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Los yanomami, los humanos con más variedad de bacterias

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El microbioma de un grupo de indios aislados del exterior muestra que han desarrollado resistencia a los antibióticos

El estilo de vida occidental mata las bacterias del cuerpo

En su camino de progreso, los occidentales no solo están acabando con la vida que les rodea, también con la que llevan dentro. Una comparación entre el microbioma intestinal de estudiantes en EE UU y miembros de dos comunidades de Papúa Nueva Guinea (Oceanía) muestra que los papúes tienen mayor diversidad de bacterias. Las servidumbres del estilo occidental, con su higiene, su dieta o sus antibióticos, están llevando a la extinción a organismos que, en la mayoría de los casos, llevaban cientos de miles de años conviviendo con nosotros.

Un número creciente de biólogos sostiene que cada ser humano es en realidad un holobionte (de todo y vida, en griego) formado por el humano y su microbioma. No en vano, dentro de cada uno hay un kilo y medio de bacterias: unos 100 billones de microbios agrupados en centenares de especies. La mayoría llevan con nosotros desde que bajamos del árbol. Las hay en la piel, en los genitales, en la boca y, en especial, en el aparato digestivo donde, en un complicado equilibrio, hacen la mayor parte del trabajo que transforma la comida en nutrientes, alimentándose de los que el cuerpo no se necesita.

Sin embargo, los humanos actuales, en especial los occidentales, ya no son los mismos. La Revolución industrial y las revoluciones que la siguieron (la del transporte, la sanitaria, la del consumo o la homogeneización cultural) han creado un estilo de vida que es hostil para las bacterias. Lo bueno del progreso es que ha acabado con muchas de las infecciones de origen bacteriano en las sociedades avanzadas. Lo malo es que está atacando a las bacterias que, como organismos simbióticos, vivían por y para los humanos.

Los ocidentales tienen un 15% menos de diversidad bacteriana que los habitantes de Papúa Nueva Guinea

La última prueba la acaban de obtener un grupo de microbiólogos americanos y australianos que han estudiado el microbioma intestinal de un grupo de estudiantes de una universidad estadounidense con el de dos grupos de papúes, comprobando que los primeros tienen ecosistemas bacterianos más pobres que los segundos.

«Los individuos de Papúa Nueva Guinea alojan un promedio de 224 especies, mientras que los residentes en EE UU tenían una media de 197», dice el biólogo de las universidades de Alberta (Canadá) y Nebraska (EE UU) y coautor del estudio Jens Walter. «Si lo expresamos en porcentaje, se puede decir que los residentes estadounidenses tiene un 15% menos de diversidad», añade.

Con la ayuda de microbiólogos australianos y papúes, Walter y su equipo de investigadores llegaron hasta dos comunidades rurales en la ya rural Papúa Nueva Guinea. De las tierras altas de Goroka, seleccionaron a una veintena de adultos del pueblo de los asaro. De las llanuras de Madang, a otros tantos de entre los sausi. En ambos casos, bondades de la occidentalización como el agua corriente, recogida de basuras o retretes aún no han llegado. Su dieta es mayoritariamente vegetal, rica en fibra pero reducida a la batata, taro o plátano que cocinan al aire libre. Solo ocasionalmente comen carne o pescado.

El microbioma de los papúes es más homogéneo entre cada uno de ellos

Como grupo de control, los investigadores reclutaron a un grupo de estudiantes de la universidad de Nebraska. La mayoría, salvo dos, no eran estadounidenses. Los había de varios países latinoamericanos, asiáticos y algún africano. A pesar de su diversidad de origen todos encajan en lo que se llamaría estilo de vida occidental.

Los biólogos tomaron muestras fecales de todos los participantes y realizaron un análisis genético para dibujar el microbioma intestinal de cada uno. Buscaban diferencias y coincidencias tanto de grupo como entre cada individuo. Identificar todas las cepas de bacterias por su huella genética es una tarea ardua que exige una secuenciación casi completa, así que usaron una técnica que permite catalogarlas en unidades taxonómicas superiores a la especie, como género, familia, orden…

Tal y como publican en Cell Reports, los científicos encontraron un total de 1.520 de estas unidades taxonómicas. Pero, mientras entre los papúes, su microbioma estaba formado por más de 1.250 unidades, entre los estudiantes la cifra se quedó en las 931. Además, entre los asaro y los sausi, sus microbiomas se superponían y eso que ambas comunidades distan entre sí unos tres días a pie.

Entre las especies detectadas, los autores del trabajo comprobaron que la mayoría de los papúes tenían al menos unas 45 que no aparecen en la microbiota de los occidentales. Al contrario, en los estudiantes solo detectaron cuatro especies que no salían en el análisis de las heces de los indígenas.

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Los asaro de Papúa Nueva Guinea tienen mayor diversidad bacteriana que los occidentales y su dieta rica en fibras es una de las causas. / Andrew Greenhill

«Un caso especial es el de la Lactobacillus reuteri, detectada en todos los participantes de Papúa Nueva Guinea pero ausente en los de EE UU», comenta la investigadora uruguaya y principal autora del estudio, Inés Martínez. «En los años 60, esta bacteria era frecuentemente aislada en los occidentales y en un número elevado, pero hoy en día apenas se detecta», añade. Entre las posibles razones para su desaparición podrían estar cambios en la dieta o algún factor que haya alterado su forma de dispersión.

También encontraron diferentes grados de abundancia de varias familias de bacterias. Al menos 25 familias y 45 géneros presentaban diferencias significativas en cuanto a su número entre occidentales e indígenas. Por ejemplo, la presencia del filo Bacteroidetes era mayor entre los papúes, mientras que el género Bifidobacterium era mayor en los estudiantes.

Otro dato que confirma el estudio es un fenómeno ya mostrado en trabajos anteriores. Aunque la diversidad de bacterias de los occidentales es menor, su microbioma es más diverso de individuo a individuo. Así, la microbiota de cada asaro o sausi es muy parecida a la de los demás miembros de la comunidad. En el caso de los participantes de EE UU, sus microbiomas diferían más entre sí.

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«Lo más interesante es que este patrón se observa de forma similar en todos los estudios hasta el momento que han comparado la microbiota de gente en sociedades industrializadas versus no industrializadas», recuerda Martínez. Distintos científicos han señalado a diversas causas de esta menor homogeneidad entre los occidentales, como la dieta o los distintos estilos de vida.

Para explicar este doble fenómeno de mayor diversidad y homogeneidad entre los no occidentales frente a los occidentales, los autores del estudio recurren a mecanismos ecológicos. Las bacterias están tan vinculadas a su huésped, que los cambios o continuidades en los humanos ayudan a explicar el destino de estos microbios.

«Nuestra hipótesis propone que un mecanismo importante por el que esto puede ocurrir es la mayor dispersión de bacterias entre las personas en sociedades no industrializadas», sostiene Martínez. Las sociedades occidentales han levantado barreras contra esa dispersión en forma de mayor higiene, tratamiento del agua, antibióticos… que han combatido muchas infecciones pero que, «como daño colateral, han provocado una menor dispersión de las bacterias simbiontes», añade la investigadora uruguaya.

Para los autores del estudio, con el estilo de vida occidental, existe el riesgo de que se pierdan bacterias que podríamos necesitar más adelante. «Si en el futuro identificamos bacterias que no son detectables en el Occidente, pero sí lo son en países no industrializados, y al estudiarlas vemos que tienen un beneficio a la salud, las podríamos administrar como probióticos a los occidentales», mantiene Martínez.

En todo caso, el estudio concluye recordando que, a pesar de las diferencias detectadas entre la microbiota de los asaro, los sausi o la veintena de estudiantes venidos de varios países, todos comparten entre el 87% y el 97% de las bacterias fundamentales.

En esta noticia

Documento: ‘The Gut Microbiota of Rural Papua New Guineans: Composition, Diversity Patterns, and Ecological Processes’

Un centro para el mejoramiento genético del maíz y el trigo

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El Centro de Investigación para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (Cimmyt) nació en 1966 en México. Su objetivo es desarrollar nuevas y mejores variedades de cereales que puedan ser distribuidas mundialmente, sobre todo a los países en vías de desarrollo. Antes de su inauguración, durante el Gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) el Ejecutivo mexicano había pedido ayuda a la Administración de Estados Unidos para incrementar la producción de trigo. Mediante un acuerdo entre la Fundación Rockefeller y el Gobierno de México, el científico estadounidense Norman Borlaug llegó al país para trabajar con investigadores y agricultores locales en el desarrollo de un gen que acortase el tamaño del trigo. Logró así variedades de tallo robusto, resistentes a la roya (la enfermedad más común) y que rendían más que los cultivos tradicionales.

Foto:Saúl Ruiz
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En la década de los cincuenta, las nuevas variedades de trigo desarrolladas por Norman Borlaug sirvieron para que México consiguiese ser autosuficiente en el abasto de esta semilla. Diez años después fueron exportadas a la India y a Pakistán, donde contribuyeron a salvar de la hambruna a millones de personas y a incrementar la producción nacional (revolución verde). Borlaug ganó el Premio Nobel de la Paz en 1970, fue científico y líder de investigación sobre trigo en el Cimmyt hasta 1979 y después ejerció como consultor del centro hasta su fallecimiento, en 2009. En la imagen, clasificación de semillas de trigo según su morfología en el Cimmyt.

