Fallos que provocas tú a tu coche sin saberlo
Fallos que provocas tú a tu coche sin saberlo. Si alguna vez has sufrido averías en tu coche, seguro que te has encontrado buscando un taller por tu zona más cercana. Hay quienes se preguntan cuáles son las averías más comunes y que puedes solucionar en un taller, pero lo que no sabes es que algunas de ellas se producen por provocarlos nosotros mismos, especialmente por una mala práctica. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Algunas averías de tu coche son por un mal uso
Con todo, es importante saber qué averías son las más frecuentes en nuestros coches así como las posibles soluciones que existen, ya que esto nos ahorrará un buen importe del gasto realizado en los talleres. Esto no es por otro motivo que porque en ocasiones hacen de una avería insignificante que nosotros mismos podríamos arreglar, un problema crítico que nos compromete a pagar un elevado precio de reparación.
Sin embargo, también es verdad que más allá de un uso continuado o de una rotura por una utilización prolongada, lo cierto es que algunas roturas y daños vienen porque nosotros mismos las hemos causado, pero de las que a veces no nos damos cuenta o, directamente, no lo sabemos.
Es más; estas situaciones podrían haberse evitado en muchos de estos casos si con anterioridad a las que son las inspecciones técnicas, las de la ITV, se hubiera realizado una revisión completa en un taller mecánico. Es ahí cuando comprobamos que hay algunas circunstancias que aparecen por fallos nuestros.
Cuáles son
Con todo, los conductores estamos llenos de vicios y costumbres. Muchas de ellas pueden provocar averías importantes que, siguiendo una serie de consejos y buenas prácticas, se pueden evitar. Es así que estas, en la mayor parte de las veces, nos pueden costar mucho dinero y tiempo, a veces por daños evitables.
Porque sí, incluso el modelo más fiable puede fallar más que cualquier otro si no se utiliza de una forma adecuada. Ya sea un coche de combustión convencional, uno híbrido, híbrido enchufable, 100% eléctrico… si no tenemos cuidado nos puede salir a malas.
Acelerar demasiado con el coche frío
No se trata de cosas que hagas a posta, muchas de ellas serán por descuido o por simple desconocimiento, pero no por ello van a dejar de afectar a numerosos componentes de tu vehículo. Una de esas averías del coche pueden darse por acelerar demasiado con el vehículo frío.
Y es que el coche es una máquina y necesita ‘entrar en calor’ para funcionar bien, sobre todo por lo que respecta al aceite, que debe coger la temperatura óptima y, además, unos segundos para rellenar todos los huecos donde debe actuar. Si no le das ese margen provocarás un desgaste innecesario del propulsor, pudiendo acortar su vida útil hasta un 50% y provocar roturas en sus componentes.
Llevas el coche demasiado desahogado
Se dice que un motor está ahogado cuando hay exceso de combustible en la cámara de combustión. Recordemos que la combustión es una oxidación violenta de un combustible (carburante) en presencia de oxígeno (comburente).
Ahí, la mezcla estequiométrica es la proporción ideal de oxígeno y gasolina recomendada para tu motor. Cuando hay demasiado combustible en esta mezcla, se dificulta la combustión. Es entonces cuando tan contraproducente es llevar el coche muy arriba en revoluciones como pecar de quedarse corto, algo que puede afectar tanto al catalizador como a la válvula EGR y a los filtros de partículas por acumulación de carbonilla. La manera de evitarlo es intentar circular siempre en la zona media del tacómetro.
Mayor desgaste del embrague
Esta, con seguridad, es una de las averías que más se producen en tu coche, y por las que es más frecuente que lleguen al taller. Y es que, si en un semáforo mantienes pisado el pedal del embrague, provocas un mayor desgaste del sistema de embrague.
Esto es porque, aunque tengas pisado el pedal a fondo, siempre se produce cierto rozamiento en sus partes internas, afectando tanto al disco como, sobre todo, a las piezas que actúan sobre él. La solución pasa por dejar el coche en punto muerto y sin pisar el embrague en esas circunstancias. Evitarás ese desgaste y tu pierna izquierda estará más descansada.
Ten en cuenta el pedal del freno en las bajadas
Por su parte, pisar mucho el pedal del freno puede tener tres consecuencias: aumentar el desgaste de los discos y pastillas, provocar posibles deformaciones en los discos -algo que generaría fuertes vibraciones en el volante al frenar- y deteriorar el líquido de frenos -ofrecerá una menor resistencia a la fatiga.
En esas, la solución pasa por utilizar marchas cortas -por ejemplo, baja en tercera velocidad en vez de en cuarta- cuando afrontes una bajada prolongada. Además de hacer trabajar menos a los frenos, tendrás un mayor control sobre el vehículo al tomar las curvas.
Ignorar los testigos del motor
Tampoco conviene ignorar ni posponer ningún testigo que se encienda del cuadro, ya que este estará indicando el mal funcionamiento de algún elemento, ya sea del propio elemento en sí o del sensor en cuestión que esté estropeado.
Así pues, ignorar estos avisos provocará que el problema se agrave, y con ello la factura de su reparación, por no decir que el riesgo de sufrir un accidente según cuál sea el elemento afectado. Muchas pueden ser las averías en función del testigo encendido; puede tratarse desde una obstrucción del FAP, válvula EGR… hasta una pérdida de presión de aceite como consecuencia de un nivel bajo o un sensor que esté ofreciendo una lectura errónea