En hogares y en hospitales se sufre por las víctimas de coronavirus; sentidos mensajes se difunden en redes sociales
El silencio desolador de las calles de Guayaquil se ve acompañado de tristes despedidas durante el vigente toque de queda por la epidemia de coronavirus. Las redes sociales se han convertido en la plataforma para unir oraciones, enviar mensajes de condolencias y trasladar un abrazo virtual en los intentos por calmar el dolor de quienes pierden a seres queridos.
En varios casos, los familiares padecen la partida de sus seres queridos en sus domicilios, en el camino a hospitales o en salas de casas de salud.
La ministra de Gobierno, María Paula Romo, aseguró que en tres días, entre el 24 y el 26 de marzo, se recogieron 100 cadáveres en domicilios, “algunos” con coronavirus, otros con males respiratorios que pudieron haber tenido o no el virus, y por diversas razones ajenas a la epidemia.
A esos se suman quienes padecen en clínicas. Marco Guananga Mayorga, de 69 años, falleció el pasado 26 de marzo en un hospital, tras una neumonía que se inició con síntomas relacionados con coronavirus.
El viernes 20, personal de ese centro le pidió guardar reposo en su hogar, ya que solo estaban ingresando a casos más graves. Tres días después, el paciente, quien era doctor, empeoró y fue hospitalizado de urgencia. El panorama se agravó y no pudo recuperarse.
“Lo recordamos como un buen padre amoroso, excelente esposo y abuelo, responsable y solidario, porque ayudó a mucha gente en su profesión de médico”, dijo Diana, quien hasta ayer desconocía los resultados de la prueba de COVID-19 tomada a su padre.
Hay episodios desalentadores. Otra familia vivió una pesadilla al localizar una ambulancia para Carlos, otro adulto mayor. En dos clínicas les dijeron que no contaban con respiradores disponibles y al ir hacia el tercer centro, el paciente ya no tenía signos vitales.
En otro caso, Jorge, quien se dedicaba a la gasfitería, falleció tras sufrir una neumonía grave. Su caso llegó a un centro de salud y al hospital del Guasmo, pero no fue hospitalizado ya que ese centro estaba colapsado, le dijeron galenos que le recomendaron tomar medicinas y estar en reposo en casa.
El martes pasado, Jorge murió en compañía de allegados, que luego vivieron horas de desesperación, ya que las autoridades demoraron casi un día con el levantamiento del cadáver.
En audios compartidos a colegas, el comunicador Olmedo Méndez les contaba de su dificultad respiratoria, fiebre y malestar general del cuerpo. Un día antes de su muerte se le tomó el examen del coronavirus, pero fue tarde, no resistió Olmedito, quien fue recordado con mensajes en redes.
El comunicador murió en su hogar con síntomas de COVID-19. Su colega Wilson Castro lo recuerda como servicial, entusiasta, defensor del desprotegido. “El cubría lo que era la Corte (de Justicia), un caballero”, contó.
Asimismo, Efraín Luna, docente de Comunicación de la U. Católica, compartió una galería de fotos en Facebook para rendir homenaje a la catedrática Antonieta Onofre. En el muro de Luna se dieron casi 200 mensajes de añoranzas y pesar ante el repentino deceso. “Es triste no poder acompañarla en el último adiós”, escribió Esther Arroba. Otros exalumnos la recordaron por su nobleza, amabilidad y alegría.
En el ámbito de la salud, reconocidos galenos se han despedido en medio de esta epidemia. El pediatra Ricardo Alcívar Zambrano falleció tras batallar con el COVID-19 en una clínica. También, las aulas de clases se enlutaron con el fallecimiento del médico y catedrático Nino Cassanello Layana.
Un episodio similar vivió Víctor Hugo Peña, periodista del canal Ecuavisa, quien hace unos días presentó síntomas de coronavirus y padeció los estragos en su casa a la espera de una ambulancia.
“Necesitamos una ambulancia para su mamá que también se contagió de coronavirus”, clamó Nelly Bravo, una de sus familiares al dar la noticia, la tarde del viernes último.
Así, mientras las calles descansan del trajinar de peatones y autos, la desesperación de familiares aumenta. Ellos claman ayuda en la red social Twitter. La noche del 26, un ciudadano pedía al gobernador Pedro Pablo Duart y al vicepresidente Otto Sonnenholzner atención para una allegada. “Tengo a mi suegra en una ambulancia recorriendo todas las clínicas de Guayaquil desde las 4 de la tarde, incluido el IESS, y no hay una sola cama disponible; qué hago, ¿dejo que muera en la ambulancia?”, reclamó el familiar.
El tuit se viralizó y Duart le dijo que coordinaría la ayuda. Los pedidos siguen.
Mensajes en redes sociales
Gabriela, sobrina del pediatra Alcívar: “Tú nos recibiste a todos mis primos en este mundo. Y nos mantuviste reunidos siempre en torno a tu mesa. Ahora tu bondad te lleva a protegernos desde el cielo. Descansa en paz, querido tío”.
Diana Holguín, exalumna de Antonieta Onofre: “Muy carismática a la hora de enseñar y se ganaba el cariño de sus alumnos, incluso fuera del aula. Que Dios la tenga en su gloria”.
Diana, hija de Marco Guananga: “Lo recordamos como un buen padre amoroso, excelente esposo y abuelo, responsable y solidario, porque ayudó a mucha gente en su profesión de médico”.
Nino A. Cassanello, hijo del doctor Cassanello: “Hasta siempre, ‘Ñañito’. Te amo mucho. Vives en los 7, en cada amigo, en cada alumno y en cada paciente. Vives en el Vernaza, en tu libro, en la ‘Escuelita’, en el hipódromo. Vives como viven los que tuvieron carácter. Hasta siempre, papá”.
Teresa Arboleda, compañera de Víctor Hugo Peña: “No hay manera de explicar la tristeza y la impotencia ante la pérdida de un compañero, víctima de esta pandemia”.
Henry Carrascal, colega de Olmedo Méndez: “Un auténtico soldado y obrero del periodismo radial de Guayaquil. Extremadamente amable y bondadoso. Dios te guarde, querido Olmedito”.