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«En términos resumidos, Cimmyt es responsable de que se produzca suficiente maíz y trigo en todo el mundo de una manera sostenible, para que los actores de la cadena (el productor, el que vende tortillas…) puedan tener un ingreso y, al mismo tiempo, que se den condiciones de seguridad alimentaria», explica el director adjunto de la organización, Bram Govaerts (Bélgica, 1978). Mientras que en las décadas de los sesenta y setenta se buscaba el aumento de la producción, en la actualidad la meta es más compleja: alto rendimiento, menor impacto al medioambiente, estabilidad de rendimiento e ingreso para el productor. El Cimmyt tiene en marcha cinco programas: el de mejoramiento del trigo, el de mejoramiento del maíz, el de recursos genéticos, el de socioeconomía y el programa global de conservación. El centro cuenta con oficinas regionales en diferentes países, entre ellos Afganistán, Irán, Pakistán, India, China y Etiopia. En México, el centro trabaja en colaboración con el Gobierno en el proyecto Más Agro, que alcanza a más de 200.000 productores. El programa, enfocado fundamentalmente en los Estados pobres del sur del país, tiene como objetivo modernizar de forma sostenible la agricultura tradicional, fortalecer la seguridad alimentaria, capacitar a los agricultores y transferir tecnologías al campo para que los pequeños productores obtengan rendimientos altos y estables, aumenten sus ingresos y contribuyan a mitigar los efectos del cambio climático.

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El objetivo de las nuevas variedades creadas en Cimmyt es que tengan mayor productividad, sean resistentes a las enfermedades del trigo (que no hagan falta fungicidas u otro tipo de químicos para controlar las plagas), toleren la sequía y el calor y, por último, que tengan la calidad necesaria para elaborar los diferentes productos. El español Carlos Guzmán es el responsable del Laboratorio de Calidad del Programa del Trigo. «Para que una variedad tenga éxito, el grano debe ser bueno para elaborar el producto específico en cada país. Analizamos los materiales del programa de mejoramiento y los clasificamos en base a su calidad: este es bueno para pan chapata, este para galletas, este para pasta… y así los distribuimos en diferentes territorios», explica. En el laboratorio se hacen varias pruebas: análisis físicos y químicos del grano, calidad de panificación y medición de la densidad y la elasticidad, entre otras.

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La calidad nutricional ha tomado importancia en los últimos años. La comunidad científica se ha dado cuenta de que el trigo, a veces, no tiene la suficiente calidad nutricional. «El objetivo es incrementar los niveles de hierro y zinc en el grano de forma natural, mediante mejoramiento genético», dice Guzmán. «En el suroeste asiático, que es la diana geográfica más importante para el programa del mejoramiento del trigo (donde hay mayor pobreza en personas que se alimentan de este cereal), más de la mitad de la población es deficiente en zinc, lo que acarrea problemas en el sistema inmunitario, desarrollo mental no completo en niños o tipos de anemias. En Occidente esto se soluciona cuando la industria molinera fortifica el grano. Sin embargo, en territorios con menos recursos, el agricultor recoge el cereal y se lo da de comer directamente a su familia».

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La huella dactilar de cada variedad de trigo se obtiene mediante una técnica llamada electroforesis. En ella se comparan diferentes variedades de trigo en una especie de retícula en donde cada columna es un tipo distinto de trigo y cada renglón es una proteína distinta del cereal. La retícula separa las diferentes proteínas y las organiza de acuerdo al peso molecular de cada una, dando por resultado un esquema distinto para cada uvariedad de trigo. Los esquemas que se obtienen mediante esta técnica se comparan con modelos ya conocidos de trigo para identificar características como resistencia a determinadas condiciones climatológicas o propiedades nutricionales presentes en la semilla.

Foto:saúl ruiz
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El Cimmyt analiza aproximadamente 4.000 líneas de germoplasma (semillas) al año y de estas, seleccionan las 50 mejores variedades para cada mega-ambiente. Los mega-ambientes son zonas geográficas con factores similares en cuanto a la producción agrícola. Así se define el tipo de grano de maíz necesario para, por ejemplo, obtener un determinado nivel de producción por hectárea. Los resultados de estos análisis se comunican a empresas y productores que emplean maíz o trigo en sus procesos de manera que puedan optimizarlos.

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Las fundaciones del magnate mexicano Carlos Slim y de Bill y Melinda Gates también han apoyado la labor del Cimmyt. En 2013, el centro inauguró nuevos laboratorios de biociencia y bioseguridad e invernaderos. Además se ampliaron y remodelaron los dormitorios para investigadores, pues una parte de ellos residen en las instalaciones. La Fundación de Carlos Slim aportó 25 millones de dólares para ese proyecto. Los Gates financian programas en terreno desde comienzo de la década del 2000. El Cimmyt se encuentra en la ciudad de Texcoco, a 45 minutos en coche del Distrito Federal, la capital del país.

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El banco de germoplasma de Cimmyt tiene la colección más grande en el mundo de semillas de maíz y trigo: 28.000 de la primera y 150.000 de la segunda. El 40% de las muestras que poseen es material mejorado en las estaciones del centro. «Todas las semillas del banco están en dos cámaras de refrigeración (a -1° centígrados en una y a -18° en la otra). Bajo estas condiciones la semilla puede estar viva durante más de 20 años en la primera, y más de 50 en la segunda», explica la Doctora Bibiana M. Espinosa García, responsable del banco. En este recinto se monitorea constantemente que la semilla siga viva. «No tiene sentido tenerla aquí y que al llegar al campo esté muerta, no produzca nada. Aquí garantizamos a nuestros clientes que los granos tienen más del 80% de germinación».

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El banco funciona como un proveedor para sus clientes. «Podemos distribuir semillas de los años sesenta que ya no existen en el campo, pero que se conservaron aquí. Cuando las siembran, se recuperan estas variedades», explica Bibiana M. Espinosa.»Nuestro deber como banco es mantener viva la semilla siempre y distribuirla a quienes la requieran para mejoramiento de estos dos cultivos, para alimentación y para agricultura». El banco de germoplasma recibe solicitudes de todo el mundo. Cada muestra que sale, debe ser repuesta con la regeneración de la semilla en terreno. «Nos gusta hablar del banco de germoplasma como un puente entre el pasado y el futuro, porque realmente lo es».

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El consumo de las necesidades de maíz y trigo ha aumentado durante las décadas. Se calcula que en el mundo, alrededor del 70% de las variedades de trigo sembradas tienen origen en Cimmyt.

Foto:Saúl Ruiz

“Las historias falsas de matemáticos atraen a más jóvenes que Euclides”

En el verano de 2006, Grigori Perelman se convirtió en el científico más famoso del mundo. Tenía que viajar a Madrid para recibir la medalla Fields durante el Congreso Mundial de Matemáticas que se iba a celebrar en agosto, pero nadie lograba encontrarlo. Cuando la periodista Sylvia Nasar (Rosenheim, Alemania, 1947) escuchó la historia dejó todo para dedicarse a encontrar al genio ruso que había resuelto la conjetura de Poincaré. Sospechaba que su desaparición solo podía significar una cosa: iba a rechazar el mayor reconocimiento que puede recibir un matemático. Nasar contó su proyecto al editor del New Yorker que acabó de engancharse al relato cuando supo que un matemático chino, ahora profesor en la Universidad de Harvard (EE UU), reclamaba parte del mérito de Perelman. Después de viajar a China y acechar al matemático en San Petersburgo durante días, “cuando ya había gastado 20.000 dólares del New Yorker y pensaba abandonar”, logró encontrar el refugio de aquel genio supuestamente loco que se negaba a contar su historia.

En 2006, había gastado más de 20.000 dólares en encontrar a un matemático cuando decidió abandonar la búsqueda

“Creo que finalmente decidió hablar conmigo, además de porque teníamos una traductora preciosa y encantadora, porque estaba interesado en John Nash”, contaba ayer Nasar en la Residencia de Estudiantes, donde unas horas después habló sobre los nerds como estrellas del rock en un acto organizado por el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT). Unos años antes ella había escrito Una mente maravillosa, la biografía de John Nash, un matemático esquizofrénico que se ajusta incluso mejor que Perelman a la pauta de extrema brillantez y falta de equilibrio mental. “No he leído el libro, pero vi la película”, reconoció el ruso en un gesto de normalidad que refuerza la impresión de Nasar la primera vez que le vio: “Tenía las uñas y el pelo largos, pero llevaba un traje y mocasines italianos, no era un eremita que se ocultaba en el bosque, pese a lo que se había escrito”.

La dimensión del logro de la periodista se puede valorar aún mejor si se tiene en cuenta el fundamentalismo con que el matemático rechazaba todo tipo de reconocimiento público. En 2010, el Instituto Clay de Matemáticas anunció que su resolución de la conjetura de Poincaré cumplía los requisitos para recibir el millón de dólares que esta institución se comprometió a otorgar a quienes resuelvan alguno de los problemas del milenio. Perelman lo rechazó.

