Descubiertas tres especies de ‘dragones’ enanos en los Andes

Un grupo de científicos ha descubierto tres nuevas especies de lagartos con forma de dragón en los Andes de Perú y Ecuador. Las especies descubiertas difieren de sus parientes más próximos en el color, el tamaño y el ADN, según una investigación que se publica hoy en la revista ZooKeys.

Omar Torres-Carvajal, investigador del Museo de Zoología QCAZ (Ecuador), Pablo J. Venegas (CORBIDI, Peru), y Kevin de Queiroz (Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian, EE UU) han realizado su descubrimiento en los Andes tropicales y, según aseguran, es un «hecho llamativo, teniendo en cuenta que estas nuevas especies están entre los lagartos más grandes y llamativos de los bosques de Sudamérica».

ampliar foto

El nuevo ‘Enyalioides anisolepis’. / Omar Torres-Carvajal.

Los lagartos del género Enyalioides, al que pertenecen estas tres especies, son diurnos y viven en las selvas tropicales, como el Chocó, así como los bosques a ambos lados de los Andes. Estas nuevas especies incrementan el número de lagartos Enyalioides a 15. En 2006 sólo se conocían siete.

«El hecho de que más de la mitad de estos reptiles se hayan descubierto en los últimos años debería ser tenido en cuenta por las personas que están al cargo de las agencias de conservación», ha dicho en una nota el doctor Torres-Carvajal.

¿De verdad lo dijo Einstein?

De tazas de café a camisetas, pasando por memes de Internet; las citas de Albert Einstein están en todas partes. ¿Pero dijo realmente el gran físico las frases que pensamos que dijo? En el 100 aniversario de la teoría de la relatividad general, compruebe si puede diferenciar las citas reales de Einstein de las que no lo son.

Fuente: Revista Science y elaboración propia.

Un mando a distancia para el genoma

Una de las paradojas más duraderas de la biología es que solo el 3% del genoma humano consiste en genes, o secuencias (gattacca…) que contienen información para fabricar proteínas, las nanomáquinas que ejecutan todas las tareas vitales. Los genetistas ya saben cómo alterar, corregir o sustituir esos genes, pero hasta ahora no tenían herramientas para manipular con precisión el 97% restante del ADN, y eso es importante, porque ahí es donde se localizan los reguladores de la actividad de los genes: los interruptores que les dicen dónde y cuándo deben activarse o callarse. Científicos de la Universidad de Duke, en Durham (Carolina del Norte), acaban de inventar esa herramienta.

Los grandes proyectos genómicos internacionales, como ENCODE y el Roadmap Epigenomics Project, han identificado en la última década millones de marcas epigenéticas, o segmentos de ADN que regulan la actividad de los genes en los distintos tipos de células y a los sucesivos tiempos de desarrollo, y que suelen estar perdidos en medio de los vastos desiertos de ADN que constituyen el 97% del genoma humano. Curiosamente, la mayoría de las alteraciones genéticas que se han podido asociar a enfermedades coinciden con alguna de esas marcas epigenéticas. De ahí que sea esencial aprender a corregirlas.

El término epigenética requiere alguna explicación. Se refiere a modificaciones que no afectan a la secuencia del ADN (como sería cambiar gattacca por cattacca), sino a otras cosas que se pegan encima de ella, como los grupos más simples de la química orgánica (grupos metilo, –CH3), unas proteínas llamadas histonas. Epigenético significa, precisamente, “encima de los genes”. Estas modificaciones epigenéticas son heredables a lo largo de las divisiones celulares, y fundamentales para mantener activados o reprimidos los genes en según que grupos de células. Este es el abc del desarrollo humano, puesto que todas las células del cuerpo tienen los mismos genes.

Para alterar a voluntad a esos reguladores epigenéticos –y por tanto controlar con precisión el cuándo y dónde de la actividad de los genes—, Charles Gersbach y sus colegas de la Universidad de Duke se han aprovechado de la estrella absoluta que ha colonizado los laboratorios genéticos en los últimos años: una técnica extraordinariamente simple, barata y eficaz llamada crispr. Paradójicamente, este es el método que se viene usando para alterar o sustituir los genes en sí mismos. Pero los biólogos de Duke han tenido una idea brillante para adaptar crispr a su nuevo papel de ingeniero epigenético.

Una aguja en el pajar del genoma

En su forma original, la técnica crispr encuentra una secuencia de ADN en el pajar del genoma, la corta y la sustituye por otra. Gersbach ha dejado intacta la primera parte (encontrar una secuencia exacta en el pajar), pero ha sustituido la enzima que después corta el ADN por otra que modifica las histonas, las proteínas que se pegan encima del ADN dejando intacta su secuencia, pero modificando su epigenética. El trabajo se presenta en Nature Biotechnology.

El primer objetivo de los científicos es utilizar su nueva técnica para aclarar la función exacta de las marcas epigenómicas, en particular aquellos segmentos de secuencia que los grandes estudios genómicos de población han asociado a la propensión a las enfermedades. Todavía es muy pronto para hablar de corregir esas alteraciones en los pacientes (terapia génica, o epigenética si se quiere), pero los avances pueden ser rápidos en un área distinta: la conversión de las células madre en neuronas, linfocitos, células de la piel o cualquier otro de los tipos celulares que construyen el cuerpo.

“El epigenoma es todo lo asociado al genoma que no sea la propia secuencia genética, y es tan importante como nuestro ADN para determinar la función celular en la salud y la enfermedad”, explica Gersbach. “Esto resulta obvio si se considera que tenemos más de 200 tipos celulares, pese a que el ADN es virtualmente el mismo en todos ellos; el epigenoma determina qué genes se activan en cada célula, y a qué nivel”.

La técnica crispr está revolucionando las investigaciones que buscan corregir los genes erróneos o que aumentan la propensión a las enfermedades. La variante inventada en Duke puede ahora hacer lo mismo con el 97% del genoma que alberga los interruptores de los genes. Es solo una técnica, pero de las que abren un horizonte nuevo.

Documento

‘Epigenome editing by a CRISPR/Cas9-based acetyltransferase activates genes from promoters and enhancers’

Un microchip utiliza sonidos para separar células cancerosas de sanas

Un dispositivo creado en EE UU es capaz de separar, mediante ondas de sonido, células cancerosas de células sanas a una velocidad suficiente para emplearse en la clínica, según sus autores. El aparato, un microchip del tamaño de un moneda de 10 céntimos de euro, podría “mejorar el diagnóstico del cáncer, la prognosis, el seguimiento de un tratamiento y la investigación sobre la metástasis”, opinan los científicos, entre los que se encuentra Subra Suresh, presidente de la Universidad Carnegie Mellon.

Los médicos buscan células cancerosas en la sangre, procedentes de un tumor primario, para obtener la información genética de un cáncer, estudiar su respuesta a una terapia y averiguar si hay un proceso de metástasis, la propagación a otros órganos que es la principal causa de muerte en pacientes con cáncer. Extraer estas células de la sangre evita dolorosas biopsias —muestras tomadas directamente del tumor—, pero las técnicas actuales requieren marcar las células cancerosas con proteínas y aislarlas mediante magnetismo y fluorescencia, lo que puede alterarlas y dificultar su estudio.

El nuevo dispositivo consiste en un canal en el que los investigadores introducen una muestra de sangre sin glóbulos rojos. A lo largo del canal, ondas de sonido pueden separar una célula cancerosa entre cientos de miles de glóbulos blancos, habitualmente de menor tamaño y densidad. El método, según explican hoy los autores en la revista científica PNAS, no modifica las células y permite su análisis. Además, la técnica es hasta 20 veces más rápida que dispositivos similares anteriores del mismo equipo de científicos, según sus propios cálculos. Los primeros prototipos tardaban entre 30 y 60 horas para separar las células cancerosas en un vial de sangre de cinco mililitros. El actual necesita unas cinco horas.

El nuevo dispositivo todavía tiene que demostrar su utilidad clínica

“El dispositivo puede ayudar a detectar y extraer las escasas células cancerosas que no se pueden obtener de otro modo sin una cirugía invasiva. Este test también podría detectar aquellas células que se liberan a la corriente sanguínea a partir de ciertos tipos de cáncer, como el de páncreas, en los que en algunos casos la cirugía puede ser extremadamente difícil”, explica Suresh a Materia.

Para este investigador, “con más mejoras, este test puede competir en precio con otras herramientas disponibles”. El coste es uno de los puntos flacos del prototipo, a juicio de David Olmos, experto del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y ajeno al nuevo estudio. Olmos recuerda que, por el momento, las técnicas para aislar células tumorales circulantes, conocidas como biopsias líquidas, apenas se utilizan en la clínica y que su precio ronda los 400 euros por muestra de sangre.

“El nuevo método es muy interesante, pero su gran hándicap es que los autores todavía tienen que demostrar su utilidad clínica”, opina Olmos. El equipo de Suresh ha probado su prototipo en el laboratorio, logrando separar el 83% de las células tumorales en muestras de plasma preparadas con bajas concentraciones de células cancerosas (unas 100 por mililitro). Para confirmar la utilidad de su método, lo probaron en muestras sanguíneas reales de tres mujeres con cáncer de mama y los resultados fueron consistentes con los obtenidos con CellSearch, una técnica ofrecida por la multinacional Johnson & Johnson y aprobada en 2004 en EEUU para detectar células tumorales circulantes mediante su marcaje con proteínas.

351.000 muertes al año en el mundo por intoxicaciones alimentarias

Los problemas de alimentación en el mundo van más allá de tener o no tener qué llevarse a la boca. Disponer de comida no basta: unas 582 millones de personas enferman cada año en el mundo, de las que 351.000 fallecen, según los últimos cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hechos público hoy con motivo del día mundial de la salud universal. De ellos, el 40% son niños menores de cinco años. La cifra, según la organización, es superior a la esperada.

Aunque la situación es especialmente grave en países más pobres, todos se ven afectados por estas contaminaciones. La propia OMS recuerda el caso de los pepinos supuestamente contaminados en Alemania en 2011 (al final fueron unos brotes de soja), que causó 1.200 millones de euros en indemnizaciones a los granjeros, con 215 millones en ayudas de emergencia a 22 países.

Otra prueba de que no se trata de una situación aislada es que el nombre de los tres patógenos más frecuentes en estas crisis, Salmonella tiphi (52.000 muertes), Escherichia coli (37.000) y norovirus (35.000) son familiares a los ciudadanos accidentales.

más información

Las bacterias del sistema digestivo, nueva huella biológica humana
El abuso de antibióticos en pollos y cerdos daña la salud humana
Noticias por intoxicación alimentaria

El hecho de que las dos primeras (y muchas más dentro de la lista de 22 patógenos más frecuentes) sean bacterias apunta a otro problema: el abuso de antibióticos. La mitad de estos medicamentos que se utilizan en el mundo se destinan a la ganadería, para protegerlos pero, también porque engordan (una relación que también se ha visto en niños). Y cuando hay demasiado consumo de estos fármacos, se corre el riesgo de que aparezcan resistencias. Antoine Andremont, de la Universidad de París, afirma que al menos 1.500 fallecimientos en la UE están relacionados con los antibióticos en la carne de pollo.

La relación entre animales y personas es por varias vías: primero, por el antibiótico que pueda quedar en la carne. Pero, por otro, las bacterias del tracto intestinal del ganado se diseminan a la carne durante la matanza, pero, además, son muy parecidas al microbioma de las personas, por lo que pueden colonizar el recto de las personas. Y, si son portadoras de una resistencia, la transmitirán también, dice Andremont.

El remedio es, aparentemente, sencillo: higiene, separa alimentos, cocinarlos bien y conservarlos en buenas condiciones. En regiones sin luz para neveras o agua potable resulta una utopía.

Una inmunoterapia frena el VIH en ensayos en humanos

Parte de la eficacia infectiva del VIH es que ataca, precisamente, al sistema inmunitario, y este se convierte en el cazador cazado. Pero esta situación puede empezar a revertirse con ensayos como el que ayer publicó Nature. En este pequeño trabajo —apenas 29 voluntarios, 17 con VIH, aparte de los estudios previos en ratones y macacos— se consiguió, por primera vez, una reducción sostenida (al menos 28 semanas) del número de virus circulante tras aplicar un tratamiento, un anticuerpo monoclonal, que refuerza la respuesta inmunitaria de la persona infectada.

Los anticuerpos monoclonales se estudian, sobre todo, para el tratamiento del cáncer. Básicamente son moléculas que se unen a las células, bacterias o virus que hay que eliminar y las hacen más visibles al sistema inmune. Es como si se pegaran unos adhesivos fosforescentes a un comando invasor para que las defensas lo neutralicen más fácilmente.

