Así llegan al US Open Sergio García y Miguel Ángel Jiménez
Miguel Ángel Jiménez y Sergio García son los dos únicos representantes españoles en el US Open, la nómina más pobre desde la edición de 2008 en Torrey Pines, en la que ambos jugadores fueron también los únicos españoles, y muy lejos de los cinco representantes de 2012 en el Olympic Club de San Francisco (Jiménez, García, Quirós, Fernández Castaño y Cabrera Bello).
El malagueño, que atesora la mejor posición de un español en un US Open (fue segundo en el año 2000 en Pebble Beach) no le hace ascos a Chambers Bay aunque realmente es un pelín largo para su gusto. En cualquier caso, Miguel entiende que el campo no está preparado ni hecho sólo para pegadores. Así que ya se le ha afilado ligeramente la coleta.
Recordemos que el ganador más veterano de este torneo fue Hale Irwin (1990) que cantó victoria antes de cumplir los 46; podemos imaginar lo que supondría la campanada del de Churriana que va para los 51 y medio… Este tipo de registros y retos son los que le motivan. Y le llega en un buen momento porque se está alineando ante la bola mejor que en toda su vida, según confiesa en su círculo íntimo. Jiménez reconoce asimismo que los greenes de Chambers Bay imponen por sus desniveles en algunos casos. “El que los diseñó estaba borracho”, dice en broma, porque realmente él nunca ha sufrido por esta circunstancia. Al menos no le molesta a priori. De hecho, los greenes de su Academia en Torremolinos son también muy movidos.
Jiménez jugará la semana que viene el US Open Senior en tierras californianas y lo hará entre otras cosas porque el ganador se clasifica directamente para el US Open de 2016, como ha sido el caso de Montgomerie este año. Así se las gasta Miguel, siempre dándose cuerda… En cuanto a Sergio, hay que señalar sobre todo que el castellonense se lo ha pasado muy bien jugando el recorrido de Tacoma. García, por tanto, está relajado, lo que siempre es un gran indicio en su caso. Ya se sabe que es un jugador de sensaciones y cuando el campo no le entra, es que no le entra…
Sergio se alinea, así pues, con la mayoría de jugadores que ven en Chambers Bay un reto fascinante. Lo coge con ganas y está convencido de que si patea bien puede hacer algo importante. El año pasado, por ejemplo, en Pinehurst, trabajó a destajo los cuatro días, pero nunca pudo ganarle la batalla a los greenes.
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