Pregunta. ¿Por qué interesa tanto un tipo como Grigori Perelman?

Respuesta. No venir es lo que le hizo famoso. Tanto como resolver la conjetura de Poincaré. Tiempo después, el presidente de la Fundación Clay me llamó cuando le iban a dar el premio para que hablase con él. Yo sabía que lo iba a rechazar, porque había rechazado la medalla Fields, pero le dije que lo aceptase, por hacerle un favor a su madre. Pero le dio igual. Es lo que le hace fascinante para la gente. Hay una tradición de artistas, de gente que rechaza la sociedad, que son más puros que el resto de nosotros. Añade misterio. Además, admiramos a gente que puede rechazar cosas a las que nosotros no podemos ni imaginar aspirar.

P. Pero, ¿todos los genios tienen algo de locos?

En matemáticas puedes hacer cosas maravillosas cuando aún eres adolescente y eso les da romanticismo 

R. Hay muchos genios creativos que son como el banquero de al lado. John von Neumann era un poco así. Hablaba y tenía el aspecto de un banquero. Hay muchos ganadores de la medalla Fields o del Nobel y pocos son conocidos. Muy pocos despiertan ese interés fuera de su campo. Estamos interesados en gente que gana carreras, en los grandes deportistas, pero los que se convierten en megaestrellas suelen tener otra historia particular que los eleva sobre otros que tienen logros similares. Terence Tao ganó también la Fields el año de Perelman, pero pocos le conocen. Es un chico muy simpático, pero no se adapta a esa imagen del genio. Es muy normal.

P. El fenómeno de convertir a los nerds, a los empollones, en estrellas, ¿es moderno?

R. Hay un elemento atemporal. Siempre nos ha interesado la gente inusual, aunque hay elementos modernos. Vivimos en una sociedad de la información, así que las matemáticas y las ciencias relacionadas están directamente conectadas con otro tipo de éxitos como el éxito financiero y tienen un vínculo con nuestra vida diaria. Si piensas por ejemplo en Jim Simons, es un matemático que aunque no ha ganado la medalla Fields ha hecho aportaciones relevantes en geometría y tiene un fondo de inversión que está entre los más exitosos del mundo y está entre los 100 millonarios de la lista Forbes. Estas artes esotéricas como las matemáticas están asociadas a la riqueza.

Ahora las matemáticas y los matemáticos están asociados al éxito financiero 

P. Admiramos a los nerds, pero ¿queremos ser como ellos? ¿Esta imagen del genio poco adaptado socialmente, como Perelman o Nash, es positiva para los jóvenes a la hora de hacer atractivas las matemáticas?

R. Lo que me sorprende de la película Una mente maravillosa es que fueron muchos chavales jóvenes a verla. Y no fueron porque tuviesen interés en la enfermedad mental o ni siquiera en las matemáticas. Fueron atraídos por la imagen de Rusell Crowe en camiseta, y por sus amigos, estos jóvenes que se divertían y ligaban y no obedecían a convenciones. Creo que muchas de las historias exageradas o incluso falsas que se cuentan sobre matemáticos han hecho más por atraer a los chicos a las matemáticas que la geometría de Euclides. Interesa la acción, ser un ganador y ser joven. En el arte, cuando reconocen tu trabajo, ya estás en la mediana edad. En matemáticas y otras ciencias teóricas puedes hacer cosas impresionantes cuando aún eres un adolescente. Creo que es parte del romanticismo de estas historias.

P. ¿Cree que en realidad, pese a que renieguen de la fama, estos genios disfrutan de que se cuente su historia?

R. Hay un deseo universal de contar la historia propia, y ellos también lo tienen. Pero creo que son reticentes a hacerlo por una negación del yo, como los santos. Rechazar premios y reconocimiento es otro superpoder que produce admiración. Si lees cualquier relato de los encuentros de occidentales como H. G. Wells o Bernard Shaw con Stalin en Rusia, después de las purgas y las hambrunas, todos destacan su modestia, la austeridad de su vestido, de su comida, que no tiene riqueza personal. La idea de la persona santa que rechaza los placeres del mundo. Creo que la gente aspira a eso. Es un punto de honor para ellos. Nash una vez me escribió una nota, cuando ya había logrado un contrato para escribir el libro, en la que me dijo que iba contra sus principios buscar notoriedad personal y nunca cooperó con Una mente maravillosa, ni con el libro ni después con la película. Solo nos hicimos amigos cuando el libro se había publicado. Creo que lo que les importa de verdad y casi exclusivamente, tanto a Perelman como a Nash, es el respeto de los pocos que consideran sus iguales, los grandes matemáticos.

Rechazar premios y reconocimiento es otro superpoder que produce admiración

P. ¿A Nash le gustó la película?

R. Sí. Ron Howard [el director] hizo un pase especial que vio Nash, y cuando le pregunté qué le había parecido dijo tres cosas. Que no era aburrida, porque a él casi únicamente le gustan las películas de acción con montajes muy rápidos. En segundo lugar, le gustaba que tenía sentido del humor; él tiene un gran sentido del humor. Y en tercer lugar, dijo que le gustó porque Russell Crowe se parecía a él. Me sorprendió, pero otro día Howard hizo un pase para estudiantes de cine de la Universidad de Nueva York y allí había también un grupo de matemáticos, que después de ver la película se acercaron a Howard para decirle que John Nash se parecía mucho a Russell Crowe cuando era joven.

P. Usted también escribió otro libro sobre economistas, La gran búsqueda, en el que da una visión bastante positiva sobre el efecto que ha tenido esta disciplina en el bienestar de la humanidad. Después de todo lo que se ha vivido en España, hay mucha gente que ve la economía como una ciencia defectuosa que además se equivoca siempre a favor de los poderosos. ¿Qué le parece este punto de vista?

R. Creo que eso se contradice con los hechos. La mayor parte de los economistas ahora son muy críticos con Angela Merkel y el BCE por sus políticas hacia España. La mayor parte de los economistas, tanto conservadores como de izquierdas, están del lado de tomar medidas más expansivas y antirrecesivas y a favor de la condonación de deuda. Los dos grandes economistas del siglo pasado, John Maynard Keines e Irving Fisher, propusieron la condonación de la deuda y las políticas de estímulo en los años 20 y 30. La gente que trata de decir que la economía es simplemente otra ideología como el marxismo, no entiende la historia o lo que la gente está diciendo hoy. Además, toda la gente que ha llamado la atención sobre la importancia de la igualdad es economista: Paul Krugman, Thomas Piketty…

Creo que en general el conocimiento económico mejora la vida de la gente.

La gente que critica la economía y dice que no es una verdadera ciencia porque se desconocen muchas cosas, no conoce lo que es la ciencia, porque hay muchas lagunas en otras disciplinas y cada una es diferente del resto. La meteorología, por ejemplo. Nadie va por ahí diciendo que es una pseudociencia porque la gente subestimó el huracán Sandy. Es una ciencia joven, pero lo que hace economía una ciencia es que es acumulativa. Sabemos más ahora que en 1870 y la economía tiene muchas más aplicaciones prácticas. Además, una ciencia es una herramienta en cualquier ámbito para diseccionar grandes problemas inabarcables, como la desigualdad o el crecimiento, en muchos problemas más pequeños que se pueden afrontar y resolver.

Creo que en general el conocimiento económico mejora la vida de la gente. Es como conocer que los gérmenes causan enfermedades y que lavándote las manos puedes evitar la gripe. Una comprensión básica de la economía ayuda a evitar muchos errores. Me gustaría que Angela Merkel supiese más. Sé que su problema es político, pero creo que eso es en parte porque por la ignorancia general de la economía aparecen otros problemas. Pasé el año pasado en Alemania y para ellos la ayuda fiscal y la relajación monetaria para beneficiar a España parece una invitación a que se siga gastando demasiado. Lo que no entienden, y es lo que Keynes y Fisher nos descubrieron, es que todos estamos en el mismo barco. Así que aplicando la disciplina más dura también se van a herir a ellos. En EE UU, donde está el origen de esta crisis, se ha superado mejor que Europa porque se siguieron políticas clásicas de expansión keinesianas. Europa ignoró las lecciones de los años 30 y lleva estancada muchos años, no solo los países del sur, también Francia o Alemania.

Los yanomami, los humanos con mayor variedad de bacterias

Un helicóptero del ejército venezolano descubría en 2008 entre la espesura de la selva amazónica un poblado no registrado en sus mapas. Unos meses después, una misión médica científica llegaba hasta esa zona del sur de Venezuela para descubrir que se trataba de un grupo de unos 50 indios yanomami. Comprobaron que, salvo algún contacto con otros de su misma tribu, nunca habían tenido relación con el mundo exterior. Para los científicos era una ocasión única para estudiar su universo bacteriano y compararlo con el de los occidentales. Se llevaron unas cuantas sorpresas.

«Llegamos en abril de 2009. Siempre que vamos a una comunidad hacemos una reunión con todos los pobladores para explicarles que es lo que vamos a hacer, gracias a la ayuda de un traductor», recuerda el investigador del Centro Amazónico de Investigación y Control de Enfermedades Tropicales Simón Bolívar, el venezolano Óscar Noya-Alarcón. Este médico, que participa en un programa del Gobierno de Venezuela para eliminar la oncocercosis, o ceguera de los ríos, lleva varios años buscando nuevos poblados yanomami. Esta vez tenía una misión extra.