Este abordaje ya se había intentado anteriormente, pero los productos diseñados no conseguían una respuesta suficientemente fuerte (las pegatinas no se veían bien) o duradera (se caían). Y eso cuando no causaban efectos adversos. El equipo que dirige Michel Nussenzweig, de la Universidad Rockefeller, ha identificado un producto, el 3BNC117, que tiene una gran afinidad por la parte de la superficie del VIH que se une a los receptores CD4 de los linfocitos. Estas últimas moléculas son el puerto al que se ancla el virus antes de empezar su infección, por lo que actuar sobre esa ligazón es un abordaje muy específico.

más información

Solo el 50% de los infectados alcanza un nivel indetectable del VIH
Un candidato innovador a vacuna terapéutica contra el VIH
La inmunoterapia contra el cáncer amplía su campo de acción

Los propios autores del trabajo reconocen que el estudio es muy pequeño, pero permite obtener algunas conclusiones. La primera, que el anticuerpo era “generalmente bien tolerado a todas las dosis que se ensayaron, tanto en las personas con VIH como en las del grupo de control”. En verdad, este es el hito que un ensayo en fase I, la primera de las pruebas que se hacen con fármacos en humanos, busca: demostrar la seguridad del tratamiento. En este caso, se miden los efectos adversos. Estos se clasifican, por su gravedad, de 1 a 5. Durante el ensayo, que siguió a los voluntarios durante 56 días, no hubo de grado 3 o superior.

Pero los primeros datos permiten ir más allá. Lo que importa de un tratamiento contra el VIH, como los antirretrovirales que se emplean actualmente, es que reduzcan la cantidad de virus circulante (lo que se denomina carga viral). En el ensayo se vio que esto sucedía de manera proporcional a la dosis de anticuerpo utilizado, con reducciones de hasta 100 veces en la carga viral en 28 días. Pero también se observó que había un paciente que no experimentaba ninguna mejoría porque su virus ya era resistente al nuevo anticuerpo.

Ahora habrá que seguir con el ensayo a mayor escala y centrándose en ajustar la dosis más efectiva para conseguir la mayor reducción de la carga viral. En ninguno de los casos del ensayo se eliminó el virus circulante, lo que indica, afirma Nussenzweig, que probablemente este anticuerpo monoclonal no se vaya a usar en la práctica clínica solo, sino en combinación con otros o con los antivirales existentes. Esto es importante porque mientras no se consiga erradicar el virus, los afectados tienen que medicarse durante toda su vida. Y este proceso, a medio plazo, supone que aparezcan virus resistentes a los fármacos, por lo que siempre hay que tener nuevas familias de tratamientos.

Se trata de una prueba muy pequeña, con solo 17 afectados

José Alcamí, de la Unidad de Inmunopatología del Sida del Instituto de Salud Carlos III, destaca varios aspectos del trabajo. «El artículo tiene un interés grande como prueba de concepto ya que utiliza un anticuerpo neutralizante de amplio espectro de gran potencia, a diferencia de los utilizados previamente y además de la seguridad y la búsqueda de dosis parte con la idea de demostrar no solo una neutralización del virus circulante sino un impacto a medio plazo», dice por correo electrónico.

Alcamí opina que la pregunta clave es si «los anticuerpos podrían contribuir al control a medio-largo plazo de la enfermedad». Esto no es así, de momento, por los siguientes motivos: primero, «la producción de elevadas dosis de anticuerpos es compleja y muy cara»; segundo, su «vida media es muy corta» y, «de hecho es la mitad en los seropositivos (9 días) que en los seronegativos (17 días)»; tercero, el efecto de estos anticuerpos puede anularse por la «generación de auto-anticuerpos».

Además, el investigador destaca que este trabajo parte de otro en monos, pero que «el humano es un escenario más duro ya que la infección no es clonal como en el macaco sino por un diversidad de variantes [del virus]». «En mi opinión el futuro de esta estrategia pasa por expresar los anticuerpos en vectores de terapia génica mediante inyección intramuscular y verificar su impacto a medio plazo». Con ello no se inyectarían por vía intravenosa los anticuerpos en sí mismos, sino los genes que los crean, lo que permitiría una producción sostenida de estos. Pero el proceso tiene complejidades añadidas. Este mecanismo debería compensarse con «la inclusión de mecanismos moleculares» que frenaran la producción de anticuerpos, dice Alcamí, para evitar que el propio organismo genere anti-anticuerpos.

Andrew Freedman, de la Universidad de Cardiff, es más conciso, informa Manuel Ansede: “Este es un estudio pequeño pero muy bien llevado en 17 pacientes con VIH. No se observó ninguna respuesta en los seis pacientes que recibieron las menores dosis de anticuerpos, pero 10 de los 11 que recibieron una dosis mayor tuvieron variables pero significativas reducciones de la replicación viral. Esto sugiere que hay un efecto real del tratamiento con anticuerpos, pero está claro que harán falta ensayos mayores antes de que este tratamiento pueda utilizarse en la práctica clínica”.

La batalla para salvar al pangolín

Con su exterior escamoso, su peculiar forma corporal y su propensión a formar una bola acorazada cuando se siente amenazado, el pangolín ha suscitado comparaciones con la alcachofa y la piña del pino.

Pero una pangolín de tres años acogida en el Centro de Rescate de Animales Salvajes Phnom Tamao parecía ajena a su extraña apariencia y a que le faltaban dos pezuñas, que perdió por culpa de una trampa de un cazador furtivo. Acompañada de su único descendiente, deambuló entre las hojas y la maleza, olisqueó amigablemente los zapatos de un visitante y fue a buscar sobras en el cuenco de insectos machacados que le había preparado un cuidador del centro.

Los elefantes y rinocerontes suelen ser la imagen del comercio ilegal de animales salvajes: el elefante sacrificado por el marfil de sus colmillos y el rinoceronte, por su cuerno. Pero el mamífero con el que se trafica más frecuentemente, según los expertos en fauna y flora, es una criatura mucho menos conocida: el pangolín, un insectívoro con la lengua más larga que el cuerpo y una cola tan fuerte que puede colgarse boca abajo de las ramas de un árbol.

No es grande ni muy carismático. Es pequeño y raro, y está desapareciendo”

La carne de pangolín es considerada una exquisitez en algunas regiones de China, donde se cree que nutre los riñones. En la medicina tradicional se utilizan escamas de pangolín, que, al igual que las uñas humanas, están hechas de queratina, para tratar enfermedades de la piel y otras afecciones. El comercio del animal tiene una larga historia: en 1820, el rey Jorge III de Inglaterra recibió una armadura fabricada con escamas de pangolín.

Pero la demanda de pangolines –y, con ella, la caza de este animal–, ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. La caza furtiva no solo se ha intensificado en el sureste de Asia, sino también en África, según Traffic, una organización que controla el comercio de animales salvajes.

Cada año, los agentes de aduanas requisan miles de pangolines y centenares de kilos de escamas, a menudo camuflados como otros productos. A finales de enero, las autoridades de Uganda se incautaron de dos toneladas de piel de pangolín escondidas en cajas que estaban identificadas como material de comunicaciones. Hace unos años, fueron descubiertos en Francia 90 kilos de escamas de pangolín al fondo de unas bolsas de galletas para perros.

“Llega un gran barco de Indonesia con un presunto cargamento de pescado y resulta que son 14 toneladas de pangolines congelados”, comenta Annette Olsson, una asesora técnica de Conservation International en el sureste de Asia que contribuyó a abrir el centro de rescate de pangolines en Phnom Penh pero ahora trabaja en Singapur. El Gobierno camboyano gestiona el centro con la ayuda de Wildlife Alliance, un grupo conservacionista.

La mayoría de los países, incluida Camboya, tienen leyes contra la caza de pangolines. Pero su aplicación suele ser poco estricta y el incentivo para que los cazadores furtivos de las zonas rurales pobres capturen y vendan pangolines y otros animales salvajes a intermediarios de organizaciones de contrabando es elevado, afirma Bunra Seng, director de Conservation International en Camboya.

Llega un gran barco de Indonesia con un presunto cargamento de pescado y resulta que son 14 toneladas de pangolines congelados”

En su día, el pangolín malayo, una de las ocho especies existentes, era común en la región. Según Bunra, de niño los veía en el campo. Pero han muerto tantos que estos y los pangolines chinos han sido incluidos por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza en una lista de animales en grave peligro de extinción. La organización considera que todas las especies de pangolín están amenazadas.

“El pangolín corre el riesgo de extinguirse antes de que la mayoría de la gente llegue a conocerlo”, decía el príncipe Guillermo de Gran Bretaña el pasado otoño en un acto promocional de un torneo del videojuego Angry Birds que pretendía despertar interés en el animal.

Peter Knights, consejero delegado de WildAid, dice que el suyo y otros grupos de conservación están redoblando esfuerzos para rescatar al pangolín antes de la Convención de Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora en Peligro de Extinción, que tendrá lugar en 2016.

Estos animales nocturnos son difíciles de observar en la naturaleza, y sus hábitos han sido “literalmente una caja negra”

Los pangolines figuran en el Apéndice II de la convención como animales que todavía no corren el riesgo de extinguirse, pero podrían correrlo. WildAid y otras organizaciones sostienen que los pangolines deberían pasar a formar parte del Apéndice I, que prohíbe cualquier comercio.

El extraño aspecto del pangolín no ha ayudado a su causa, afirma Olsson. “Ese es uno de los problemas de especies como los pangolines”, dice. “No es grande ni muy carismático. Es pequeño y raro, y está desapareciendo”.

Sin embargo, una criatura recubierta de escamas, con ojos pequeños y brillantes, el hocico estrecho y una cola larga también tiene su encanto. Sandslah, un personaje de Pokémon, se inspiró en parte en el pangolín, considerado como el único mamífero con escamas. Y Cyclus Manufactura, una empresa colombiana, fabrica una mochila plegable en forma de pangolín que se inspiró en la biomecánica del animal, según su página web.

Poco a poco, los científicos están aprendiendo más cosas sobre la fisiología y el comportamiento del pangolín. Estos animales nocturnos son difíciles de observar en la naturaleza, sobre todo ahora que escasean, y sus hábitos han sido “literalmente una caja negra”, señala Olsson.

El pangolín, que antes era considerado familia del oso hormiguero, el perezoso y el armadillo, pertenece a la orden taxonómica Pholidota, y los estudios genéticos indican que está más emparentado con los mapaches y los pandas gigantes que con otros animales a los que se asemeja.

Los pangolines, que hurgan en los árboles o excavan túneles, tienen una visión pobre pero un buen olfato para detectar insectos y unas garras potentes para extraerlos de la tierra. Su larga lengua es pegajosa y puede atrapar a centenares de hormigas de una tacada. Sus orejas se cierran para impedir que les entren hormigas. Al igual que las mofetas, los pangolines pueden emitir un olor nauseabundo cuando se sienten amenazados.

Al centro de rescate llegan a menudo pangolines de los montes Cardamomos con miembros amputados por las trampas de los cazadores furtivos o con mordeduras de sus perros. El veterinario Rous San, de 33 años, les limpia y venda las heridas.

La caza furtiva no solo se ha intensificado en el sureste de Asia, sino también en África

Los animales se estresan fácilmente en cautividad y no les sienta bien la comida artificial, dice Olsson. Pero, con la mezcla apropiada de hormigas y termitas, pueden recuperarse. Una vez que lo han conseguido, los pangolines son reintroducidos poco a poco en la naturaleza como parte de un programa de aclimatación suave que los lleva a un recinto abierto en el bosque con fácil acceso a comida.

La madre y su cría no parecen tener prisa por abandonar el centro. Un grupo de niños se reúne en torno al recinto de los pangolines y miran embobados mientras el animal más joven, que ahora tiene dos años, excava furiosamente junto a la raíz de un árbol y se plantea darse un chapuzón en una piscina poco profunda.

“A veces nos desesperamos”, dice Bunra sobre los esfuerzos por salvar de la extinción a los pangolines y otras especies de Camboya. “Pero hacemos todo lo que podemos”.

© 2015 New York Times Service.

Traducción de News Clips.

La terrible vida de un tiranosaurio canibalizado

Es difícil imaginar el terrible daño que podía infligir la dentellada del Daspletosaurus, uno de los más temibles depredadores, de la familia del tiranosaurio rex. Pero gracias a las marcas que dejaron podemos saber más de cómo era la vida de estos peligrosos animales que habitaron Norteamérica hace 75 millones de años. Y las evidencias muestran un día a día extraordinariamente violento en el que el rival más débil tenía mucho que perder. Un nuevo análisis de los restos de uno de estos animales muestra innumerables dentelladas por toda la cabeza sufridas —y curadas— en vida y, lo que es más llamativo, algunos mordiscos recibidos después de muerto, lo que consolida la idea de que los tiranosaúridos recurrían al canibalismo cuando el hambre apretaba.

El ejemplar atacado era joven, bastante más pequeño que los adultos, y también fue mordisqueado después de muerto

La paleontología es capaz de describir a partir de un puñado de huesos la dureza en la que vivió y murió un animal hace 75 millones de años. En este caso, las marcas del cráneo y la mandíbula de un Daspletosaurus joven indican que su vida estuvo cerca del tormento. Aunque este cráneo fue descubierto en 1994 en Canadá, un nuevo trabajo sobre las heridas que conserva indican que sufrió innumerables ataques de semejantes, de otros animales de su género, hasta 14 grupos de marcas en el cráneo y la mandíbula de varios centímetros que debieron llenar su cabeza de espeluznantes cicatrices. Una, especialmente seria, en la parte posterior de la cabeza rompió parte del cráneo y dejó de una hendidura circular en forma de diente a través del hueso.

