Las botellas de plástico de todos los tamaños no van a parar a la basura común en casa de Alexandra Ruiz, de 57 años. Ella las separa y las acumula en el patio.

Lo mismo hace con los cartones que quedan cuando compra algún electrodoméstico o recibe regalos en cajas.

Hace tres años la mujer, junto con sus hijos y su madre, decidió reciclar los desechos sólidos que se generaban en su hogar. “Los fines de semana y cuando se realizan fiestas en la casa es cuando más reciclo. No se desperdicia nada. Aquí está prohibido botar todo tipo de plástico”.

En un día Alexandra recibe $ 1,50 por 50 envases de plástico. Mientras que por los cartones, $ 1,00. Al mes obtiene hasta $ 20 por su actividad. Lo que gana lo invierte para vender hielo o helados en su casa. Incluso, le ha permitido pagar uno de los servicios básicos, el agua.

Los recipientes de cloro, suavizantes y ambientadores que usan para las tareas de su hogar también los almacena y luego los lleva hasta los centros de acopio más cercanos a su sector.

Centros de reciclaje

De acuerdo con el Ministerio del Ambiente, en el país se realiza un levantamiento de información respecto a los centros de reciclaje de gestores ambientales. Hasta la fecha registra 72 sitios para residuos no peligrosos y residuos especiales enmarcados en Responsabilidad Extendida del Productor (REP).

Existen 47 lugares para residuos no peligrosos, estos corresponden a centros tecnificados de reciclaje de residuos sólidos que no revisten ningún riesgo y que actualmente están operativos. En Guayas se concentra el mayor número de estos establecimientos.

En el centro de reciclaje “Giccy”, ubicado en Portete y la Cuarta, llegan a diario 100 personas que cambian sus desechos por dinero. Los fines de semana hay mayor movimiento. “Hay quienes vienen pasando un día o cada mes. Muchas de las personas me dicen que gracias al reciclaje hoy sus hijos son profesores de la Espol”, cuenta la propietaria Jiccy Vélez.

Asimismo, en el punto de acopio “Karlita”, en Manabí y 6 de marzo, 150 personas acuden día a día a vender sus desechos. Al ingresar colocan la funda o sacos sobre una enorme pesa que arroja la cantidad y el valor que recibirán.

Patricia Caiche, dueña de este negocio, asegura que las botellas de plástico y cartón es lo que más recicla. En un día llegan hasta 500 kg de politereftalato de etileno (botellas PET) y una tonelada de cartón.

Juan Arreaga, de 54 años, hace cinco años clasifica la basura. Al mes recibe $ 15 dólares por los envases que lleva. “Todo lo que genero en casa lo traigo y lo que pagan me ayuda en la economía de mi hogar o incluso para poner gasolina”.

La basura sólida hoy también tiene valor para la familia de Silvia Sornoza. Desde hace tres años, con sus tres hijos separa todo lo que es botellas y artículos de plástico. “Cuando llenamos uno o dos sacos los aplastamos y los llevamos a uno de los puntos. Recibo $ 10”.

Asegura que además de ganar dinero, su acción ayuda a cuidar el medio ambiente y evita que este tipo de residuos plásticos lleguen a los ríos y mares del país.

Cuidado a la tierra

Edwin Jiménez, coordinador de Ingeniería Agrícola y Biológica de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Espol, explica que el éxito del manejo de los desperdicios es la separación. Es decir, que se diferencian los residuos que son putrescibles (orgánicos +-70 %) y los que se pueden reutilizar (plásticos, cartón, vidrio, papel, latas +- 20 %) y lo que se debe considerar basura (+- 10 %)”.

Agrega que se reduce la generación de carbono ya que el número de contenedores de basura disminuye significativamente porque solo tienen que llevar a los botaderos el 10% de los desechos. De esta manera estos lugares tendrían una vida útil mayor y no se requeriría de nuevas áreas para depositarlos.

Xavier Salgado, de Medio Ambiente Sustentable, recuerda que antes era más rentable para las familias el reciclaje, pero ahora esos valores han bajado. El kilo de plástico antes estaba en $ 0.90 y ahora se lo comercializa en $ 0.50 centavos.

Sin embargo, reconoce que cualquier incentivo generará un impacto económico, social y ambiental.

En la actualidad en Guayaquil existen máquinas que dan desde pasajes hasta entradas para el cine a cambio de botellas PET. “Entre más incentivos le dan al ciudadano más se contribuye a fomentar el reciclaje”. (I)