Aunque no era el objetivo principal, los científicos consiguieron el consentimiento de una treintena de los 54 yanomami que formaban la comunidad para tomar muestras de piel de su antebrazo, su boca y de material fecal, el mejor indicador de la flora bacteriana del tracto intestinal. «Les parecía asqueroso, como a cualquier ser humano, que recogiéramos sus muestras de heces. Se burlaban de ello. Pero siempre accedieron amablemente a colaborar», comenta Noya-Alarcón. Los materiales biológicos se conservaron en nitrógeno líquido hasta que volvieran a la civilización.

La diversidad del microbioma de los yanomami dobla a la de los occidentales

Empezaba entonces la segunda parte de la aventura. En un ejemplo de que la ciencia le puede a la política, las muestras volaron hasta un par de laboratorios de EE UU. Durante cuatro años, una veintena de científicos estadounidenses y venezolanos han desentrañado el perfil genético de las bacterias presentes en las muestras originales. También las cultivaron, para realizar ensayos que midieran su resistencia a los antibióticos, lo que se conoce como resistoma.

«Lo que hemos encontrado es que los yanomami de este estudio tiene un grado de diversidad bacteriana sin precedentes», decía durante una conferencia de prensa el profesor de genética de la escuela Icahn de medicina del hospital Monte Sinaí (Nueva York) y principal autor del estudio, José Clemente. Los autores de la investigación compararon el microbioma de los yanomamis con una muestra de estadounidenses y otras dos de los guahibo, también amerindios amazónicos, y de indígenas de Malaui, en el sur de África. En los dos casos se trata de poblaciones con cierto grado de occidentalización. Los yanomami, añade Clemente, «tienen casi el doble de diversidad que los estadounidenses».

De hecho, observaron un progresivo descenso de diversidad desde los yanomami hasta los occidentales, pasando por los guahibo y los malauíes. Además, los investigadores bucearon en estudios anteriores sobre microbioma y no han encontrado otros pueblos que tengan mayor variedad bacteriana. Tampoco en los archivos del proyecto Microbioma Humano. Es como si, cuanto más expuesto está uno al estilo de vida occidental, más se reduce la riqueza de su microbioma. Estos resultados colocan a los yanomamis en la cúspide en lo que a bacterias se refiere. Esta misma semana, otro estudio mostraba como comunidades rurales de Papúa Nueva Guinea tenían un 15% de mayor diversidad que los occidentales. Pero estos indios amazónicos se acercan al 100%.

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El poblado yanomami fue descubierto por un helicóptero del ejército venezolano en 2008 y al año siguiente recibieron la visita de una misión científica. Era la primera vez que tenían contacto con el hombre blanco. / Óscar Noya-Alarcón

Los yanomami de este poblado, cuya ubicación no se ha revelado para protegerlos, siguen viviendo de la caza y la recogida de frutos como hacían sus antepasados hace miles de años. Lo más cerca que habían visto a un hombre blanco era cuando veían volar sobre ellos algún avión. De la medicina, solo conocían la propia palabra, que se la habían oído a otros yanomami de poblados vecinos. Y el dispensario más cercano, regentado por unos misioneros, se encuentra a dos semanas yendo a pie por entre las montañas. Para los microbiólogos, este pueblo aislado es una máquina en el tiempo con la que imaginar como era la microbiota de los humanos antes de que la modernización lo cambiara todo.

«Nuestras bacterias juegan importantes cometidos en la fisiología humana, como la respuesta inmune, el metabolismo y hasta la conducta. Pero aún no sabemos cuánto y cómo han cambiado nuestros microbiomas occidentalizados con relación al microbioma de nuestros ancestros», recuerda la profesora de la escuela de medicina de la Universidad de Nueva York, María Gloria Domínguez, también coautora del estudio. «Tenemos muchas prácticas antimicrobianas, como el nacimiento por cesárea, el uso de los antibióticos, el jabón, los limpiadores. Pero en el mundo aún quedan poblaciones remotas de cazadores y recolectores que viven en la era pre-biótica como lo hacían nuestros antepasados», añade. Unos pueblos, que alerta, «se están occidentalizando rápidamente».

Antes de que el estilo de vida occidental reduzca su diversidad bacteriana, pueblos como este yanomami, pueden ayudar a la ciencia. Muchas de las enfermedades no transmisibles, como inflamación intestinal, la esclerosis múltiple, la diabetes tipo I, la artritis reumatoide, obesidad, cáncer de colon y un sinfín de alergias están mediatizadas por bacterias. La mayoría tienen una alta prevalencia en las sociedades avanzadas, siendo testimoniales en las poblaciones menos occidentalizadas. Aunque queda mucho por investigar, la degradación del microbioma puede tener mucho que ver con estas enfermedades modernas.

Resistencia adquirida a los antibióticos

La segunda gran sorpresa que se llevaron los investigadores fue que, al cultivar y secuenciar las muestras fecales, encontraron que las bacterias de los yanomami portan genes que las harían resistentes a los antibióticos, incluso a los de última generación. Para medir esta resistencia, los estudios científicos suelen fijarse en las cepas de la enterobacteria Escherichia coli. En las muestras fecales de los yanomami, encontraron que todas las cepas de E. coli contaban con genes que intervienen en el desarrollo de resistencia a la acción de los antibióticos. Entonces ampliaron su análisis a otras bacterias, encontrando unos 30 genes que podrían expresar resistencia.

Si se da por buenas las palabras del jefe del poblado, negando haber tenido contacto con otros hombres que no fueran otros yanomami y, menos aún, con la medicina moderna, ¿de dónde procede esa resistencia? La principal hipótesis de los investigadores es que viene de la íntima relación de estos indios con el medio que les rodea. Mucho antes de que Alexander Fleming descubriera casi por azar el poder antibiótico de hongos del género Penicillium, las bacterias han tenido que lidiar con otros microorganismos para sobrevivir. En el caso de los yanomami, estos microbios habrían aprendido a combatir gracias a la flora bacteriana del suelo de la selva que, por medio de transferencia horizontal, les habrían prestado los genes anti antibióticos.

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Los investigadores tomaron muestras de la boca, piel y heces de 30 yanomami (el rostro de esta joven se ha recortado para respetar su privacidad). / Óscar Noya-Alarcón

«Sin embargo, también encontramos varios genes de resistencia que codifican resistencia contra las últimas generaciones de antibióticos semisintéticos y sintéticos», recuerda el profesor de patología de la Universidad Washington en San Luis (EE UU), Gautam Dantas. «Incluyen, por ejemplo, a medicamentos de tercera y cuarta generación (las cefalosporinas) que intentamos reservar para luchar contra algunas de las peores infecciones del mundo», añade. Son medicinas tan nuevas y tan sintéticas que la hipótesis del préstamo de la resistencia por otras bacterias no consigue explicarlo.

A los autores del estudio, publicado en Science Advances, les alarmó descubrir que la flora bacteriana de los yanomami pudiera ser resistente a tan modernas medicinas. «Pensamos en un par de explicaciones a estos resultados. La primera y quizá la más simple es que en el suelo haya versiones naturales de estos medicamentos sintéticos y que, simplemente, no las hayamos encontrado aún», opina Dantas. Al fin y al cabo, las primeras generaciones de antibióticos copiaban a la penicilina natural.

Pero hay otra posibilidad que intriga aún más: que estos genes de resistencia tengan una gran plasticidad y sean multifuncionales. «En realidad, podrían tener otras funciones en la bacteria pero, expuestos a los antibióticos, podrían reprogramarse para desarrollar carga de resistencia», sugiere este patólogo. De ser así, esto explicaría el rápido y extendido desarrollo de resistencia entre muchas de las bacterias patógenas que alarma tanto a los científicos y médicos por el abuso de los antibióticos.

Los antibióticos, la dieta, el jabón o el nacimiento por cesárea han reducido la diversidad bacteriana de los occidentales

En cuanto a los yanomami que tanto han ayudado a la microbiología, el doctor Noya-Alarcón comenta que han vuelto a esa comunidad solo una o dos veces al año desde 2009, «por lo que el impacto en su microbioma habría sido mínimo, pero ya no será el mismo». Recuerda haber dado antibióticos a algún yanomami con neumonía o con alguna infección dermatológica. «Lo ético era tratarla ya que teníamos la medicina a nuestra disposición, de otra forma quizás el paciente con neumonía podría haber muerto», explica.

«Gracias a esta oportunidad de encontrar un microbioma tan diverso, el resto de la humanidad podría verse beneficiada al conocer que probablemente tengamos que restablecer parte de nuestra flora microbiana para volver a lograr una armonía entre nuestras funciones metabólicas o fisiológicas», opina Noya-Alarcón. El primer hombre blanco, un venezolano de ascendencia gallega, que contactó con este pueblo cree obligado, «reconocer esta diversidad bacteriana y respetar este equilibrio que se mantiene entre los yanomami e intentar extrapolarlo a lo macro, es decir, aprender del estrecho contacto que ellos tienen con la naturaleza».