El análisis de estas heridas indica que fueron otros Daspletosaurus los que le dieron estas brutales dentelladas al animal estudiado. Este ejemplar era más pequeño de lo normal en un ejemplar adulto y todo sugiere que se trataba de un adolescente: 6 metros de largo, frente a los 8 o 9 nueve que llegaban a alcanzar, y 500 kilos, frente a las dos o tres toneladas que terminaban pesando.

Luis Rey’);»> ampliar foto

Recreación artística de un combate entre dos tiranosaúridos. / Luis Rey

¿Abusaban de este animal por su tamaño? «Es posible», explica Dave Hone, uno de los científicos que han estudiado los restos del dinosaurio. Hone, de la Universidad de Londres, admite que no se puede decir mucho sobre las heridas cicatrizadas, ya que es difícil decir cuánto tiempo antes de su muerte ocurrieron. «Podría deberse a cualquier número de razones: peleas entre hermanos, combates por comida, etc», señala. «Dudo que todas estas lesiones sucedieran de una vez, pero no podemos decir si las causó un animal o muchos». Algunos autores señalan que quizá hacían vida en grupo y no en solitario, como muestran algunas pistas encontradas también en Tyrannosaurus, o tal vez fueron encontronazos por defender un territorio.

Al margen de lo que este tiranosaúrido sufriera en vida, hay dos o tres marcas especialmente interesantes, porque consolidan la hipótesis de que usaban a sus congéneres como carroña. «Las mordeduras post mortem fueron probablemente provocadas por un único animal», asegura Hone. «El canibalismo es conocido en otros dinosaurios, incluyendo al Tyrannosaurus. La mayoría de los carnívoros tenderán a alimentarse con todo lo que puedan y, si bien tiende a ser raro, esto es, al menos en parte, debido a los grandes carnívoros son raros: solo hay uno por cada cientos de herbívoros, asi que no se encontraban entre sí muy a menudo», explica.

La lectura de los hechos coincide con la opinión del paleontólogo Nick Longrich, que no ha participado en este estudio, pero que ha investigado sobre el canibalismo en esta familia de dinosaurios. «Se ajusta a lo que hemos visto», señala Longrich. «Los tiranosaurios se alimentan con frecuencia de otro tiranosaurio. Se han hallado dos tiranosaurios en este conjunto por lo que esta interacción puede ser o bien el canibalismo de otro Daspletosaurus o realizada por otra especie de la misma familia, como el Albertosaurus«, indica el investigador de la Universida de Bath.

La importancia de las marcas producidas en el entorno de la mandíbula después de que el dinosaurio hubiera muerto radica en los tiempos, según defiende Hone. Algunos predadores pueden matar y luego alimentarse de la víctima durante días o incluso semanas y esto da un patrón característico de consumo, que no es el caso. Es muy diferente al hallazgo de un cadáver semanas después y devorarlo. «En ambos casos, las mordeduras y los patrones serán similares a pesar de que uno lo ha matado y el otro no. Aquí, debido a la evidencia de descomposición antes del mordisco post mortem, parece ser que usaron como carroña un cuerpo en putrefacción», afirma.

Documentos

‘Pre- and postmortem tyrannosaurid bite marks on the remains of Daspletosaurus (Tyrannosaurinae: Theropoda) from Dinosaur Provincial Park, Alberta, Canada’
‘Cannibalism in Tyrannosaurus rex’

Las dos Américas se unieron hace unos 13 millones de años

Las dos Américas se convirtieron en una mucho antes de lo que se creía. La unión por lo que hoy es Panamá se produjo hace unos 13 millones de años y no 3,5 millones como daba por hecho la comunidad científica. Una investigación de geólogos colombianos ha datado rocas encontradas en los Andes en esa fecha que, aseguran, solo pueden proceder del istmo ya emergido. De confirmarse este retraso, los libros de ciencia tendrán que reescribir lo que se sabe sobre la primera glaciación de la era actual o la gran emigración de especies que se produjo entre ambas Américas.

La teoría más aceptada sobre la fecha en que los dos continentes americanos se unieron sostiene que un proceso iniciado unos 20 millones de años atrás se completó hace unos 3,5 millones. El juego de tronos entre la placa del Caribe, la Sudamericana y la Norteamericana fue salpicando el mar que separaba ambas Américas de un mosaico de islas. La partida culminó con la emergencia de una lengua de tierra que separó para siempre las aguas del Pacífico y el Atlántico.

La unión americana explica muchas cosas que pasaron desde entonces. Como atestigua el registro fósil, es desde esa fecha cuando se produce lo que llaman el Gran Intercambio Americano: muchas especies de vertebrados migraron de un continente a otro. Varias investigaciones muestran, además, que a partir de entonces, las especies y sedimentos marinos de los actuales Pacífico y Caribe empiezan a diferenciarse. Hay quienes, incluso, señalan que la actual era de glaciaciones se inicia al separar los mares. La emergencia del istmo habría intensificado la circulación oceánica en el Atlántico y el Pacífico que, en un complejo proceso, hace que los hielos se expandan o retiren del hemisferio norte de forma periódica. La última de esas retiradas permitió la expansión del hombre moderno.

El mineral circón encontrado en los Andes colombianos tiene una relación de uranio y plomo similar a las muestras obtenidas en Panamá

«Es una hipótesis muy elegante pero si el cierre se produjo mucho antes, debería ser revisada», dice el profesor de la Universidad de los Andes (Colombia), Camilo Montes. Este paleogeógrafo, junto a investigadores de otras universidades colombianas, ha encontrado pruebas que les permiten retrasar el cierre unos 10 millones de años más atrás, a la época geológica conocida como Mioceno Medio. «Sabemos que va a haber mucho debate y que nos van a dar palos por muchos lados», reconoce un Montes que, sin embargo, cree en la fortaleza de su hallazgo.

Estos geólogos colombianos aprovecharon las obras de ampliación del Canal de Panamá para buscar en los estratos más antiguos una piedra, el circón. Este mineral metálico tiene dos particularidades. Por un lado, es muy resistente a la meteorización, así que su erosión es muy lenta. Además, se presenta con pequeñas cantidades de uranio. El proceso por el que uranio decae (de un isótopo radiactivo a otro) hasta convertirse en uno estable de plomo es conocido y es una de las bases de la geocronología.

Carlos Armando Rosero’);»> ampliar foto

En el valle del Cauca (Colombia) se han hallado sedimentos procedentes del arco de Panamá (al fondo) de hace unos 15 millones de años. / Carlos Armando Rosero

Tal y como muestran en la revista Science, desde el canal fueron yendo cada vez más al sur, realizando perforaciones y catas hasta llegar al flanco occidental de la Cordillera Central colombiana, donde acaban los Andes. Encontraron muestras de circón que no podían ser originarias de esa zona y «en capas de hace unos 15 millones de años y no en las de 3,5 millones de años», comenta Montes. «Lo más probable, casi seguro, es que procedan de Panamá», añade.

De hecho, tras someter las distintas muestras a su desintegración por láser y su análisis por un espectrómetro de masas, la relación de isótopos de uranio y plomo entre las obtenidas en Panamá y las colombianas concluye que el circón de ambas tiene el mismo origen. Para los investigadores, este mineral llegó hasta Colombia arrastrado por antiguos ríos en un largo proceso de erosión. Y claro, para que haya un río antes debe de haber una tierra por el que discurra y esa tierra no puede ser otra que el istmo de Panamá.

La gran migración animal

De confirmarse este retraso de al menos 10 millones de años en la unión de las dos Américas, la nueva fecha cuestiona mucho de lo que la ciencia daba por cierto hasta ahora. La hipótesis elegante de los 3,5 millones de años y su conexión con la gran migración de especies entre ambos continentes se debilita. También lo hace su relación con el cambio climático que trajo las glaciaciones por el cierre del istmo. Si se produjo mucho antes, ¿porqué los animales esperaron millones de años a atravesar Panamá?

«La respuesta es muy sencilla, el cierre del canal marítimo no jugó ningún papel en el cambio climático», asegura el profesor de geología de la Universidad de Colorado en Boulder (EE UU), Peter Molnar. Aunque hubo especies de vertebrados como camélidos, parientes de los pecaríes o grandes felinos que fueron del norte al sur y antecesores del perezoso e incluso plantas que emigraron al norte antes de los 3,5 millones de años, la gran migración se produjo después de esa fecha.

El intercambio de especies de hace 3,5 millones de años estaría relacionada con una glaciación y no con la unión de los dos continentes

Para Molnar, la unión de las dos Américas fue un requisito necesario pero no suficiente. En realidad, pudo ser el frío de la glaciación que se inició en aquel tiempo lo que produjo la estampida. «El Gran Intercambio Americano es enteramente consecuencia del cambio climático. Durante las edades de hielo, los trópicos se enfrían y secan. Los animales que cruzaron vivían en sabanas. Ellos debían cruzar lo que hoy es Panamá. Cruzaron porque el clima había cambiado la vegetación y la barrera climática cambió por completo», explica. Y el ciclo de glaciaciones del Cuaternario (periodo actual) coincide con la explosión de registros fósiles, no con el cierre del canal marítimo.

De una tacada, Montes y sus colegas desmontan tres de las bases de la historia geológica. Sin embargo, los defensores de la teoría original se muestran muy escépticos con sus conclusiones. Uno de guardianes de la fecha de los 3,5 millones de años es el estadounidense Anthony Coates, investigador del Instituto Smithsonian de Investigación Tropical. Coates ha dedicado buena parte de su vida a investigar la unión entre los continentes americanos y no le convencen los argumentos de Montes.

«Incluso aunque el circón se transfiriera como ellos dicen, y hay serias dudas sobre la historia de que proceda de un protopanamá, se trata de una región relativamente pequeña de Colombia y esto no descarta que el resto de cientos de kilómetros del istmo tuviera vías marinas como sucede en el arco indonesio actual, que nosotros creemos que es una buena comparación con la América Central de hace 10 o 15 millones de años», dice Coates en un correo. Es decir, sin negar que pudiera haber ya entonces alguna conexión, sería más en forma de archipiélago que de una gran lengua de tierra.

Montes replica que las muestras del occidente colombiano que han analizado proceden de varias zonas del arco panameño: «la única forma de explicar esto es tener un rio troncal que conectara una buena parte del istmo».

En esta noticia

Documento: ‘Middle Miocene closure of the Central American Seaway’

Gorilas amenazados: récord mundial de endogamia

Las poblaciones humanas más endogámicas son las de Papúa-Nueva Guinea y los karitiana del Amazonas occidental: su genoma muestra cerca de un 5% de homocigosis, es decir, que es idéntico en los cromosomas que provienen de la madre y del padre. En los gorilas de las montañas orientales africanas, los simios más amenazados del planeta, la homocigosis alcanza un tercio del genoma: son seis veces más endogámicos que los más endogámicos de los humanos. La razón, desde luego, es el declive de su población, pero ese declive, contra todo pronóstico, no es un fenómeno reciente, sino que empezó hace 20.000 años. Y a estas alturas hasta tiene sus ventajas.

El primer genoma de un gorila se secuenció (leyó) hace tres años, y después siguieron Copito de nieve y un par de docenas más, pero, curiosamente, es justo de la subespecie de gorila más amenazada de la que menos datos genéticos había hasta ahora. Precisamente por las fuertes medidas de protección a estos simios que imponen Ruanda y otros países africanos, conseguir muestras de sangre ha sido un tormento. Pero un equipo de investigadores de Cambridge y Barcelona ha drenado esa laguna al secuenciar los genomas de 13 gorilas. Presentan el trabajo en Science.

Con todo lo similares que parecen, los gorilas pueden dividirse en dos especies, una del oeste y otra del este de África, y la segunda se segrega en dos subespecies, los de llanura y los de montaña. Estos últimos son los más amenazados de todos, y de todos los grandes simios. Los genetistas han secuenciado ahora los genomas de 13 gorilas orientales: siete de las montañas, en concreto de la región africana de Virunga, y seis de sus primos de la llanura. Esto les ha permitido hurgar en su pasado remoto y sacar a la luz hasta sus secretos de alcoba.

El primer resultado del trabajo es el esperable: que la variedad genética de los gorilas orientales montañosos es paupérrima. Es un efecto trivial del declive poblacional, y a esta subespecie solo le quedan 800 individuos, incluyendo los de los zoos occidentales. Los demás viven las montañas volcánicas de Virunga, entre Ruanda, Uganda y la República Democrática del Congo. Otra consecuencia obvia de la crisis de población es la endogamia de esta subespecie.

Un equipo de investigadores de Cambridge y Barcelona ha drenado esa laguna al secuenciar los genomas de 13 gorilas

Pero a partir de ahí empiezan las sorpresas, empezando por esa tasa desbordada de homocigosis (tramos de un cromosoma que son idénticos a los del otro) que dejado pasmados a los científicos españoles y británicos. Siguiendo por la fecha remota en que empezó ese proceso: hace 20.000 años. Y acabando por la excelente salud genética que muestran esos gorilas tan amenazados.

Porque se sabe bien que la endogamia, o la homocigosis que de ella resulta, perjudica la salud al poner dos copias idénticas de algún gen indeseable en el cromosoma paterno y en el materno. En las poblaciones amplias, esos genes de la enfermedad no se expresan casi nunca, porque están corregidos por la copia sana, procedente del otro progenitor, en el cromosoma de enfrente.

