Ecuador presenta a un candidato al Nobel
El presidente Lenín Moreno le llamó dos veces para felicitarle por su candidatura al Premio Nobel de Medicina y Fisiología. Es el primer ecuatoriano nominado para esa categoría. Tiene Ph.D en Ciencias Agrícolas por la Universidad Agraria de La Habana, Cuba, masterado en Ciencias de Agricultura Tropical Sostenible, y es ingeniero agrónomo por la Universidad de Guayaquil. Ángel Llerena Hidalgo, quevedeño, se escucha emocionado por esta distinción mientras conversa con este Diario sobre el tema y la investigación en el país.
¿En qué consiste su trabajo nominado para el Premio Nobel?
Descubrimos el uso de una alternativa agroecológica para el control de la Sigatoka negra (Pseudocercospora fijiensis) en el cultivo del banano, con la utilización de agua ozonificada. Es decir, generamos ozono con una máquina de 5, 10 y 500 gramos, que se conecta al sistema de riego y elimina el hongo causante de esa enfermedad. Tenemos cinco años de trabajo en esta investigación y hace tres se aplica en cinco bananeras que exportan hacia los mercados europeos, asiáticos y estadounidense.
¿Qué significado tiene su investigación para el mundo científico?
Está dirigida a los productores bananeros para que ya no utilicen químicos en el control de la Sigatoka negra en las plantaciones de banano. En este país, por ejemplo, se utilizan 5 millones de litros de fungicidas para luchar contra esa enfermedad endémica, que contamina ríos, acuíferos y esteros. Además afecta a la salud de los cultivadores de las bananeras.
¿Su metodología reduce los costos producción y aumenta el rendimiento del cultivo?
La metodología reduce el 40% el costo de producción porque no usa químicos, sino el equipo ozono que es más económico. Por ejemplo, un productor gasta 1.000 dólares al año por cada hectárea. El procedimiento que propusimos solo cuesta 600 dólares. Es decir, hay un ahorro de 400 dólares anuales. Además aumenta en un 25% el rendimiento.
¿Cómo afectan los fungicidas a la salud de los cultivadores?
Afecta al 70% de los trabajadores agrícolas. Ellos reciben las aspersiones en las fumigaciones con químicos. Estos no llegan a la fruta, pero sí a los trabajadores y a sus familiares. Tienen problemas de cáncer a la piel, leucemia y esterilidad. Las mujeres embarazadas tienen niños con malformaciones como labio leporino, por ejemplo. Este es un problema terrible en la producción de banano, pero a los productores no les importa y siguen vendiendo.
¿Cuáles son los beneficios de este procedimiento que usan desde hace tres años en algunas bananeras?
Hemos trabajado con pequeños agricultores, propietarios de 280 hectáreas. Ellos no han tenido acceso al crédito ni a tecnología. Y con este procedimiento el beneficio más importante es el ambiental. También el de la salud porque al no trabajar con fungicidas ya no se enferman. Gastan menos y tienen mayor rentabilidad. Ahora que tenemos la patente vamos a comercializar este invento con otros agricultores. A partir del 2020, la Unión Europea solo aceptará bananos orgánicos, sin químicos. Por eso, todos los productores locales de esta fruta tendrán que buscar esta tecnología.
¿Por qué su candidatura fue lanzada por la Universidad de La Habana y no por una institución ecuatoriana?
No todas las universidades latinoamericanas están en la lista del Comité noruego del Premio Nobel. No hay ninguna universidad ecuatoriana que tenga la capacidad para mocionar una candidatura para ese evento. Yo estudié mi doctorado en la Universidad Agraria de La Habana. Ellos me conocían y me invitaron a un congreso y allí expuse los resultados de la investigación.
El comité consideró que era importante el descubrimiento y tomaron la decisión de proponer la nominación para el Nobel con apoyo de la Universidad de México y de Honduras.
¿Cómo está Ecuador en investigación?
Estamos muy mal y falta apoyo. Para tener un idea: los países vecinos invierten del 1 a 1.5% del PIB en investigación, las naciones desarrolladas el 8%, y nosotros el 0.1%.
¿Por qué no tenemos muchos investigadores en este país?
Es un rubro que exige mucho dinero y hay pocos que se dedican a la investigación. El principal problema es que no hay apoyo económico y los equipos son muy costosos. Por ejemplo, un espectofotómetro cuesta 200 mil dólares, otros 40 mil y 80 mil. Yo he manejado esos aparatos en mi posgrado fuera de Ecuador.
Pero en el Gobierno anterior se suponía que había recursos para la investigación. Incluso se creó el satélite Pegaso que hizo un papelón internacional y que fue una propaganda.
En el anterior Gobierno se desmanteló el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP). Fue mal manejado e intervenido por la política. Por eso perdió credibilidad y le quitaron sus recursos. Ojalá en este nuevo régimen, que anuncia trabajar por el agro, haya beneficios para investigar en ese campo.
Esta es una nación agrícola pero no se aprovechan sus recursos ni mejora la calidad de vida de los campesinos. ¿Qué hacer frente a esa situación?
Necesitamos programas serios para desarrollar la agroindustria. Por ejemplo, hay 101 productos de banano que podrían obtenerse, pero en Ecuador solo hay tres: el banano fruta, el banano deshidratado y las compotas de banano. En cacao hay más productos, pero no los suficientes. Tenemos dos o tres fábricas con capital extranjero que desarrollan la industria, mientras la mayoría está afuera y nos vende sus productos con materia prima ecuatoriana. Requerimos más apoyo del Gobierno y del sector privado.
¿Imaginó que algún día haría un descubrimiento como este?
Tengo 25 años en investigación y me dedico cuatro horas al día a esta actividad. Sí, pensé que alguno de los proyectos pudiera ser premiado, como ha pasado en Cuba o México. Pero, realmente, no imaginé que pueda ser candidato a un Nobel.
¿Qué dice su familia de la postulación?
Mi esposa y mi hijo están contentos, creen que es una recompensa a los años y horas invertidas en el trabajo de investigación. He sacrificado tiempo con mi familia, pero eso ha servido para mantenernos unidos. (I)