En esta noticia

Documento: ‘The microbiome of uncontacted Amerindians’

El alucinante hombre de Altamura

Sólo un puñado de personas en todo el mundo ha tenido el privilegio de mirarle cara a cara. En 1993, un equipo de espeleólogos buscaba nuevas cuevas cerca de Altamura, una ciudad de unos 70.000 habitantes en el sur de Italia, muy cerca del tacón de la bota que forma la península. Tras bajar por una chimenea vertical de unos 15 metros encontraron tres pasillos. El del centro tenía unos 20 metros de largo. Cuando entraron, las lámparas de carburo iluminaron las paredes cubiertas de huesos de animales atrapados entre estalactitas y estalagmitas. Al final del pasillo había una pequeña cámara donde, desde una columna de material calcáreo, los exploradores descubrieron la alucinante calavera del hombre de Altamura, uno de los fósiles humanos más espectaculares del mundo.

Los científicos que bajaron a la cueva siguiendo a los espeleólogos tomaron algunas fotografías, vídeos y describieron sucintamente el hallazgo. Probablemente, dijeron, se trataba de un hombre adulto que cayó a un pozo en el que había multitud de animales muertos. Sobrevivió a la caída, pero quedó paralizado y acabó muriéndose de hambre. No sabían de qué especie era ni tampoco cuándo vivió. Sí comprobaron que bajo el cráneo, también sepultados en una tumba de mineral, había muchos otros huesos del mismo individuo, imposibles de sacar sin dañar el extrañísimo conjunto.

Creemos que es el esqueleto más completo y antiguo de un neandertal

Poco después el hombre de Altamura se convirtió en un “monumento intocable”. Las autoridades locales y regionales decidieron restringir la entrada a la cueva de Lamalunga y el excepcional hallazgo cayó en el más injusto de los olvidos, recuerda Giorgio Manzi, investigador de la Universidad de Roma La Sapienza. Ahora, más de 20 años después del descubrimiento, este paleoantropólogo italiano lidera un nuevo proyecto científico para intentar averiguar quién era el hombre de Altamura.

Manzi y otros investigadores han vuelto a bajar a la cueva y, con la ayuda de un brazo robótico, han extraído un pequeño fragmento del omóplato del homínido. David Caramelli, experto en genética de la Universidad de Florencia y colaborador de Manzi, perforó el hueso con un taladro y envió un poco de polvo a su amigo Carles Lalueza-Fox. Este paleoantropólogo español había sido uno de los expertos capaces de secuenciar el genoma del neandertal y ahora debía intentar extraer algo de ADN de este fósil. Era un más difícil todavía pues, a juzgar por las pocas fotos y vídeos grabados del cráneo, este humano podía tener hasta 400.000 años, una eternidad que suele aniquilar todo rastro de material genético. Mientras, otro equipo de Australia analizó una de las pequeñas formaciones calcáreas que había encima del hueso para intentar datarlo.

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Extracción del fragmento de omóplato / Ministero dei beni e delle attività culturali e del turismo-Soprintendenza Archeologia della Puglia

Los resultados, publicados recientemente en el Journal of Human Evolution, arrojan unos resultados espectaculares. El hombre de Altamura vivió hace entre 130.000 y 172.000 años y su ADN demuestra que sin duda era un neandertal. “Creemos que es el esqueleto más completo y antiguo de un neandertal y además se trata del ADN más antiguo de esta especie que se ha obtenido nunca”, resalta Caramelli. La cueva ha actuado como una cápsula del tiempo, aunque aún no se sabe si podrá rescatarse suficiente ADN como para responder todas las preguntas que quedan abiertas.

La resurrección científica del hombre de Altamura también ha removido la cuestión de qué hacer con este tipo de hallazgos. Un océano de tiempo y el goteo lento del agua han cubierto parte del cráneo y el resto del esqueleto con pequeñas formaciones calcáreas en forma de coral hasta convertirlo en un ejemplar único. Los científicos creen que si se sacan los restos pueden responder muchas más preguntas sobre los neandertales, una especie tan cercana a la nuestra que llegamos a tener hijos fértiles con ellos antes de que se extinguieran, hace unos 30.000 años. Pero para hacerlo deben destruir parte del conjunto.

Un caso complejo

Manzi reconoce que hay políticos regionales y locales y también parte de la sociedad que siguen viendo al hombre de Altamura como un monumento y apoyan dejarlo tal y como está. A su equipo le interesa sobre todo el cráneo, que, por su antigüedad y conservación, es único en Europa. Pero para estudiarlo habría que extraerlo de la gran columna de calcita en la que está sepultado y después eliminar los bultos que lo recubren con un vibroincisor, un martillo hidráulico en miniatura que hay que manejar con destreza para no dañar el fósil y que no limpia del todo las impurezas, explica Antonio Rosas, experto en neandertales del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Para este experto, que también ha participado en el rescate de fósiles de neandertales asturianos para la secuenciación del genoma neandertal, “si se saca este fósil dejará de ser único” para convertirse en “un neandertal más”.

Los coordinadores científicos del proyecto no tienen dudas. “El único modo de conocer bien los restos es estudiarlos y para hacerlo hay que sacarlos”, resume Manzi. “Es posible extraer los huesos sin destruirlos, si no nos arriesgamos a pasar otros 20 años sin que la comunidad científica pueda estudiar estos restos y, peor aún, la cueva podría quedar cerrada por movimientos de tierra y los perderíamos para siempre”, expone Caramelli. La opción de convertir el yacimiento en un museo es imposible, dada su inaccesibilidad, por eso quieren sacar parte de los huesos y exhibirlos en un centro especializado en la misma Altamura.

Manzi y Caramelli ya tienen un plan detallado para estudiar el estado de conservación y microclima de la cueva y después extraer parte de los fósiles, siempre con el permiso de las autoridades locales y de la región de Puglia. No será antes de un año y quizás se tarden dos o más, pero es viable, dice Manzi. Al fin y al cabo, señala, el trabajo no es tan difícil como el que ya se ha hecho en Sudáfrica para rescatar a Little Foot, un fósil engastado en roca más dura que hace apenas unas semanas puso patas arriba el árbol genealógico de todos los humanos.

Se acabó el chollo del móvil barato

Los precios de los servicios de telecomunicaciones en España llevan siete años consecutivos bajando. Hacer llamadas y conectarse a Internet, sea a través del teléfono fijo o del móvil, es más barato cada año. Los ingresos de las compañías han caído en paralelo con esas rebajas. Pero ese periodo de gracia para los consumidores está a punto de finalizar y todo apunta a que en este año la factura del teléfono volverá a subir o, en el mejor de los casos, no registrará los descensos de años anteriores.

Las compañías argumentan que no pueden seguir aguantando esa dinámica de precios a la baja. Máxime cuando tienen que realizar un esfuerzo inversor para tender las nuevas redes que permiten la conexión ultrarrápida por Internet: necesaria para la demanda masiva de tráfico, tanto en banda ancha fija (fibra óptica) como en móvil (4G).

Las operadoras llevan tiempo avisando al Gobierno y a los reguladores de que su situación es insostenible. En 2014, su facturación cayó un 5,9% respecto el año anterior, hasta los 30.067 millones de euros, según los datos del último informe trimestral de la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia (CNMC). En realidad, el descenso superó el 6% porque la CNMC incluye en estos datos al sector audiovisual, que mejoró su facturación.

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Telefónica sube 5 euros a los clientes de Movistar Fusión a partir de mayo
Vodafone sube sus tarifas entre 1 y 9 euros a cambio de más servicios
Tres operadores concentran el 90% de la telefonía y banda ancha

Las operadoras pierden ingresos desde 2008. Según los datos de la CNMC, en esos seis años, su facturación se ha desplomado un 32% mientras tenían que afrontar la dura competencia, fuertes inversiones y nuevos impuestos como la tasa de dominio radioeléctrico o la contribución a la financiación de RTVE tras la eliminación de la publicidad, según fuentes de las operadoras.

Las compañías han decidido poner fin a esa sangría de ingresos. Movistar y Vodafone han abierto el fuego. Telefónica ha remitido a sus clientes de la oferta convergente Movistar Fusión que a partir del próximo 5 de mayo les aplicará una subida con carácter general de 5 euros al mes. Esta misma semana, su máximo rival anunciaba nuevos precios para sus planes de tarifas móviles (Mini, Smart y Red) a partir del 20 de abril que suponen un alza de entre uno y nueve euros.

Ambas compañías asocian esas subidas a la mejora de los paquetes que ofrecen, en particular con la mayor velocidad de la conexión a Internet o del aumento de los datos que se pueden descargar desde el móvil. En el caso de Movistar promete triplicar la velocidad de sus clientes de fibra y migrar automáticamente a sus abonados de ADSL a fibra óptica en cuanto la nueva red esté disponible. De esta forma, los actuales clientes de fibra de Telefónica que ahora disponen de 100 megabits por segundo (Mbps) pasarán a disfrutar de una velocidad de bajada de 300 Mbps. Y los usuarios que tengan 10 megas en fibra triplicarán la velocidad de bajada, hasta 30 megas.