“Esperábamos un alto grado de enfermedad”, explica desde su laboratorio de Barcelona Tomás Marques-Bonet, investigador ICREA en el Instituto de Biología Evolutiva (UPF/CSIC) y codirector del estudio. “Así ocurre en las poblaciones humanas más endogámicas, y en la familia real británica; pero al parecer eso solo vale para historias de endogamia más o menos reciente”. Y este no es el caso del gorila montañés.

Marques-Bonet tiene el objetivo de secuenciar a todos los gorilas orientales montañeses, que son unos 800. La técnica lo permite, pero le faltan 200.000 euros

“La declinación de la población de esta subespecie”, prosigue Marques-Bonet, “empezó hace unos 20.000 años; y esa es la razón de que gocen de tan buena salud genética pese a la endogamia que padecen desde entonces: que ha actuado la selección natural”. La endogamia durante unas generaciones hace aflorar todas las mutaciones indeseables que hubiera en la población anteriormente. Pero la endogamia a largo plazo acaba matando a todos los afectados, y deja por tanto una población con los genes limpios. Una lección aprendida de los gorilas. “Se han adaptado darwinianamente a la endogamia”, resume el científico de Barcelona.

Pero ni Marques-Bonet ni el resto del equipo quieren que eso pase por un mensaje optimista. El inmenso grado de homocigosis y la mínima variedad genética, por más que los gorilas montañeses se hayan adaptado a ellas. Son una bomba de relojería. Un cambio climático o geográfico, un virus importado de la especie humana, un imprevisto, pillarán a los gorilas compuestos y sin variantes genéticas que puedan resistir al virus o adaptarse al clima. La situación actual de la especie es tan segura como la de un jugador de ruleta rusa.

Marques-Bonet tiene el objetivo de secuenciar a todos los gorilas orientales montañeses, que son unos 800. Así podrían programarse los cruces óptimos para aumentar la variedad de la especie. La técnica lo permite, pero le faltan 200.000 euros.

Documento

‘Mountain gorilla genomes reveal the impact of long-term population decline and inbreeding’

Descifrados 11.000 genes de la solitaria

Un grupo de investigadores mexicanos ha logrado descifrar una gran parte del genoma de la Taenia solium, el parásito más conocido como la solitaria. Este gusano es causante de la teniasis y la cisticercosis, dos infecciones que se contraen a través de la ingesta de carne de cerdo contaminada, en el primer caso, y de los huevos de la tenia, en el segundo.

Cuando la lombriz infecta a una persona a través de la comida, la tenia se encuentra en su fase joven. En el intestino humano, esta larva se convierte en una tenia adulta, que puede permanecer en el organismo sin provocar daños durante un tiempo y crecer hasta los tres metros. Los síntomas son leves e inespecíficos (dolor abdominal, estreñimiento, náuseas o diarrea). La persona se da cuenta de que tiene la enfermedad porque el gusano va saliendo, en pequeños trozos, con las deposiciones. Las larvas de la tenia contaminan, a su vez, el medio ambiente.

La cisticercosis, sin embargo, se produce en el humano por contacto con materia fecal infectada, lo que ocurre cuando fallan las medidas de higiene. En estos casos, la tenia está en su etapa embrionaria, la más dañina, y puede desarrollar quistes en diversos tejidos, como músculos, tejidos subcutáneos, ojos y encéfalo. Los que se encuentran en el sistema nervioso central causan neurocisticercosis, que provoca convulsiones.

Conforme la población se vuelve más urbana, resulta más difícil que el humano se infecte. Aunque el parásito sigue existiendo

Alejandro Garciarrubio, investigador de Biotecnología de la UNAM y jefe de bioinformática del proyecto

Hasta hace poco nada se sabía sobre la información genética de la Taenia solium, por lo que era complejo crear medicamentos que curasen la enfermedad en su etapa embrionaria. El estudio desarrollado por la Universidad Nacional Autónoma de México a lo largo de siete años, publicado en la revista científica Nature, ha conseguido identificar el genoma de la tenia, es decir, el material genético que contiene la información sobre cómo debe construirse un nuevo organismo. El genoma es una secuencia de ADN sumamente larga, constituida por un alfabeto de solo cuatro letras.

En el caso del genoma humano, hay 3.000 millones de letras. «Este organismo tiene un genoma de 120 millones de letras, que es el tamaño de uno promedio. El proyecto consiguió definir la secuencia y el orden de estas cuatro letras a lo largo del genoma de la Taenia solium«, explica Alejandro Garciarrubio, investigador de Biotecnología de la UNAM y jefe de bioinformática del proyecto.

Una vez que los científicos tuvieron esta secuencia de letras (el conjunto del texto), debían descifrar qué significaba. «Lo primero que tratamos de entender era el sistema de puntuación. Es decir, qué formaba una frase, una unidad de información, o lo que es lo mismo: un gen».

Del genoma de esta tenia, los investigadores han podido extraer la información de 11.000 genes (u 11.000 frases). Dado que existe un parecido entre los genomas de los animales, buscaron en otras especies frases similares. Es lo que aplicado a programas de ordenador o componentes electrónicos se denomina ingeniería inversa. «Para aproximadamente la mitad de los genes de la T. solium encontramos algún otro gen parecido en otra especie para poder saber qué función realiza».

Una vez hallados los genes comunes, el proyecto logró identificar esos otros genes que eran específicos de la tenia, sin equivalentes en humanos. «Estos pueden ser buenos blancos para diseñar medicamentos que tengan como objetivo dañar al parásito sin dañar al huésped, se les llama blancos terapéuticos», añade Garciarrubio. Hasta el momento el estudio ha logrado identificar más de 100 genes que podrían servir como blancos terapéuticos.

Aunque fue declarada erradicable en 1993, la OMS la añadió en 2010 a la lista de las principales enfermedades tropicales desatendidas

El proyecto, que llegó a contar con 30 participantes de varias instituciones de la UNAM, investiga ahora el genoma de otro tipo de tenia, la T. crassiceps, un proceso que resulta más sencillo porque parte del trabajo es común con la T. solium.

La cisticercosis es una enfermedad cada vez menos extendida. «Conforme la población se vuelve más urbana, hay campañas de higiene y se construyen letrinas, resulta más difícil que el humano se infecte. Aunque el parásito sigue existiendo, los controles sobre la carne que consumimos son mayores».

La neurocisticercosis es la forma más grave de la enfermedad y una de las principales causas prevenibles de la epilepsia (convulsiones) en muchos países en desarrollo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, más del 80% de los 50 millones de personas afectadas en el mundo por epilepsia viven en países de ingresos bajos y medianos bajos, en muchos de los cuales las infecciones de este tipo son endémicas. «La enfermedad se localiza, sobre todo, en países del sur de Asia, en África y todavía bastante en Centroamérica y Sudamérica», puntualiza el investigador de la UNAM.

Pese a que la enfermedad, en teoría, se puede controlar y fue declarada erradicable en 1993 por el Grupo Especial Internacional para la Erradicación de Enfermedades, la OMS la añadió en 2010 a la lista de las principales enfermedades tropicales desatendidas.

Ciencia en Español

El océano ácido provocó la mayor extinción en la historia del planeta

Más del 90% de los organismos marinos y más de dos tercios de los animales terrestres desaparecieron hace unos 252 millones de años. Unos 20 millones de años después surgieron los primeros dinosaurios. Las causas de aquel cataclismo, a partir del cual evolucionaron los ecosistemas modernos, han sido debatidas por los científicos durante años y ahora un equipo de geofísicos europeos ha dado con una respuesta basada en evidencias directas: una intenso actividad volcánica en Siberia, con ingentes cantidades de CO2 inyectadas en la atmósfera, seguramente provocó la acidificación de los océanos, desencadenando la extinción de tantos organismos que no pudieron adaptarse al cambio radical de las condiciones químicas de su entorno.

El hallazgo parece descartar otras hipótesis basadas en diferentes procesos de origen puramente terrestre o incluso extraterrestre, como el impacto de un gran asteroide. Y no solo ilumina un episodio importante del pasado de la Tierra, sino que también debe ayudar a entender su futuro, ya que las ingentes cantidades de CO2 que se están inyectando en la atmósfera por el uso intensivo de los combustibles fósiles están haciendo el océano mundial más ácido, y a un ritmo mayor que el de hace 250 millones de años, advierten los investigadores. “Los científicos hace tiempo que sospechaban que hubo una acidificación del océano durante la mayor extinción de todos los tiempos, pero se habían escapado hasta ahora las pruebas directas”, señala Matthew Clarkson, investigador de la Universidad de Edimburgo y coordinador del equipo autor del trabajo. “Y es un descubrimiento preocupante”, continúa, “dado que estamos observando ya hoy en día un incremento de la acidez de las aguas como resultado de las emisiones humanas”.

Clarkson y sus colegas explican esta semana en la revista Science que han encontrado las claves de aquel cambio oceánico en rocas localizadas hoy en los Emiratos Árabes Unidos pero que, hace 250 millones de años, formaban parte del fondo marino en una zona de aguas someras y conservan información sobre los procesos químicos que se produjeron. Los análisis minuciosos que ha hecho este equipo aportan incluso pormenores de la secuencia de aquel proceso. La gran extinción duró unos 60.000 años.

Los investigadores (de varias instituciones del Reino Unido y de Alemania) explican que hubo dos fases de acidificación por la inyección masiva de CO2 (billones de toneladas) en la atmósfera. La primera fase fue más lenta (unos 50.000 años), pero afectó a unos ecosistemas que ya estaban debilitados por el incremento de la temperatura del planeta y la disminución del oxígeno. Tras un breve intervalo con una cierta recuperación de los ecosistemas, llegó la segunda fase, más rápida (10.000 años), que fue el golpe de gracia para tantas especies. Las criaturas con estructuras calcificadas eran especialmente débiles ante el cambio del pH del agua al aumentar el CO2 disuelto en el agua. Los famosos trilobites, que habían poblado el planeta anteriormente, se acabaron.

La acidificación del océano fue más lenta hace 252 millones de años que ahora, explica Eric Hand en la revista Science. Clarkson y sus colegas estiman que se inyectaron 24.000 gigatoneladas de carbono en la atmósfera en 10.000 años -2,4 gigatoneladas por año- y la mayor parte acabó en los océanos, mientras que se estima en unas 10 gigatoneladas por año (sumando todas las fuentes) la entrada actual de carbono en la atmósfera. Pero, las reservas actuales de combustibles fósiles viables contienen solo unas 3.000 gigatoneladas de carbono, muy por debajo de la cantidad total que debieron emitir aquellos volcanes del pasado. “Estamos inyectando carbono más rápido pero es improbable que tengamos tanto [como el que provocó la gran extinción]”, señala Tim Lenton, científico de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y miembro del equipo que coordina Clarkson. “La biología es muy inteligente, puede afrontar una cierta cantidad de acidificación, pero sospecho que hay límites a la adaptación y en algún punto [las especies] colapsan”, resume.

Julio César pudo sufrir derrames cerebrales en lugar de epilepsia

Cuando iba a comenzar la decisiva batalla de Tapso (en la actual Túnez) contra los restos del ejército de Pompeyo en el año 46 antes de Cristo (a. de C.), Julio César se desvaneció cayendo entre convulsiones. Sus hombres tuvieron que apartarlo de las miradas llevándolo a un fortín. Para narrar el episodio, el historiador griego Plutarco usó la palabra epileptikos y desde entonces han sido muchos los que han dado por bueno que el caudillo romano sufría epilepsia. Sin embargo, ahora, dos investigadores aportan otra teoría: una serie de ictus habría protagonizado los últimos días del creador del Imperio.

Plutarco tuvo que escribir de oídas ya que no estuvo en la llanura de Tapso. De hecho, escribió sobre César 10 años después de su muerte. El propio Cayo Julio César (44-100 AEC), gran escritor, además de militar, político y libertino, no dejó nada escrito sobre sus ataques. Ni siquiera eruditos coetáneos como Cicerón o inmediatamente posteriores, como el cordobés Lucano, lo hicieron. Solo el biógrafo de emperadores Suetonio volvería a hablar de la enfermedad de César un siglo después, aunque llamándola morbus comitialis, refiriéndose a un ataque que obligaba a detener una asamblea o reunión. La enfermedad tenía un halo divino, como si fuera una intervención de los dioses.

Sobre esa base, buena parte de los historiadores clásicos y de la medicina han mantenido que Julio César era epiléptico. De hecho, la mayoría de los artículos científicos recientes parten de la epilepsia y se dedican a aventurar sobre su etiología: que si fruto de un tumor cerebral, que si de origen genético, que si provocada por la sífilis o por un parásito intestinal

«La nuestra es una teoría más completa, clara y simple, las otras son muy complicadas», dice el investigador de la facultad de medicina del Imperial College de Londres, Francesco Galassi. Junto a su colega Hutan Ashrafian, Galassi ha rehecho el rompecabezas de la enfermedad de Julio César. Revisitando los clásicos y las investigaciones modernas con otros ojos, donde los demás vieron epilepsia ellos ven ictus y no uno, sino varios.

Julio César sufrió al menos dos ataques, uno de ellos en la Corduba hispana, cumplidos los 50 años

Siguiendo a Plutarco, Julio César sufrió su primer derrame cerebral en Corduba (la actual Córdoba), posiblemente en el 49 AEC, es decir, tres años antes que el de Tapso, o en el 46, al regresar a Hispania desde África. Si fue en la primera fecha, tenía entonces 51 años. «un primer ataque de epilepsia rara vez se presenta en la edad adulta», recuerda Galassi. Y no hay registros de que el caudillo romano sufriera alguno en su infancia.

