El papa Francisco aseguró que organizar lo que será la histórica reunión sobre pederastia que se celebrará del 21 al 24 de febrero en el Vaticano es un “acto de fuerte responsabilidad pastoral ante un desafío urgente” actual.
“Del jueves al domingo se celebrará en el Vaticano una reunión de los presidentes de todas las Conferencias Episcopales sobre el tema de la protección de los menores en la Iglesia católica, recordó ayer Francisco desde la ventana del palacio apostólico y después del rezo del Ángelus.
“Les invito a orar por este evento, que he querido (convocar) como acto de fuerte responsabilidad pastoral ante un desafío urgente de nuestro tiempo”, añadió.
Será una cumbre sin precedentes que reunirá a los presidentes de las Conferencias Episcopales de cerca 130 países, los superiores generales de congregaciones y grupos de víctimas.
En ella se insistirá en la toma de responsabilidad, en que existan métodos efectivos para las denuncias y sobre todo en la transparencia, según explicó esta semana uno de los miembros del comité organizador, Hans Zollner.
El Vaticano anunció la expulsión del sacerdocio del excardenal y arzobispo emérito de Washington Theodore McCarrick por abusos, una decisión inapelable que se produjo en vísperas de esta cita sobre pederastia.
McCarrick (Nueva York, 1930) fue considerado por la Congregación para la Doctrina de la Fe culpable de abusos a menores y a adultos con la agravante de abusos de poder y por eso se le impuso la pena de la reducción al estado laical, el máximo castigo contemplado en el derecho canónico.
El excardenal se convierte en la figura católica de mayor rango que recibe una condena de este tipo en los últimos tiempos.
En tanto, el presidente de la Conferencia Episcopal francesa, George Pontier, reconoció que hubo una negligencia “sistémica” de la institución con las víctimas de casos de pederastia cometidos por religiosos y que la Iglesia no puede seguir echando balones fuera en estos escándalos.
“Ya no se puede rechazar la culpa, decir que son los medios de comunicación o el mundo exterior los que estarían en contra de la Iglesia”, señaló Pontier en una entrevista publicada por Le Journal du Dimanche.
El responsable de los obispos franceses, que ha puesto en marcha una comisión de investigación independiente sobre ese tipo de abusos desde 1950, puntualiza que no cree en la existencia de “un sistema organizado detrás de estos casos de pederastia”.
“Pero hay algo de sistémico en la negligencia, el peso y la defensa de las instituciones frente a las personas víctimas, admite.
Para ilustrarlo, explica que en sus 20 primeros años como obispo no escuchó hablar de este tipo de asuntos.
En cualquier caso, añade que la comisión encargada de investigar les ayudará a determinar si “ese silencio venía del hecho de que estaba organizado, de que no se quería hablar o de que se quería esconder”.
Pontier cuenta que antes de ir al Vaticano para la cumbre sobre la pederastia que se desarrollará esta semana se reunió con víctimas de abusos y que las que han seguido siendo creyentes “no esperan simplemente consignas de procedimiento. Quieren un acompañamiento espiritual para recuperar una paz interior y un espacio en la Iglesia”.
Preguntado sobre las posibles decisiones en el congreso de Roma, señala que podría haber una reforma del derecho canónico, empezando por la prolongación de los plazos de prescripción de estos delitos, con una reflexión sobre la posibilidad de hacerlos imprescriptibles.
El presidente de la Conferencia Episcopal francesa se declara, además, en favor de “un tribunal eclesiástico nacional” especialmente dedicado con especialistas.
Pontier, por otro lado, dice estar en contra, en nombre de la presunción de inocencia, del estreno en Francia a partir del miércoles de la película Grâce à Dieu de François Ozon, que el sábado último recibió el Gran Premio del Jurado en la Berlinale y que está basada en hechos reales de pederastia que salpican al arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin.
Mientras, la justicia debe pronunciarse hoy sobre la demanda del cura Bernard Preynat, que ha pedido que se impida su difusión en nombre de la presunción de inocencia, ya que la trama del filme se asienta en las acusaciones que pesan sobre él por haber supuestamente abusado de menores en sus misiones como religioso. (I)