Por su parte, Vodafone aumenta los datos móviles entre el 12,5% y el 100%, dependiendo del plan contratado y con tarifas que suben proporcionalmente. Así, la tarifa MiniS pasa de 10,5 a 11,5 euros al mes y eleva los datos de 800 a 900 megas, mientras que la RedXL sube de 50 a 59 euros y pasa de seis a ocho gigas o la RedM duplicará datos, hasta los cinco Gb y se encarece un euro hasta los 33 euros al mes.

Orange, aún no ha movido ficha, tampoco tiene mucho margen de maniobra para bajar precios si se tiene en cuenta que debe digerir la compra de Jazztel por 3.400 millones. El proceso de consolidación del sector, con la citada operación pendiente de la aprobación de Bruselas, y la ya concluida fusión de Vodafone y Ono han ayudado a ese freno en el descenso de tarifas, según apuntan los analistas. No en vano, en 2015 desaparecerán los dos operadores que más clientes de telefonía móvil han arrebatado a los tres grandes.

Movistar, Vodafone y Orange necesitan fidelizar a sus usuarios mediante los paquetes convergentes de servicios (fijo, móvil, Internet y televisión), en los que pretenden concentrar sus ofertas y no se pueden permitir bajadas temerarias para los que contraten solo el móvil o el fijo. En ese movimiento subyace la necesidad de compensar la caída de los ingresos tradicionales de la telefonía móvil por voz con el aumento de la facturación por banda ancha. Los clientes están dispuestos a pagar más para atender a la demanda de datos imparable de servicios como el vídeo, el streaming o las llamadas por Internet (voz sobre IP) que se espera que se disparen por la irrupción de las compañías de mensajería instantánea como WhatsApp.

Los ingresos por móvil se han desplomado por el descenso de las tarifas, ininterrumpido desde el tercer trimestre de 2006. En 2014, los precios de la telefonía móvil cayeron otro 17%. Esta caída se suma a la que sufrieron los precios en 2013, del 26%, la mayor disminución récord, superando al desplome de 18% en 2012 y el 9,6% de 2011, según la CNMC.

Esa caída de precios se tradujo en una disminución interanual de los ingresos de las operadoras por comunicaciones móviles del 17%, mientras que los únicos capítulos que aportaban al balance han sido los derivados de la banda ancha fija (+4,2%) y la banda ancha móvil (+8,3%), según datos del cuarto trimestre de 2014.

Los operadores tienen claro que solo el cliente integral aumenta sus ingresos y ahí concentran sus esfuerzos. Según los datos del informe de gastos de los hogares elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) del primer semestre de 2014, en el apartado de servicios de telecomunicaciones únicamente se registró una subida en el gasto medio de los usuarios en los paquetes cuádruples (telefonía fija y móvil y banda ancha fija y móvil) durante los 12 meses anteriores. Estos subieron un 3,4% hasta los 42,3 euros, debido a migraciones hacia paquetes con más prestaciones o basados en fibra óptica.

¿Los algoritmos lo saben todo o deben ayudarles los humanos?

Hay ejércitos formados por las mentes más brillantes de la informática que se han dedicado a incrementar las probabilidades de conseguir una venta. La abundancia de datos y programas inteligentes de la era de Internet ha abierto la puerta al marketing a medida, los anuncios personalizados y las recomendaciones de productos.

Niéguenlo si quieren, pero no es un hecho sin importancia. No hay más que fijarse en la gran restructuración, propiciada por la tecnología, de los sectores de la publicidad, los medios de comunicación y la venta minorista.

Esta toma de decisiones automatizada está pensada para eliminar a los humanos de la ecuación, pero el impulso de querer que alguien supervise los resultados que vomita el ordenador es muy humano. Muchos expertos en datos matemáticos consideran que el marketing es una placa de Petri con pocos riesgos —y, sí, lucrativa— en la que poner a punto las herramientas de una nueva ciencia. “¿Qué pasa si mi algoritmo se equivoca? Que alguien ve el anuncio erróneo”, comenta Claudia Perlich, una especialista en datos que trabaja para una empresa de nueva creación que se dedica a la publicidad personalizada. “¿Qué daño puede hacer? No es un falso positivo de un cáncer de mama”.

Pero el riesgo aumenta a medida que la economía y la sociedad se empapan de los métodos y la mentalidad de la ciencia de los datos. Las grandes empresas y las de nueva creación empiezan a utilizar la tecnología para tomar decisiones relacionadas con el diagnóstico médico, la prevención de la delincuencia y la concesión de préstamos. En estos ámbitos, la aplicación de la ciencia de los datos plantea dudas sobre cuándo hace falta que una persona supervise atentamente los resultados de un algoritmo.

Los macrodatos pueden y deben aportarnos a todos más seguridad, oportunidades económicas y comodidad”

Estas dudas están dando pie a una rama de los estudios académicos conocida como responsabilidad algorítmica. Las organizaciones que velan por el interés público y los derechos civiles están examinando detenidamente las repercusiones que tiene la ciencia de los datos, tanto por sus errores como por sus posibilidades. En el prólogo de un informe del pasado mes de septiembre, Derechos civiles, macrodatos y nuestro futuro algorítmico, Wade Henderson, presidente de la Conferencia por el Liderazgo en Derechos Humanos y Civiles, escribía: “Los macrodatos pueden y deben aportarnos a todos más seguridad, oportunidades económicas y comodidad”.

Fíjense en los préstamos para el consumo, un mercado en el que hay varias empresas de nueva creación especializadas en macrodatos. Sus métodos representan la versión digital del principio más elemental de la banca: conozca a sus clientes. Estas nuevas entidades crediticias especializadas en datos aseguran que, al recopilar datos de fuentes como los contactos de las redes sociales, o incluso observar el modo en que un solicitante rellena un formulario de Internet, pueden conocer a los prestatarios mejor que nunca y predecir si devolverán el préstamo mejor que si se limitasen a estudiar el historial crediticio de alguien.

Lo que prometen es una financiación y una valoración más eficaces de los préstamos, lo que ahorrará a la gente miles de millones de dólares. Pero los préstamos basados en macrodatos dependen de unos algoritmos informáticos que analizan minuciosamente montones de datos y van aprendiendo durante el proceso. Es un sistema muy complejo y automatizado (y hasta sus defensores tienen dudas).

Toman una decisión sobre usted, sin que usted tenga ni idea de por qué la han tomado”

“Toman una decisión sobre usted, sin que usted tenga ni idea de por qué la han tomado”, explica Rajeev Date, que invierte en entidades crediticias que emplean la ciencia de los datos y ha sido director adjunto de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor. “Eso es inquietante”.

La preocupación es similar también en otros ámbitos. Desde que su ordenador Watson venciese a los ganadores del concurso televisivo Jeopardy! hace cuatro años, IBM ha llevado la tecnología de la inteligencia artificial basada en datos mucho más allá de los juegos de ingenio. La asistencia sanitaria ha sido uno de los grandes proyectos. La historia del uso de la tecnología “especializada” para contribuir a la toma de decisiones médicas ha sido decepcionante; los sistemas no han sido lo bastante inteligentes ni lo bastante rápidos para ayudar de verdad a los médicos en la práctica cotidiana.

Servicio médico

Pero los científicos de IBM, en colaboración con investigadores de algunos grupos médicos destacados —entre ellos la Clínica Cleveland, la Clínica Mayo y el Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering—, están consiguiendo avances. Watson es capaz de leer documentos médicos a una velocidad a la que resultarían incomprensibles para los humanos: miles de ellos por segundo, en busca de indicios, correlaciones e ideas importantes.

Se ha usado el programa para formar a los estudiantes de Medicina y está empezando a emplearse en entornos clínicos oncológicos para proporcionar diagnósticos y recomendaciones de tratamiento, como si fuera un ayudante digital ingenioso.

IBM también ha creado un programa informático llamado Watson Paths, una herramienta visual que permite al médico ver las pruebas y las deducciones en las que Watson se ha basado para hacer una recomendación.

“No basta con dar una respuesta sin más”, afirma Eric Brown, responsable en IBM de la tecnología relacionada con Watson.

Watson Paths apunta a la necesidad de que haya alguna clase de traducción máquina-humano a medida que la ciencia de los datos progrese. Como dice Danny Hillis, experto en inteligencia artificial: “La clave que hará que funcione y resulte aceptable a ojos de la sociedad será la historia que cuente”. No una narración exactamente, sino más bien una información de seguimiento que explique el modo en que se ha tomado una decisión automatizada. “¿Cómo nos afecta?”, pregunta Hillis. “¿Hasta qué punto es una decisión de la máquina y hasta qué punto es humana?”, añade.

Uno de los planteamientos es que el humano siga formando parte del proceso. Los datos y los programas informáticos dan vida a las nuevas entidades crediticias que emplean la ciencia de los datos. Pero, en San Francisco, una de estas empresas de nueva creación, Earnest, hace que al menos uno de sus empleados revise las recomendaciones predictivas del programa, aunque es raro que rechace lo que dictan los algoritmos. “Pensamos que el factor humano siempre será una parte importante del proceso, ya que nos permite asegurarnos de que no nos equivocamos”, dice Louis Beryl, cofundador y consejero delegado de Earnest.