Tras salir vencedor de la guerra civil, Julio César regresó triunfante a Roma en el 46 AEC. Allí sucedieron otros dos hechos que, aunque poco documentados y detallados, sirven a los investigadores para apuntalar su tesis del ictus. En uno, senadores y grandes patricios romanos salen al encuentro de César para tributarle honores y cargarlo de títulos. Sin embargo, el emperador que nunca lo fue rehusó el encuentro alegando que se encontraba indispuesto. Lo que se sabe es que sufrió fuertes mareos, vértigo e intenso dolor de cabeza. Pero nada de la pérdida de consciencia o temblores propios de la epilepsia.

Como recuerdan estos investigadores en su artículo en la revista Neurological Sciences, un último episodio tuvo lugar cuando su amigo Cicerón loaba sus hazañas en el Senado. Julio César tembló, de emoción según Plutarco, escapándosele unos legajos de las manos. «El ataque con Cicerón encaja con un cuadro general de ictus», asegura Galassi.

Para completar su argumentario a favor, los investigadores recuerdan que el gran general romano tuvo, en los años posteriores al ataque de Corduba, continuos dolores de cabeza, repentinos cambios de humor y una tendencia a la depresión. Depresivo estaba cuando, aún siendo avisado de que se estaba urdiendo un compló contra él, César no dejó de acudir a su cita con el destino para ser asesinado por un grupo de senadores en los idus de marzo del año 44 AEC.

«El comportamiento de César cambió en estos años y nosotros tenemos una posible explicación», sostiene Ashrafian. «Los datos siempre han estado ahí pero han sido interpretados partiendo de la epilepsia, nosotros lo vemos con otra óptica», añade. Para él, es muy posible que los historiadores como Plutarco, Suetonio y otros, apostaran por la epilepsia por su halo divino. «Alejandro Magno tenía epilepsia y era visto como una divinidad. César pudo aprovecharse de eso», comenta.

Los Julia, una familia plagada de ataques

Para armar su teoría, los defensores de la epilepsia han querido ver en la repentina muerte tanto del padre de Julio César como de su bisabuelo lo que hoy se conoce como SUDEP, o muerte súbita inexplicada del paciente epiléptico. Incluso hay quienes sostienen que Cesarión, el hijo que tuvo con Cleopatra, sufría de convulsiones. Y sería una epilepsia de origen genético: el emperador Calígula y Británico, el hijo asesinado del emperador Claudio, también tuvieron ataques epilépticos. Los dos eran descendientes de la familia de Julio César.

Pero, como recuerdan Ashrafian y Galassi, no hay datos que señalen que Julia, la hermana de César sufriera de epilepsia. En cuanto a Cesarión, es complicado comparar ambos casos dado que apenas hay datos sobre el hijo nunca oficialmente reconocido de Julio César y Cleopatra. Además, recalcan estos investigadores, también puede existir una predisposición genética al ictus, lo que explicaría las muertes de su padre y su bisabuelo por un infarto.

«No hay manera alguna de probar una teoría u otra», dice el neurólogo Richard McLachlan

El problema es que, como dice el neurólogo de la Universidad Western (Canadá), el doctor Richard S. McLachlan, «no hay manera alguna de probar una teoría u otra». Este experto en epilepsia recuerda que «partiendo de los documentos históricos escritos solo unos pocos años después de la muerte de César, la mayoría aceptan que tenía una forma suave de epilepsia». Y añade: «como quiera que existen muchas causas de epilepsia, entre las que están el infarto cerebral, infecciones, tumores, etcétera, solo podemos especular con cuál de ellas le provocaba los ataques».

McLachlan es de los que defienden la tesis de la epilepsia. En un artículo publicado hace unos años aventuraba incluso su origen: neurocisticercosis, una enfermedad provocada por la tenia y que tiende a inducir ataques epilépticos. Este neurólogo canadiense no descarta sin embargo la tesis de Ashrafian y Galassi pero «en aquellos tiempos, el riesgo de un ictus era probablemente menor que hoy y él no presentaba los factores de riesgo asociados al ictus».

En lo que coinciden los investigadores es en que solo una hábil utilización de la morbus comitialis pudo hacer que unos ataques que implican pérdida de control fueran vistos por los que le rodeaban como una señal de que era el elegido por los dioses para ser su Dictator. Y eso solo lo pudo hacer alguien como Julio César.

En esta noticia

Documento: ‘Has the diagnosis of a stroke been overlooked in the symptoms of Julius Caesar?’

Échele la culpa al cerebro

Lo siento cariño, había bebido mucho, no sabía lo que hacía”. Hace tiempo que este argumento perdió validez como excusa. Apréndase esta frase: “Lo siento cariño, la amígdala y el estriado ventral de mi cerebro estaban hiperactivados, la ínsula no fue capaz de inhibir mi conducta… Yo no tenía elección”, puede servir como pretexto ante su pareja por haber sido infiel y en algunos casos, hasta librarles de la cárcel.

Queremos saber, comprender, explicar. El avance en las técnicas para el estudio del funcionamiento cerebral está proporcionando un fecundo caldo de cultivo que invita a querer interpretar no solo cómo funciona el cerebro, sino también la mente, la conducta y hasta los valores. Dónde reside la maldad, la bondad, el amor, el odio… Y la responsabilidad. La sociedad pide explicaciones y la neurociencia nos ayuda a proporcionar algunas respuestas, y entonces surgen los problemas: querer saber más de lo que la neurociencia nos puede explicar, responder a preguntas que no siempre tienen respuesta.

En los tribunales, se está prodigando la defensa de un acto delictivo basada en alteraciones cerebrales —la mayoría inespecíficas— amparándose en la ciencia, viniendo casi a decir que no fue la persona la que cometió el acto, sino su cerebro dañado. Con una buena argumentación y la confianza en la pericia neurocientífica, un juez puede llegar a la conclusión de que, efectivamente, esta persona sentada en el banquillo no es culpable. En un caso reciente, un hombre acusado de agredir a otro intentó librarse presentando una exploración en la que se observaba una malformación arteriovenosa en el cerebelo con el fin de demostrar que existía una relación causa-efecto entre el daño y el delito. No le sirvió de mucho. Fue condenado. Lo que no se debe olvidar es que lo que se estudia en neurociencia es el cerebro y sus reacciones ante diferentes estímulos, pero la mente es mucho más que eso. Procesos mentales complejos como la toma de decisiones difícilmente podrán ser localizados entre las redes del cerebro.

La mente, la interacción entre cerebro, ambiente y psique, es imposible de controlar en condiciones de laboratorio. En neurociencia cognitiva —área de conocimiento dedicada al estudio de la mente en cuanto al equivalente cerebral, diseño de estudios y control de los factores ambientales que queremos conocer— sabemos que, por más que intentemos ser rigurosos, habrá factores que influyan directamente en la toma de decisiones y que no podremos controlar. Saber que estamos siendo estudiados es en sí mismo un factor influyente (si no determinante) en la decisión que tomemos. Y estudiar el funcionamiento cerebral y el proceso de toma de decisiones de una persona sin que esta lo sepa no se puede siquiera tener en cuenta como posibilidad, desde el punto de vista de la bioética. Se podría pedir a una persona que portara voluntariamente un implante intracraneal de detección de la función cerebral (ciencia ficción) sin que esta supiera el objeto de estudio. Pero en cualquier caso sabría que lo lleva y eso ya es un condicionante.
No se trata de cuestionar la validez de los avances en neurociencia, desestimarlos ni tachar sus argumentos de falaces; a esta disciplina le queda un largo recorrido y con sus hallazgos seremos capaces de comprender mejor (incluso tratar) aspectos patológicos de la conducta humana. Pero conviene aceptar que algunas cosas nunca las llegaremos a saber; bien porque no debemos o porque no podemos.

Si con el surgimiento de técnicas de estudio del ADN se empezó a hablar de determinismo genético, en los últimos años se habla de determinismo cerebral, lo que implicaría despojar al ser humano de su capacidad de decisión.

La neuroimagen cognitiva ofrece la tentación de saber qué sucede en los cerebros de personas que actúan de forma diferente a lo que considera normal la sociedad y, por ende, el investigador que los diseña. Pero aquí ya nos encontramos ante un importante sesgo: estudiamos a personas con comportamientos diferentes. Y si tienen comportamientos distintos, obviamente su cerebro funciona de manera diferente.

Cuando hablamos de actos humanos no solo hablamos de los estímulos cerebrales, sino de asuntos mucho más complejos. Y una de las claves está en la responsabilidad. Según la acepción primera del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, es la “cualidad de responsable (obligado a responder de algo o por alguien. Dicho de una persona: que pone atención en lo que hace o decide)”. En su acepción segunda se alude a la responsabilidad legal: “Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal” y en su acepción tercera a la base moral: “Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado”.

¿Hallará la neurociencia las áreas cerebrales encargadas de la responsabilidad? Tal vez ni siquiera existan tales zonas. La responsabilidad obedece a muchos factores, tan diversos como la empatía, el momento, la ideología, los principios morales, la ética, las normas, la sensación de amenaza, el miedo, el hambre, la cultura, las costumbres, el deseo, la madurez. La lista podría ser interminable y ninguno de esos factores determinan de forma absolta la responsabilidad del ser humano en el acto humano. Dicho de otro modo, y por emplear el símil cinéfilo: la relación de causalidad que existe entre la justificación de tener una ideología republicana como consecuencia de la falta de riego cerebral por la presencia de un trombo (Todos dicen I love you, Woody Allen, 1996) es equivalente a considerar que la causa de estar condenado al infierno es haber inventado los muebles de metacrilato (Desmontando a Harry, Woody Allen, 1997). La ideología, como el acto humano, es algo infinitamente más complejo.

Por todo ello, resultan peligrosos los titulares que presumen de haber hallado que no existe la maldad, que nos encontramos ante “cerebros enfermos”, porque a día de hoy lo único que han demostrado es que nos encontramos ante “cerebros que funcionan de una manera diferente”, como es seguro que funcionan de modo distinto los cerebros de los grandes pintores, escritores, poetas, estrategas o atletas.

Por supuesto, hay lesiones cerebrales; cerebros que no es que funcionen de manera diferente, sino que funcionan mal, ya sea por una enfermedad (demencia, trastornos mentales y alteraciones del comportamiento causadas por lesiones cerebrales anatómicas) o porque no están correctamente desarrollados (como sucede en la infancia o en algunos trastornos del neurodesarrollo). Esas limitaciones en ocasiones explican comportamientos incomprensibles, inmorales y hasta delictivos. Son lesiones que pueden llegar a privar de libertad al individuo por lo que su comportamiento no se considera ya un “acto humano”. Podremos en algunos casos detectar que la persona no estaba tomando una decisión o la estaba tomando incluso en contra de su propia voluntad, pero es la conducta y la exploración especializada de la persona la que nos dirá hasta qué punto esa patología podría privar de libertad al individuo y, aún así, siempre nos quedarán dudas.

Tal vez Rita Hayworth en su papel de Gilda (Charles Vidor, 1946) habría tenido a alguien mejor que a Mame para buscar un responsable fácil e indefenso. En lugar de Put the blame on Mame, personaje ficticio que, según la canción, estaba detrás de todo tipo de desgracias, tal vez podría ahora cantar Put the blame on brain. No dejemos a nuestro cerebro indefenso.

En otras palabras: no es su lóbulo occipital izquierdo y el esplenio adyacente lo que está leyendo este artículo. Es usted.

España y México compiten por el mayor cazador de rayos gamma

Los eventos más violentos del universo, como las explosiones de supernova o los agujeros negros atiborrándose de materia, dejan un rastro inconfundible, pero invisible. Se trata de potentes destellos de rayos gamma, el tipo de radiación más energético que existe. Un solo estallido de rayos gamma puede liberar en unos segundos más energía que el Sol durante 10.000 millones de años. Pero la humanidad ha estado ciega a estos fenómenos hasta hace tan solo unas décadas por falta de instrumentos para captarlos. En los últimos años, gracias a los telescopios espaciales y terrestres, se ha conseguido explorar en torno a un 10% del universo en este espectro. El resto es tan desconocido como América para los europeos de 1400.

ampliar foto

La futura Red de Telescopios Cherenkov (CTA) será el observatorio de rayos gamma más grande del mundo y permitirá cartografiar gran parte de ese territorio desconocido. Se trata de una gran instalación internacional que comprenderá dos localizaciones, una en el hemisferio norte y otra en el sur, para poder cubrir todo el cielo. Hace unos días, los 13 países que financian el proyecto anunciaron que van a comenzar negociaciones con España y México para decidir cuál de los dos albergará el observatorio norte.

El CTA costará unos 200 millones de euros y se pretende completarlo en torno a 2020. Será 10 veces más potente que los telescopios Cherenkov actuales y entre sus principales objetivos está desvelar el origen de los rayos cósmicos y explorar la materia oscura. Posiblemente, creen los científicos, la interacción entre la materia convencional y la oscura produzca un rastro de rayos gamma particular que podría ser captado por los 120 telescopios de diferentes tamaños que se repartirán entre los dos observatorios. En conjunto, unos 1.500 científicos e ingenieros de 29 países participan en el proyecto.

