser el caso- cumplan ciertos sacrificios como el ayuno y la abstinencia, no solo el Miércoles de Ceniza, sino cada viernes hasta la llegada del Domingo de Resurrección.

El ayuno consiste en consumir una sola comida al día, mientras que la abstinencia se basa en no comer carne. Remigia Hurtado (68 años) inició la jornada privándose de comida durante todo el día. Dijo que en su lugar tomará agua de anís con galletas. «El ayuno purifica nuestras almas», expresó la fiel.

La misa es propicia para reunir generaciones. Sebastián Suasnavas (58 años) trajo al festejo a su hija Lucila (31 años) y a su nieta, Romina (5 años). «Quiero que continúen la tradición. Mi hija vino a misa desde que nació», comentó el católico.

«Quiero que se mantenga la costumbre de que mi familia reciba la ceniza y conozca los valores que promueve la religión católica», expresó.

Este acto religioso se celebró en las Iglesias de la capital, entre ellas Carcelén, Carapungo, Quito Norte, Cotocollao, San Blas, La Florida, San Bartolo, entre otros sectores. Las últimas misas se ofrecerán a las 18:00 y 19:00. (I)