Pero esa postura, opinan otros, no es más que una ilusión reconfortante; puede que sea buen marketing, pero no necesariamente buena ciencia de los datos. Afirman que el hecho de concederle a un humano capacidad de veto dentro de un sistema algorítmico introduce un sesgo humano. Al fin y al cabo, lo que promete la toma de decisiones fundamentada en los macrodatos es que las decisiones basadas en los datos y el análisis —más ciencia, menos intuición y menos arbitrariedad— proporcionarán mejores resultados.

No obstante, aunque el optimismo esté justificado, hay un reto importante, dada la complejidad y la opacidad de la ciencia de los datos. ¿Podrá una tecnología que promete grandes beneficios medios proteger lo suficiente al individuo de una decisión misteriosa y caprichosa que podría tener un efecto duradero en la vida de una persona?

Una posible solución, según Gary King, director del Instituto de Ciencias Sociales Cuantitativas de Harvard, sería que los creadores de los algoritmos que otorgan puntuaciones los retoquen no para obtener el máximo beneficio o rentabilidad, sino para que el valor que conceden a la persona sea algo mayor, lo que reduciría el riesgo de equivocarse.

En el sector bancario, por ejemplo, se podría ajustar un algoritmo para que redujese la probabilidad de catalogar erróneamente de aprovechado al solicitante de un préstamo, aunque ello conlleve que la entidad crediticia acabe concediendo más préstamos incobrables.

“El objetivo”, dice King, “no es necesariamente que un humano supervise el resultado a posteriori, sino mejorar la calidad de la clasificación de los individuos”.

En cierto sentido, un modelo matemático equivale a una metáfora, una simplificación descriptiva. Filtra, pero también distorsiona un poco. Por eso, a veces, un ayudante humano puede aportar esa dosis de datos matizados que se le escapa al autómata algorítmico. “A menudo, los dos juntos pueden funcionar mucho mejor que el algoritmo por sí solo”, afirma King.

Steve Lohr, columnista de New York Times especializado en tecnología, es el autor de Data-ism.

© 2015 New York Times News Service

Traducción de News Clips.

“Ver películas por ‘streaming’ no va a matar las salas de cine”

«Nadie sabe nada» es un extraño mantra para el fundador de una empresa que vale hoy más de 20.000 millones de euros, pero para Marc Randolph, cofundador de Netflix —el servicio en streaming de series y películas con más de 44 millones de usuarios—, esta frase del oscarizado guionista William Goldman vale tanto para lo que se cuece en la meca del cine como lo que bulle en Silicon Valley: «Goldman quería que nadie puede predecir qué será un éxito y qué será un fracaso. Y es importante tenerlo en cuenta para entender que si tienes una idea es imposible saber de antemano si es buena o mala», proclamó Randolph durante la presentación ayer martes del nuevo máster internacional MBA de IE Business School.

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Que las ideas malas pueden convertirse en ideas millonarias es algo que sabe bien la mujer de Randolph. Cuando le contó la idea de Netflix ella le respondió que era «la mayor estupidez que había oído». Y, en efecto, pareció serlo por un tiempo. Netflix arrancó no como un servicio en línea, sino como un videoclub por correo que enviaba los DVD directamente a los buzones de los estadounidenses. El usuario podía quedarse los discos tanto tiempo como quisiera y no se le cobraba por devolverlos tarde.

Durante tres años la propuesta apenas funcionó, hasta que llegó el 14 de abril de 1997. «Lanzamos nuestra web y estábamos esperando con el champán a que se escuchara el primer ding de nuestro primer cliente. Se escuchó el ding. Unos segundos después: ding, ding, ding, ding. Luego, silencio. Se nos había caído el servidor. Así que en vez de pasarme la tarde bebiendo champán, me encontré en un supermercado con mi técnico comprando equipo a toda prisa para volver a estar en la red».

Se me daba muy bien arrancar empresas, pero era terrible como mánager de una compañía enorme

A sus 56 años, más de una década después de despedirse de la compañía que cofundó y dirigió, Randolph sigue siendo fiel al «nadie sabe nada» y se muestra reacio a las predicciones, aunque se atreve a opinar sobre el futuro que aguarda a las salas de cine por la competencia de Netflix: «No creo que ver películas por streaming vaya a matar a las salas de cine. Cuando estoy en casa, reconozco que lo veo todo por Netflix, o por HBO y Apple TV, pero sigo yendo al cine porque es una experiencia muy distinta». Sobre si el Blu-ray será el último formato físico o de si en realidad la piratería beneficia a la industria, como señalan artistas como Neil Gaiman o los productores de Juego de tronos, Randolph prefiere dejarle el papel de oráculo a otro.

¿Y por qué abandonar Netflix en 2003, cuando la compañía ya era un éxito y estaba a punto de dar el salto al streaming? «A los 45 ya sabes perfectamente en lo que eres bueno y en lo que eres malo. Y yo me di cuenta de que, pecando de inmodesto, se me daba muy bien arrancar empresas, pero era terrible como mánager de una compañía enorme». Cerrar la puerta de Netflix le dejó vía libre a su auténtica pasión: el mundillo start-up. Chubbies shorts, Getable, Bookrenter o Rafter son un puñado de las start-ups que cuentan con él entre sus fundadores y directivos, algunas con éxito, como Looker, que ofrece un programa para gestionar los datos en una empresa y ha conseguido una ronda de financiación de 28 millones de euros.

Randolph señala como futura revolución para las start-ups que puedan identificar si su negocio funciona o no sin tener que crear la empresa

Optimista «por naturaleza», Randolph no ve que los sueños proféticos de un apocalipsis start-up que han venido señalando expertos como Bill Gurley (máximo inversor de Uber o Snapchat) se vayan a cumplir. Para él, hay un abismo entre estos tiempos y la burbuja digital que explotó en el 2000 y que generó pérdidas de miles de millones de euros: «Las cosas son muy, muy diferentes ahora que entonces. Viví lo que pasó y vi las barbaridades que se cometieron. En su gran mayoría, ese no es el caso. No es lo mismo invertir en ideas, como ocurría entonces, que invertir en empresas como Uber o Airbnb. Estas compañías no son ficticias, tienen millones de clientes que pagan un dinero muy real».

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Marc Randolph durante el evento de IE Business School en el que actuó como ponente junto con el astronauta de la NASA Miguel López-Alegría. / IE

Además, Randolph cree que los riesgos de montar un negocio tecnológico se han reducido mucho: «Cuando constituimos Netflix como empresa, tuvimos que reunir un capital de casi dos millones de euros y tardamos seis meses en tener una web. Ahora podrían hacer lo mismo dos chavales en el salón de su casa».

Y podrían probarlo sin tener que montar una empresa. Randolph señala como futura revolución para las start-ups que puedan identificar si su negocio funciona o no sin tener que crear la compañía»Lo llamo validation-hacking. Pongamos un ejemplo inventado: tú quieres montar una app para servir cerveza a tus clientes siempre que les apetezca. Pues antes de empezar a desarrollarla, lo que tienes que hacer es salir por tu vecindario, darle tu número a los vecinos y contarles cuál es el servicio que ofreces. Te pasas unos meses probando así, corriendo para llevar cerveza a gente cercana cada vez que te lo pidan. Y de ahí aprenderás mucho de tus clientes potenciales y de si el negocio parece rentable».

Sí que ve compleja, aunque necesaria, la transformación de un país que quiera subirse al carro de las start-ups. Y no por dinero o tradición tecnológica: «El factor esencial del que no se suele hablar es el cultural. Conceptos como incentivar la ambición o premiar el fracaso chocan a veces con barreras culturales. En esto hemos mejorado mucho en Estados Unidos, pero hay zonas en las que todavía no se entiende lo importante que es que la gente aprenda errando». De hecho, afirma que la moda ahora en Silicon Valley es «mirar mal» a quien no ha fallado al menos una vez, otro mantra para el emprendedor para el que Randolph se guarda otra referencia cinéfila. Una frase de la actriz Mary Pickford, diva de Hollywood que rodaba películas por docenas al año en la edad de oro del mudo: «Eso que llamamos fracaso no es caerse, sino permanecer en el suelo».

Revive el hundimiento del Titanic con realidad virtual

Hace ya más de 100 años que el RMS Titanic protagonizaba uno de los hundimientos de naves comerciales más mediáticos y conocidos de la historia. Fue la noche del 14 al 15 de abril cuando en menos de tres horas el barco naufragó segando la vida de más de 1.500 personas y generando con ello una de las películas más taquilleras de la historia dirigida por James Cameron y con Leonardo DiCaprio y Kate Winslet.

Los tiempos cambian y ahora se plantean nuevas formas de revivir los hechos del hundimiento del transatlántico de la White Star Line. Turno para que los videojuegos y la realidad virtual firmen una alienza para recrear el viaje en barco con Titanic Honor & Glory, videojuego de simulación de Four Funnels Entertainment que busca financiación a través de crowdfunding.

El proyecto ya ha recaudado más de 36.000 dólares -necesita 250.000 para salir adelante- y es compatible con el casco de realidad virtual Oculus Rift para visitar en primera persona todas las estancias del barco. Los jugadores podrán seguir una trama guionizada por Tom Lynskey (La Señal) para conocer los detalles del hundimiento del navío y cruzarse con sus tripulantes.