“Conseguir albergar una instalación como esta no tendría precedentes en España”, resume Manel Martínez, físico del Instituto de Física de Altas Energías (IFAE) de Barcelona y coordinador de CTA-España. El lugar propuesto es el Observatorio del Roque de los Muchachos, donde ya hay telescopios de primera línea internacional como el Gran Telescopio de Canarias. El Gobierno central, el canario y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) llevan meses puliendo su candidatura, que creen superior a la de México. En parte se debe a que el país pretende contribuir con 40 millones de euros del total de 70 millones que costará el observatorio norte. La mayoría del dinero provendría de fondos de desarrollo regional de la Unión Europea.

México desbanca a EEUU

Por su parte, México ya ha desbancado al tercer competidor del norte, EEUU. El país propone situar los telescopios en el Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir, en Baja California. “San Pedro está entre los cuatro mejores lugares del mundo para hacer astronomía, junto a Chile, Hawai y La Palma”, asegura Gagik Tovmasian, responsable de la candidatura del país norteamericano. Este astrofísico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dice que en su país hay un renovado interés por desarrollar grandes proyectos científicos con colaboración internacional, como el HAWC, otro observatorio de rayos gamma fruto de la colaboración con EEUU que comenzó a funcionar el mes pasado en el estado de Puebla. El país tiene poco dinero contante y sonante que ofrecer, dice Tovmasian, pero ya está haciendo una importante inversión en infraestructuras en el lugar donde se emplazaría el CTA y además la UNAM asumiría “la mayor parte de los costes de operación”, asegura.

Un estallido de rayos gamma puede liberar más energía en unos segundos que el Sol en 10.000 millones de años

España ya ha puesto “una pica en flandes”, opina Martínez. Se refiere a la construcción del primer prototipo de telescopio grande del proyecto, el LST, que se instalará en el Roque a finales de año. Cuando hay un estallido de rayos gamma, los satélites que observan este tipo de radiación en el espacio mandan una alerta a los observatorios terrestres. Estos tienen que reaccionar en cuestión de segundos para apuntar a la porción de cielo donde se ha producido el estallido y no perder la información excepcional que transportan sobre agujeros negros, supernovas, estrellas de neutrones y otros objetos. “El nuevo telescopio será capaz de reorientarse en menos de 20 segundos y todo estará completamente automatizado, porque para reaccionar tan rápido no puedes fiarte de ningún humano”, explica el físico Juan Cortina, del IFAE. Tanto él como Martínez resaltan que en la última reunión de marzo, la mayoría de los países miembros dejaron clara su preferencia por España. “Somos bastante optimistas”, resume Cortina. La decisión final sobre el emplazamiento se tomará antes de diciembre.

Ciencia en Español

Marte tiene las condiciones para formar agua líquida

Puede haber agua líquida en Marte y es posible que el robot de exploración Curiosity ya la haya tocado con sus ruedas durante su exploración del planeta rojo. Eso es lo que piensan los responsables de la estación meteorológica a bordo del vehículo y cuyas mediciones sugieren que el agua líquida se forma durante la noche y se evapora durante el día, cuando sale el Sol. El líquido estaría en forma de salmueras, una sustancia con alta concentración salina y muy corrosiva.

“Es la primera vez que se encuentran condiciones para la formación de salmueras en Marte”, explica a Materia Javier Martín-Torres, primer autor del estudio en Nature Geoscience que describe hoy los nuevos hallazgos.

El Curiosity lleva más de dos años explorando el cráter Gale, un boquete de 154 kilómetros de diámetro formado por el impacto de un meteorito hace unos 3.500 millones de años. El instrumento REMS a bordo del vehículo ha analizado la humedad y temperatura en el cráter, cerca del ecuador marciano. Los resultados acumulados durante un año por este y otros instrumentos muestran que las condiciones en este lugar son aptas para la formación de agua líquida durante la noche en la capa más superficial del suelo marciano. Esto es en parte posible porque unas sales conocidas como percloratos y ubicuos en el planeta rojo disminuyen la temperatura de congelación del agua y permiten que esté en estado líquido a pesar de las bajas temperaturas.

«Marte no está muerto»

«Lo que se forma son gotas de agua en las capas más superficiales de terreno, así que si pudiéramos estar allí para verlo sería parecido al barro», explica María-Paz Zorzano, investigadora del Centro de Astrobiología, en Madrid, y coautora del estudio. «Los percloratos permiten que el agua siga líquida a temperaturas de entre 50 y 70 grados bajo cero», detalla. Con la llegada del día, el suelo y el aire se calientan y el agua se evapora, explica el estudio.

Las temperaturas son incompatibles con la vida, dice el estudio

“Pensamos que el Curiosity ha pasado por encima de zonas donde había salmueras”, detalla Martín-Torres. “Sin embargo”, advierte, “la posibilidad de fotografiarlas es complicada ya que cuando las salmueras se producen, de noche, el Curiosity está «durmiendo», explica el físico del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC-UGR). El REMS es uno de los pocos instrumentos del rover que pueden operar de noche, lo que ha permitido demostrar al menos que la formación de agua líquida es posible. Esto supone que en Marte hay un ciclo del agua diario entre el suelo y la atmósfera y también estacional, algo que hasta ahora se pensaba imposible, explica Jesús Martínez-Frías, investigador del Instituto de Geociencias IGEO (CSIC-UCM) y firmante del estudio. «Estas observaciones nos muestran que, al contrario de lo que se pensaba, el planeta no está muerto», resalta. Un equipo de 25 investigadores de nueve países firma el estudio publicado hoy.

Durante décadas se ha pensado que encontrar agua líquida en el planeta rojo era un paso previo para saber si puede albergar vida o si lo hizo en tiempos pasados. El estudio publicado hoy apunta a que, a pesar del agua líquida, las temperaturas y la baja humedad relativa que se han registrado en el ecuador son simplemente incompatibles con la vida tal y como la conocemos. “Las temperaturas están por debajo del umbral en el que el metabolismo y la reproducción celular son posibles”, detalla Martín-Torres.

Hasta ahora, las imágenes tomadas por satélites sugerían que en Marte hay corrientes de agua que se deslizan por las pendientes en las épocas del año más cálidas. En este sentido, el ecuador marciano sería el sitio menos probable para que se formen estos cursos de agua debido a que las temperaturas altas y la extrema sequedad del ambiente no lo favorecen. La presencia de percloratos en muchas otras zonas del planeta haría posible la formación de esas corrientes en otras latitudes.

Células madre para reparar lesiones cerebrales

Un grupo de científicos de la Universidad Libre de Bruselas ha logrado reparar por primera vez una lesión del córtex cerebral mediante el implante de neuronas generadas a partir de células madre. Uno de los responsables de la investigación, publicada en la revista Neuron, es la española Sandra Acosta Verdugo (Barcelona, 1981). “En el experimento, desarrollado en ratones, las neuronas trasplantadas se han integrado en el 100% de los casos, con lo que se ha logrado la curación de lesiones del córtex cerebral”, explica Acosta. Este trabajo abre la puerta, a largo plazo, a terapias que podrían aplicarse en humanos para tratar lesiones cerebrales producidas por ictus, hematomas cerebrales o traumatismos.

La científica española explica que los investigadores han seguido el estado de los ratones durante más de doce meses y, en todos los casos, «seguían en perfecto estado, y ninguno de los que alcanzaron esta edad desarrolló un proceso tumoral”, una de las consecuencias negativas inherentes a las terapias celulares.

El córtex es una parte del cerebro que sólo poseen los mamíferos, por eso resulta tan interesante para los biólogos de desarrollo como Acosta Verdugo. La investigadora de Barcelona es bióloga de formación y ha centrado su trayectoria en el estudio del desarrollo del sistema nervioso y las enfermedades asociadas al desarrollo del cerebro, como autismo o cáncer infantil.

“Muchas lesiones neurológicas están relacionadas con daños en el córtex cerebral, como los ictus, la epilepsia, hematomas cerebrales o ciertos procesos neurodegenerativos”, explica.

ampliar foto

“A pesar de su plasticidad, el córtex cerebral adulto tiene una capacidad para autorrepararse muy pobre”, señala el artículo de Neuron. Esto supone una barrera clave ante la posibilidad de tratar dicho tipo de lesiones mediante terapias celulares basadas en el autotrasplante de neuronas extraídas del propio paciente.

“No tendría sentido quitarle neuronas a un paciente y luego tratarlas para implantarlas de nuevo porque las neuronas que se extraigan el córtex se habrán perdido para siempre, el córtex del paciente no puede regenerarlas por sí mismo”, indica Acosta.

Esta es una de las dificultades de trabajar con neuronas, unas células muy diferentes al resto. Esta limitación dirigió la mirada de este grupo de científicos de la Universidad Libre de Bruselas hacia el uso de células madre inducidas (conocidas en inglés como iPSC) como la única alternativa que podía sortear este problema.

El hallazgo de las células inducidas en 2006 ha sido un paso de gigante que ha abierto enormes puertas a las posibilidades de las terapias celulares. Fue el japonés Yamanaka quien las descubrió ese año y sólo seis años después, en 2012, fue galardonado por ello con el Premio Nobel de Medicina. La primera investigación en humanos con estas células llegó un año después, en agosto de 2013.

“Esto abre las puertas a estudios en los que neuronas derivadas de las células de la piel del propio paciente se trasplanten en el córtex dañado»

El punto fuerte de las células iPSC es que se obtienen a partir de células madre adultas, generalmente de la piel, del propio paciente. Lo que halló Yamanaka fue un modo para que dichas células madre adultas se autotransformaran en células madre pluripotentes (el equivalente a las células madre embrionarias), que tienen la característica de que pueden convertirse en una célula de cualquier organismo del cuerpo. En esta investigación, en neuronas.

“De este modo, tanto las células de la piel como las neuronas generadas conservan el mismo ADN, de modo que se evita cualquier posibilidad de rechazo del trasplante en el paciente”, explica Acosta. Y eso es lo que ha sucedido en este experimento con ratones.

El cerebro adulto, todo un reto

Otro reto que tenía que superar este experimento era, como señala el artículo de Neuron, el hecho de que “trabajos anteriores similares habían obtenido resultados muy limitados, lo que sugería que el cerebro adulto apenas permitía el crecimiento axonal de las neuronas del córtex”, es decir, la conexión entre neuronas.

Aquí ha estado, precisamente, otro de los importantes hallazgos de este trabajo. “Se ha descubierto en esta investigación que hay que afinar mucho en cuanto a qué células poner y en qué sitio del córtex; hay que generar las neuronas adecuadas e implantarlas en la zona adecuada en cada caso porque si no, las neuronas trasplantadas no logran conectarse y funcionar”, argumenta la científica.

Este hallazgo es, al mismo tiempo, una dificultad añadida puesto que “hay muchos tipos de neuronas y no se sabe cómo conseguir cada tipo. Además, y, este es otro descubrimiento que se ha realizado en este trabajo, en estas terapias habrá que tener en cuenta que en el cerebro no sólo hay neuronas, hay además otros dos tipos de células que comparten el mismo origen que las neuronas, y son básicas para para el correcto funcionamiento cerebral. Por lo tanto”, explica Acosta Verdugo, “no sólo hay que trasplantar neuronas sino también esas otras células”.

Otro de los riesgos que han afrontado los científicos ha sido la posibilidad de que surgieran tumores en el cuerpo receptor. Sin embargo, esto, que es inherente al empleo de terapias con células madre, se ha revelado como un riesgo mucho más reducido cuando se trata del córtex cerebral.

“Del total de ratones con los que hemos trabajado, sólo un 10% ha desarrollado teratomas”, indica Acosta Verdugo. “Se trata de un porcentaje muy reducido [si se compara con estudios similares en otros órganos del cuerpo] y esto se debe seguramente al hecho de que como los tejidos cerebrales y las neuronas no se replican son menos propensas a desarrollar estos tumores”, aclara.

Cuando terminé en Bruselas busqué contratos en España y en Europa pero la situación ahora es muy difícil»

Los teratomas, además, si bien pueden alcanzar un gran tamaño y crecer muy rápido, son tumores que no suelen metastatizar y la tasa de supervivencia es muy elevada.

“Sin duda, es una limitación pero se podría hacer un screening para eliminar las células madre que se cuelan en el trasplante y que son las que acaban generando el teratoma. Este trabajo no tenía ese objetivo y por eso no lo hemos hecho, pero sería algo factible de hacer, no sería demasiado complicado”, sugiere la investigadora.

Desde Memphis

Aunque en el artículo de Neuron que acaba de publicarse Sandra Acosta Verdugo aparece como investigadora de la Universidad Libre de Bruselas, la científica española trabaja desde el año pasado en el Hospital Saint Jude de Memphis, el mayor hospital del mundo en investigación de cáncer infantil.

En Memphis, la bióloga española investiga ahora “las primeras etapas del desarrollo del cerebro y del ojo, que son órganos que derivan del mismo origen, un tejido neural precursor”. El desarrollo del sistema nervioso es la pasión científica de Acosta. Y sobre eso versó su tesis doctoral, que presentó en el Hospital de Sant Joan de Déu, tras haberse licenciado en Biología por la Universidad de Barcelona. “Versó sobre cáncer infantil y encontramos unas células precursoras en tumores neuroblásticos [un tipo de tumor infantil]”, dice.

A pesar de estar al otro lado del charco, espera poder volver a España en el futuro. “Cuando terminé en Bruselas busqué contratos en España y en Europa pero la situación ahora es muy difícil y no hay muchas opciones”, se lamenta. “Sí que hay becas y oportunidades parecidas, pero no contratos para realizar una investigación propia”.

Documento

‘Area-Specific Reestablishment of Damaged Circuits in the Adult Cerebral Cortex by Cortical Neurons Derived from Mouse Embryonic Stem Cells’

Montañas y valles en una hoja de papel

A pesar de lo liso que pueda parecer al tacto humano una hoja de papel cuché o satinado, en realidad tiene una orografía tan irregular como la península ibérica. Combinando varias tecnologías de escáner, un grupo de investigadores ha conseguido una imagen en 3D de una hoja de papel y cómo se distribuye el tóner por toda su superficie. Creen que su investigación ayudará a comprender mejor la compleja relación entre tinta y sustrato. y obtener tintas y papeles mejores, y más ecológicos.

El papel cuché es el preferido de los impresores cuando lo que importa es el color. A diferencia del normal (ófset o bond), aquél lleva un recubrimiento que fija e impide que la tinta se corra, reproduciendo los colores en toda su viveza. En parte, esto se debe a que, al recubrir el sustrato, la superficie queda más alisada para el ojo humano. Pero, en realidad, ese papel está lleno de montañas y valles.

Investigadores finlandeses han combinado tres sofisticadas técnicas de escaneo para generar una imagen en 3D de una finísima hoja de papel. Gracias a una micro tomografía por rayos X, captaron toda la orografía del papel. Con la técnica de la perfilometría óptica, midieron la distribución del tóner por todo el sustrato y, por último, con un láser, pudieron saber el grosor de la capa de tinta en cada punto. El resultado es la imagen que encabeza esta noticia.

La imagen en 3D del papel muestra muchos picos y valles y pocas mesetas. Como es lógico, en los primeros, la cantidad de tóner que se acumula es menor que la que cae en los valles. Los investigadores, que han publicado sus resultados en Journal of Applied Physics, estimaron que el grosor medio de la capa de tóner es de 2,5 micras (una micra es la milésima parte de un milímetro). Eso supone que la ratio con el grosor del papel es de 1 a 40. Sin embargo, como demuestra la imagen, hay grandes diferencias espaciales entre las zonas más finas y las más gruesas.

El grosor medio del tóner es de 2,5 micras y supone un 1/40 del alto de la hoja de papel

«Creemos que esto ofrece una nueva perspectiva, en especial sobre cómo la topografía del papel afecta la distribución de la tinta y su fijación», dice en una nota el investigador en física aplicada de la Universidad de Jyvaskyla (Finlandia) y coautor de la investigación, Markko Myllys. Además, añade, «nos ayuda a comprender cómo deben hacerse las superficies de impresión satinadas o no satinadas».

Los autores de este trabajo creen que podría ayudar a la industria tanto a crear un papel menos irregular como tintas cuyas partículas se adapten mejor a su orografía. Aseguran además que este enfoque puede aplicarse a otros materiales como los revestimientos que se usan en la electrónica o los paneles solares.

Los atropellos y la falta de conejos frenan la recuperación del lince

Los atropellos, que sumaron un peligroso récord, y la epidemia que diezma las poblaciones de conejo han provocado que se estanque el aumento de linces ibéricos, que llevaba una notable evolución al alza desde 2002. En aquel entonces sumaban 94 ejemplares y 27 hembras reproductoras (dato esencial para el futuro de la población) y ahora son 327 y 97: un gran salto en 12 años, pero son cinco ejemplares menos que el año previo y tan solo una hembra territorial más.

Doñana pierde 14 linces en un año y vuelve a los números de 2010

El entorno de Doñana perdió gran cantidad de linces —de 94 a 80— y sus números retroceden hasta los de 2010. Precisamente en esa zona se está poniendo en evidencia el grave problema de los atropellos, donde murieron siete linces sobre el asfalto en 2014. Y lo que es peor, la situación no se arregla: en un tramo de la carretera A-481 (que depende de la Junta de Andalucía) han muerto atropellados tres animales en pocos meses y una decena en el último lustro, sin que se haya resuelto el problema con este importante punto negro de las carreteras.

«No compartimos la interpretación negativa y catastrofista que algunos están dando. Estamos actuando, estamos activos en la conservación del lince», dijo, según recoge Efe, la consejera de Medio Ambiente en funciones, María Jesús Serrano. La consejera se felicitaba el pasado viernes, en la suelta de un ejemplar en Córdoba, de que el número de linces ibéricos se haya triplicado desde 2002, aunque lo cierto es que ese hito ya se consiguió en 2011, cuando se censaron 311 ejemplares. Desde entonces el crecimiento se ha frenado «debido a los atropellos y la falta de alimento», como reconoció Serrano.

Últimas noticias sobre el lince ibérico

El lince sufre su peor año por el veneno, los atropellos y la caza
Los mismos puntos negros de las carreteras provocan el año más letal para el lince ibérico
El repunte de linces atropellados acelera un plan urgente de prevención
Los espermatozoides de linces atropellados pueden salvar la especie de la extinción
El lince se expande pese a las enfermedades

Junto a los atropellos, que se podrían evitar con la inversión en una adecuada preparación de los entornos, la escasez de conejos es lo que más preocupa en el proyecto LIFE-IberLince que gestiona la conservación del lince ibérico. Los conejos, principal fuente de alimento, sufren desde hace años varios brotes epidémicos consecutivos de una enfermedad hemorrágica que no hay forma de curar y que no remite, provocando un descenso notable del alimento disponible (y que en algunos casos provocan las migraciones que acaban con linces atropellados).

Por otro lado, las zonas de reintroducción de linces de Guarrizas y Guadalmellato, en el entorno de Sierra Morena, han sido todo un éxito y han sostenido el número de ejemplares totales: en solo cuatro años han consolidado 86 ejemplares donde antes no los había. También en 2014 se comenzó a repoblar Extremadura, Castilla-La Mancha y Portugal con 26 linces en total, de los que habían muerto siete en los primeros meses tras su liberación.

Más información

Censo de la poblaciones de lince ibérico en 2014 (PDF)

La nave ‘New Horizons’ está ya más cerca de Plutón que la Tierra del Sol

La sonda espacial automática New Horizons está ya más cerca de Plutón, su objetivo, que la Tierra del Sol, pero el planeta enano y su luna Caronte todavía se ven como poco más que pequeños puntos brillantes en sus cámaras. Será a mediados de mayo cuando la nave empiece a tomar mejores imágenes de esos lejanos objetos celestes que las que se han obtenido hasta ahora desde nuestro planeta. Mientras tanto, ha informado hoy la NASA, los expertos de la misión se preparan para el histórico encuentro con Plutón, planeado con toda precisión para el próximo 14 de julio, cuando la New Horizons pasará a una distancia de su superficie de solo 12.500 kilómetros, algo menos que el diámetro de la Tierra. Es la primera misión espacial a ese planeta enano.

“La literatura científica está llena de artículos sobre las características de Plutón y sus lunas basados en observaciones realizadas desde la superficie terrestre o desde telescopios en órbita de la Tierra, pero nunca lo hemos estudiado de cerca y específicamente”, recalcó John Grunsfeld, director adjunto de misiones científicas de la NASA, en un apuesta al día del avance de la misión celebrada hoy en Washington. “En un sobrevuelo sin precedentes el próximo mes de julio, nuestro conocimiento de cómo es realmente el sistema de Plutón se expandirá exponencialmente y no me cabe duda de que habrá emocionantes descubrimientos”, añadió.

Plutón, antes el planeta más alejado de la estrella en el Sistema Solar y recalificado, en 2006, como planeta enano por Unión Astronómica Internacional, es, con sus aproximadamente 2.300 kilómetros de diámetro, el mayor objeto conocido del cinturón de Kuiper. Esta región en forma de rosquilla situada más allá de Neptuno, entre 30 y 55 veces la distancia de la Tierra al Sol (UA, unidad astronómica), está poblada fundamentalmente por cientos de miles de objetos helados. Plutón tiene una atmósfera de nitrógeno, estaciones, rasgos claramente marcados en su superficie y, al menos, cinco lunas (se conocía solo una, Caronte, cuando arrancó la misión New Horizons, en 2001; otras cuatro se han descubierto después). En cuanto a Caronte, de unos 1.200 kilómetros de diámetro, puede también tener una atmósfera y, tal vez, actividad reciente en su superficie, señala la agencia espacial estadounidense.

La New Horizons, de 500 kilos, partió de la Tierra hace más de nueve años (en enero de 2006). “Es una misión de exploración pura, vamos a convertir puntos de luz en un planeta y un sistema de lunas ante nuestro ojos”, ha señalado Alan Stern, investigador principal de la misión. Tras el sobrevuelo del planeta enano y su gran luna, la nave se adentrará en ese Cinturón de Kuiper, formado por planetas enanos y cuerpos helados, y considerado la tercera zona del Sistema Solar, tras la región de los planetas rocosos, como la Tierra, y la de los gigantes gaseosos, como Júpiter.

La sonda, construida y operada para la NASA por el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, lleva siete instrumentos científicos, incluyendo cámaras, espectrómetros y detectores de plasma y polvo. Con ellos podrá cartografiar la geología de Plutón y de Caronte, determinar su composición superficial y medir las temperaturas, además de examinar la atmósfera del planeta enano y buscar si también su luna tiene una. También tomará datos de los satélites más pequeños del sistema.

Como el sobrevuelo de esos objetos celestes será breve, la New Horizons tomará el máximo de datos posibles muy rápidamente durante la maniobra. Enviará a la Tierra la información de alta prioridad, unos días antes y después de la máxima aproximación, pero tardará hasta 16 meses en mandar a la Tierra todos los datos almacenados en la memoria de a bordo, han informado los especialistas de la misión.

La naranja es hija de una mandarina y de la madre del pomelo

Si tiene una naranja u otro cítrico a mano, mírelo. Detrás de esa fruta hay una historia épica, en la que resuenan las batallas de Alejandro Magno, la expansión del Islam, las campañas militares de los cruzados cristianos, la diáspora judía y el descubrimiento de América. Esa fruta que está mirando es un libro de historia de la humanidad y ha llegado a su mano gracias a multitud de conquistas y reconquistas y a una batalla científica de siglos.

“El ancestro de todos los cítricos vivió hace unos ocho millones de años en el sudeste asiático”, explica el biólogo Manuel Talón, que acaba de trazar “el árbol genealógico más potente” de estos frutales. Sus matrimonios, simplificados, se pueden dibujar como si fueran los de la familia Buendía en Cien años de soledad. “La naranja dulce es hija de un pummelo [la madre del pomelo] y de una mandarina”, relata Talón, director del Centro de Genómica del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, que sitúa este enlace en lo que hoy es la China occidental hace unos 3.000 años.

En este cruce, la mandarina era el padre. Era una mandarina salvaje, ácida y llena de semillas, incomestible, que enviaría su esperma, el polen masculino, a través del viento hasta las flores de la madre, un pummelo. Fruto de la unión nacería la primera naranja, que según especula Talón sería detectada por un avispado agricultor chino, que perpetuaría su cultivo mediante injertos. Milenios después, a finales del siglo XV, la naranja dulce llegó a España en las manos de comerciantes portugueses e italianos.

ampliar foto

El equipo del biólogo ha estudiado el genoma de 30 especies de cítricos. En concreto, los científicos han leído el ADN de los cloroplastos, unos orgánulos presentes en las células vegetales que portan información genética heredada de la madre. Sus resultados se publican ahora en la revista Molecular Biology and Evolution.

La mandarina llegó a España en 1845 gracias al conde de Ripalda, de la familia Marichalar, pero de nuevo Talón sitúa sus orígenes en el sudeste asiático, hace miles de años. “La mandarina es hija de un padre naranja dulce y de una madre mandarina salvaje”, continúa el biólogo. El limón, por su parte, es el vástago de una madre naranja amarga y de un padre cidra, un fruto de corteza gorda y aromática utilizado en la medicina medieval.

La nueva investigación no es un pasatiempo científico. Solo la Comunidad Valenciana exportó cítricos por un valor de 2.104 millones de euros en 2013. En todo el mundo, los cítricos ocupan seis millones de hectáreas en casi 100 países. Pero son cultivos frágiles, según subraya Joaquín Dopazo, jefe de Bioinformática y Genómica en el Centro de Investigación Príncipe Felipe, en Valencia.

En 1862, un pseudohongo desembarcó en los naranjales españoles. La enfermedad que provocaba, la gomosis, arrasó los cultivos, excepto los naranjos amargos, que a partir de entonces fueron utilizados para injertar en su tronco naranjas dulces y otros cítricos. A finales de la década de 1960, se repitió la historia. El llamado virus de la tristeza mató a 50 millones de naranjos amargos en España y hubo que cambiar de portainjertos. “Estudiar los genomas de los cítricos nos permite ver qué especies son más resistentes a condiciones adversas y por qué, para conseguir variedades mejor adaptadas”, resume Dopazo, coautor del árbol genealógico.