Además, este tour virtual por el Titanic permitirá caminar libremente por las estancias del barco para descubrirlas con todo detalle mediante la tecnología gráfica realista Unreal Engine 4. El proyecto tiene previsto su lanzamiento para finales de este mismo año, aunque ya es posible probarlo de forma gratuita en ordenador descargando esta demostración.

Cinco leyendas urbanas sobre ‘El príncipe de Bel Air’ desmontadas

Para muchos, ‘El príncipe de Bel Air’ es una serie muy cercana, pero lo cierto es que han pasado ya 25 años desde que se emitiese en Estados Unidos el primer capítulo de la ficción que encumbró a Will Smith al ‘status’ de gran estrella de la televisión. La serie finalizó en 1996 y ha habido que esperar hasta 2015 para desmontar algunos de los mitos en torno a la ficción televisiva.

Tu mano comandará hordas de robots araña

El director ejecutivo de la compañía de hardware Intel, Brian Krzanich, sorprendió el lunes con la presentación de una pulsera capaz de dar instrucciones a pequeños robots-araña con meros movimientos naturales de su mano. La clave está en un nuevo procesador: Curie, un botón de alta tecnología que, tras su presentación en enero, Intel ha vuelto a poner de largo en su foro para desarrolladores en Shénzhen (China).

El director ejecutivo de la compañía Intel da órdenes a cuatro robots araña. / INTEL

Krzanich subió al escenario para mostrar una pulsera y cantar las alabanzas de una de sus apuestas para adaptarse a los tiempos de los wearables, la tecnología ponible. «Curie incorpora software y hardware que entiende el movimiento, no solo si te mueves de derecha o a izquierda, sino que puede interpretar si estoy corriendo, nadando…».

El silencio del público parece decir que el jefe no está contando nada nuevo, hasta que los hechos hablan: Krzanich alza la mano y cuatro arañas robot, émulas en miniatura de algún ejército clon en Star Wars, se despiertan y se levantan. Y el público rompe en aplausos.

Krzanich alza la mano y cuatro arañas robot, émulas en miniatura de algún ejército clon en Star Wars, se despiertan y se levantan

El dispositivo incorpora un acelerómetro (un sensor que detecta y mide la aceleración) y un giroscopio (sensor que hace lo propio con la orientación) lo suficientemente pequeños para incorporarlos en wearables como una simple pulsera.

«Aquí viene mi favorito», advierte el directivo. Cierra el puño derecho y lo levanta dos veces por encima de su cabeza: al cabo de un segundo, los minirrobots hacen lo mismo. Llega el momento de descansar y, con un suave movimiento de su palma derecha, manda las arañas domesticadas «a dormir», igual que si apaciguara y ordenara tumbarse a su perro.

Nace la batería que se carga en un minuto y ni arde ni explota

Investigadores de la Universidad de Stanford han presentado una nueva batería que se recarga por completo en un minuto y que podría utilizarse para dispositivos de electrónica personal. El dispositivo soporta además hasta 7.500 ciclos (cargas) sin perder su capacidad de almacenamiento, frente a las 1.000 en las baterías convencionales. Gracias a esta cualidad, también será útil para almacenar volúmenes de energía mucho mayores, como los que requieren las grandes redes eléctricas.

El nuevo modelo, descrito en un artículo de la revista Nature, utiliza un ánodo de aluminio en lugar de litio y, según sus autores, evita por completo los problemas de inflamabilidad de algunas baterías basadas en ese elemento. Aunque algunos prototipos con litio han logrado evitarlo, las de uso corriente pueden arder y explotar, y algunas compañías aéreas han planteado su prohibición a bordo.

Además de esta mayor seguridad, sus autores presumen de que su sistema dotará de mayor estabilidad a la batería y evitará los apagados repentinos. Por las características físicas del aluminio, también podrá usarse en los futuros dispositivos flexibles.

La célula de grafito resulta totalmente flexible y permite alumbrar una luz LED. / UNIVERSIDAD DE STANFORD

Para el catedrático de Energía Electrónica de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) José Sánchez-Dehesa, autor de una patente para la transmisión de energía sin cables, este avance es «extraordinario». Aunque el uso de baterías que utilizan un ion de aluminio se remonta a 2013, lo novedoso del ingenio es su tiempo de carga y el uso de un catión basado en grafito poroso.

Aún no hay fecha prevista para su implantación y su uso comercial. La batería tiene un voltaje de 2 voltios, insuficiente por sí mismo para alimentar un móvil convencional, que precisa al menos 3.6 voltios. Por eso, según Sánchez-Dehesa, «sería imprescindible usar dos baterías o mejorar la capacidad del dispositivo actual». No obstante, supone un gran paso adelante no solo para quienes trabajan en baterías más eficientes sino para los grupos que, como el suyo, trabajan en la transmisión inalámbrica de energía: «Cuanto menos tiempo necesite el dispositivo para cargarse de energía desde su fuente, mejor».

Uno de los autores explica el funcionamiento de la nueva batería. / UNIVERSIDAD DE STANFORD

Perfume para oler mejor cuanto más sudor tengas

Un perfume desarrollado por científicos de Irlanda del Norte podría ser lo que estabas buscando para terminar con el olor que produce el sudor. Estos investigadores de la Universidad Queen’s de Belfast aseguran que han dado con la fórmula de un perfume que intensifica su olor cuanto más sude una persona.

La carta sobre el Apple Watch que Tim Cook ha enviado a los empleados

El CEO de Apple, Tim Cook, ha enviado una carta a los empleados de la compañía con motivo del inminente inicio de la pre-compra del nuevo Apple Watch, que se pondrá a la venta el 21 de abril en algunos mercados.

Cómo la NSA también intercepta las fotos de tu pene

Un programa de entrevistas puede dar mucho juego y desembocar en lugares insospechados, como en el caso de Last Week Tonight, donde John Oliver preguntó al exagente de la CIA Edward Snowden sobre la vigilancia gubernamental, que no respeta ni las partes íntimas y que todo ello se explica muy bien en la web Can They See My Dick.

Apple se está asegurando de que veas el Apple Watch por todas partes

El cantante Pharrell Williams ya luce en su muñeca el Apple Watch. Al parecer no solo los empleados y ejecutivos de Apple tienen permiso para pasear públicamente con el esperado wearable de la compañía antes de que se abra el plazo para reservar el reloj -comienza este viernes-, también algunas celebridades han conseguido este privilegio. ¿Estrategia de Apple?

Cinco leyendas urbanas sobre ‘El príncipe del Bel Air’ desmontadas

Para muchos, ‘El príncipe de Bel Air’ es una serie muy cercana, pero lo cierto es que han pasado ya 25 años desde que se emitiese en Estados Unidos el primer capítulo de la ficción que encumbró a Will Smith al ‘status’ de gran estrella de la televisión. La serie finalizó en 1996 y ha habido que esperar hasta 2015 para desmontar algunos de los mitos en torno a la ficción televisiva.

Estos cubitos de hielo impresos en 3D convierten lingotazos en obras de arte

Aunque el contenido sea el mismo, si una bebida o un plato de comida entran por los ojos siempre tendrá mejor acogida. Siendo esto así, no querrás dejar ni una gota del whisky que enfrían estos cubitos de hielo impresos en 3D.

Whatsappitis: la enfermedad de los adictos al móvil

El uso continuado de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp puede llevar a causar problemas de salud a sus usuarios. Parece exagerado, pero tiene una parte real. La revista científica The Lancet ha bautizado esta enfermedad como ‘Whatsappitis».

La piratería favorece la alfabetización y el desarrollo humano (estudio)

La piratería incide de forma positiva en la alfabetización y el desarrollo humano, según se desprende de un estudio realizado por el Instituto para el Gobierno y el Desarrollo Africano sobre el impacto del ‘software’ pirateado sobre el desarrollo humano inclusivo en África.

Microsoft tiene un plan para disparar el uso de Bing: Windows 10

Es más que probable que muchos de nosotros hayamos utilizado alguna vez en nuestra vida Bing, sin tan siquiera habernos dado cuenta. Acciones tan simples como pedir a Siri desde un iPhone que realice una búsqueda en la web o las búsquedas de Facebook han hecho que esto sea posible, puesto que ambas herramientas utilizan la solución de Microsoft.

En la era de Internet, somos la moneda de cambio: ¿nos importa?

Cuando algo es gratuito, normalmente el precio que estás pagando son tus datos. Es lo más habitual en la era de Internet y de las aplicaciones móviles, una era en la que nos cuesta pagar por servicios como una red social, el correo electrónico e incluso videojuegos o aplicaciones con grandes prestaciones. A cambio de su uso gratuito, entregamos nuestra privacidad. ¿Nos importa? Parece que al consumidor final sí, pero consiente.

Windows XP aún suma más usuarios activos que Windows 8 y 8.1 juntos

A pesar de que Microsoft decidió dejar de dar soporte técnico a Windows XP el año pasado, el sistema operativo de los de Redmond aún sigue siendo relevante en el mercado del PC y suma más usuarios activos que Windows 8 y 8.1 juntos.