Ciencia en Español

Materia oscura más repelente que nunca

Si los humanos tuviéramos que dar las gracias por todos los sucesos desconocidos a los que le debemos la vida no sabríamos por dónde empezar. Está el misterio de cómo un mono erguido y debilucho consiguió apoderarse de la Tierra, la incógnita de cómo se formó el ADN autoreplicante que da la vida, la aparición de un planeta con agua y atmósfera que nos protege de una aniquilación casi instantánea…

Mucho antes que todo esto, cuando el universo aún era joven, una sustancia totalmente desconocida comenzó a arropar a la materia convencional, la que compone el polvo, las rocas y las estrellas. Los físicos la llaman materia oscura porque no emite luz y por tanto no pueden verla ni con el mayor telescopio del mundo. Sí saben que es cinco veces más abundante que la materia corriente y que todas las galaxias existen dentro de un gran cúmulo de materia oscura que las mantiene unidas con su empuje gravitatorio y evita que se desmenucen en el espacio. Una cosa más está clara: todos deberíamos dar las gracias por la materia oscura.

“La vida no sería posible sin materia oscura, es como el pegamento que hace las galaxias habitables”, resume Richard Massey, físico y matemático de la Universidad de Durham, en Reino Unido. Massey publica, junto a otros 21 científicos de varios países, un estudio que sugiere que la materia oscura no es tan oscura después de todo. Su trabajo ha seguido de cerca el choque de cuatro galaxias en una región del universo que está a 1.300 millones de años luz. En una de ellas, el cúmulo de materia oscura que la envolvía ha salido misteriosamente despedido tras el choque y ha quedado rezagado unos 5.000 años luz. Hasta ahora se pensaba que la materia oscura solo interactúa con la materia a través de la fuerza de la gravedad y nunca se había observado que reaccione consigo misma generando repulsión, como harían dos partículas con la misma carga al encontrarse.

Las cortinas de la ducha

“Esta es la primera vez que alguien ha hecho una media tan precisa de dónde va a parar la materia oscura después de un choque así”, detalla Massey. Su trabajo, publicado ayer en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, ha usado observaciones del telescopio espacial Hubble y el Telescopio Muy Grande de Chile. Con ellos han podido calcular la situación de la materia oscura gracias a que la colisión ha sucedido justo delante de otra galaxia más lejana. Su luz de fondo se ve afectada por la fuerza gravitatoria de la materia oscura y permite calcular su situación. “Es como cuando vemos la silueta de una persona detrás de las cortinas de la ducha si en el fondo hay una ventana por la que entra el sol”, ilustra Massey. Su equipo concluye que sus observaciones aportan las primeras evidencias de que la materia oscura no solo responde a las leyes de la gravedad, sino también a otras desconocidas, aunque no del todo sorprendentes. “Hay muchas teorías que mantienen que la materia oscura debería hacer este tipo de cosas”, explica el físico. Entre ellas está la supersimetría, que predice que cada partícula de materia conocida tiene una gemela supersimétrica desconocida. Entre esas partículas estaría la materia oscura. “Probablemente las partículas de materia oscura interactúen entre sí y se repelan como hacen dos electrones, pero con mucha menos fuerza”. Su equipo ha simulado el choque entre galaxias con un superordenador en busca de otro fenómeno alternativo que pueda explicar el desgajamiento de la materia oscura de su galaxia. “Aún no lo hemos encontrado”, reconoce Massey.

La misteriosa materia oscura

La materia oscura se escapa por poco
La historia del universo en menos de dos minutos
Las matemáticas de la materia oscura
El LHC se adentra en el universo desconocido

Estudios anteriores habían observado choques similares y en todos ellos la materia oscura acababa justo donde debería estar, con su galaxia. De hecho, este mismo año Massey y su equipo publicaron un estudio en el que observaban que la materia oscura parece más pasiva incluso de lo que se pensaba cuando suceden choques entre agrupaciones compuestas de miles de galaxias. Ahora aprecian justo lo contrario cuando se estudian choques al nivel de galaxias individuales. Para estar seguros de sus resultados, el equipo quiere usar el Hubble y el VLT para volver a observar la agrupación de galaxias Abell 3827 y comprobar si ha sucedido lo mismo en las otras tres que también chocaron. Más allá, habrá que esperar a que haya una alineación entre galaxias tan precisa como la que ellos encontraron, algo que no será fácil, según Massey. “El telescopio espacial Hubble cumple ahora 25 años y en todo ese tiempo solo hemos podido ver uno de estos alineamientos”.

ESO/R. MASSEY’);»> ampliar foto

Imagen del cúmulo de galaxias Abell 3827 tomada por el ‘Hubble’. / ESO/R. MASSEY

Luis Álvarez-Gaumé, físico teórico del CERN, aporta una opinión independiente sobre el estudio. «Está claro que sabemos muy poco sobre la materia oscura, pero muchos de los candidatos que aparecen en bastantes teorías tienen interacciones débiles que pueden dar lugar a fenómenos astrofísicos interesantes», señala. En el estudio, los autores «ponen una cota sobre la intensidad de las interacciones dentro de la materia oscura», lo que puede ser «interesante», opina. Ahora, queda comprobar si lo observado se repite en otros rincones del cosmos o cuando el mayor acelerador de partículas del mundo, el LHC, comience a dar nuevos resultados científicos.

Los robots luchan donde nadie puede entrar en Fukushima

Tienen forma de culebra, de máquina de chucherías, de barco de juguete, de aspiradora, patas de burro, tracción de tanque y capacidades de submarino. Se podría decir que quedan pocas cosas en el mercado de la robótica que no se estén usando en los lúgubres sótanos de Fukushima, donde las lentas labores de desmantelamiento avanzan a un ritmo de décadas. Los operarios no pueden trabajar —ni siquiera acercarse— en el interior de los tres reactores accidentados, donde ya se ha confirmado que se han fundido los núcleos de combustible atómico, que emiten una radiación que acabaría con la vida de los héroes de Fukushima. Esta semana, Tepco ha colado por primera vez dos robots cilíndricos capaces de cambiar de forma para que repten por el interior del reactor, en su mismo corazón, que ahora emite letal radiación en lugar de producir energía.

El desastre nuclear de Fukushima

Los rayos cósmicos confirman que se fundió el corazón de Fukushima
Fukushima redescubre el miedo a la radiación
Galería: Las secuelas de Fukushima
Japón aprueba reactivar los primeros reactores tras Fukushima
“Nadie conoce seguro la situación de los reactores de Fukushima”

El primero de los robots tubulares articulados —puede moverse en forma de I, de L y de U— se perdió tras cinco horas de trabajo en el interior de la vasija del reactor, atrapado en una estrechez entre una tubería y una rejilla tras cambiar de ruta por encontrarse numerosos escombros inesperados, según explica la operadora Tepco en una nota, después de haber ensayado su viaje por el reactor en una maqueta a escala real. A pesar del contratiempo, ofreció valiosas indicaciones como su capacidad de resistencia a los elevados niveles de radiación del núcleo. Hoy, los responsables de Fukushima han enviado un segundo robot, también equipado con sensores y cámaras, para completar las tareas de inspección de ese punto clave. En las últimas semanas, se han usado detectores de rayos cósmicos para confirmar que el corazón de los reactores se ha fundido, pero para conocer su situación exacta habrá que usar nuevas versiones anfibias de estos robots articulados que puedan sumergirse en los sótanos inundados.

Es la aventura más arriesgada hasta ahora, pero ni de lejos la primera: desde el momento del accidente, la empresa y las autoridades han volcado la responsabilidad de las tareas más delicadas en la robótica. Es el apartado estrella del departamento de innovación y desarrollo de tecnologías —en el que participan organizaciones y empresas multinacionales— que se enfrenta al desafío imposible de resolver una situación a la que nadie se ha enfrentado antes. En los primeros momentos tras el accidente se usó un dron, el T-Hawk, para observar desde el aire el estado de los edificios siniestrados. Para entrar por primera vez en ellos, más adelante utilizaron robots de los que se emplean en delicadas operaciones en amenazas de bomba, como el PackBot, con un brazo articulado para interactuar y abrirse paso, diseñado por iRobot, una compañía estadounidense que triunfa con las aspiradoras inteligentes.

Desde entonces, se han puesto en práctica los robots-burro de Toshiba, con cuatro patas articuladas capaces de caminar sobre superficies irregulares; una especie de periscopio con ruedas pensado para tomar imágenes de lugares elevados; potentes aspiradoras para recoger el polvo radiactivo; un robot de ruedas magnéticas capaz de sellar grietas; y unos gigantones retro destinados a la limpieza criogénica. Además, por las incesantes inundaciones que sufre el complejo de Fukushima, se han desarrollado máquinas anfibias y acuáticas, como un barco de Hitachi capaz de navegar en las aguas contaminadas o este escarabajo submarino.

Estos aparatos no se usan de uno en uno, sino que se han puesto a trabajar en equipo en varias ocasiones. Operados desde una sala de control, se usó el FRIGO-MA (de Mitsubishi), capaz de subir y bajar escaleras sin problemas, para tomar imágenes y mediciones de los gases del edificio 3. Para iluminar la estancia y mejorar la película, le apoyaba con su luz el PackBot. Junto a ellos, estaba en todo momento el Quince 2 (desarrollado por organismos públicos), para dar apoyo en caso de que se desconectara el cable del robot protagonista.

Los casos de melanoma en España se duplicarán en dos décadas

El más peligroso de los cánceres de piel, el melanoma, ha aumentado en todo el mundo de manera continua en los últimos 25 años. Y, en España, se espera que siga creciendo al menos otros 20. Para entonces el número de diagnósticos se habrá duplicado, calcula la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), que este miércoles presentó su campaña anual Euromelanoma para detener la propagación de este tumor.

El crecimiento es constante. Entre 2008 y 2012 se ha pasado de 3.600 a 5.000 casos, un aumento del 38,9%, aunque José Carlos Monedero, coordinador de la campaña, admite que en este incremento influye un mejor diagnóstico precoz. Este es clave en un cáncer que, pillado a tiempo, “se cura siempre”, dice el dermatólogo. La prueba es que la subida en el número de afectados no se corresponde con una de los fallecidos por esta causa, que se mantiene alrededor de las mil defunciones anuales.

Agustín Buendía, también de la AEDV, explica que hay tres factores que explican este incremento de los casos de melanoma: el mayor tiempo que se pasa al sol, la reducción de la capa de ozono y el envejecimiento de la población. Las dos últimas escapan del control de cada uno, pero no así la primera. Las recomendaciones son claras al respecto: que los niños no tomen el sol, no hacerlo en las horas de más intensidad –“cuando la sombra del cuerpo es menor que el cuerpo”, ejemplifica Buendía-, taparse y usar adecuadamente el fotoprotector.

más información

Sanidad aprueba una terapia para el melanoma metastásico
Los melanomas malignos suben un 50% en Cataluña en solo una década
Aprobado un fármaco que quintuplica la supervivencia al melanoma metastásico

Esto último es la medida más popular, pero no siempre se hace bien. Buendía relató que en uno de sus estudios, el 65% de los adolescentes (de 12 a 18 años) contó que se había quemado el verano anterior, y que, de ellos, el 39% había usado cremas protectoras. Esto es importante, porque e 80% de la radiación se recibe antes de los 18 años.

Otro factor que se puede controlar es el uso de las cabinas de bronceado. Aunque en su presentación Buendía indicaba directamente que se evitaran, tanto él como Moreno matizaron después que eso era una decisión personal. “Igual que las cajetillas llevan una advertencia sobre que causan cáncer, las cabinas deberían llevarla”, coincidieron. Para los médicos, la moda del bronceado juega en su contra. “Ojalá llegue un momento en que, igual que se ha prohibido que en televisión salgan personas fumando, no salgan excesivamente bronceadas. Como dijo la Reina, ‘estar moreno no es estar guapo”, añadió Buendía.

Pedro Jaén, presidente de la AEDV, comentó al respecto que en Australia, el país líder en melanoma “se han prohibido radicalmente las cabinas, y afirman que ha bajado un 30% el cáncer cutáneo”. Los dermatólogos no olvidan que el sol es beneficioso, pero sostienen que con el que se recibe en la vida diaria es suficiente.

Si pese a todas las campañas se diagnostica un cáncer de piel, el evaluación suele ser buena. Estos tumores, en una primera fase, crecen en extensión, explicó Moreno. Es el momento de operarlos o tratarlos con pomadas quimioterápicas. El peligro está cuando se expanden en vertical, hacia el interior. Entonces hay riesgo de que lleguen a los vasos sanguíneos y se propaguen.

Aunque hay una regla mnemotécnica para determinar cuándo una mancha es sospechosa (A de asimetría de la lesión; B de bordes irregulares; C de color no uniforme; D de diámetro superior a los 6 milímetros y E de evolución), no todos los melanomas la cumplen. Los nodulares, una de las formas más agresivas, no siguen esta regla, explicó Isabel Longo, participante en la campaña. Por eso el consejo es que quien tenga dudas se haga una revisión con un especialista.

Este es uno de los puntos fuertes de Euromelanoma. Del 1 al 5 de junio se harán revisiones gratuitas. Las citas hay que pedirlas en aedv.es/euromelanoma o al 91 543 45 35.