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La Juve hace temblar al Madrid

Tan cruda resultó la Juve que con menos que el Madrid logró destemplar al conjunto español, al que se le vieron más costurones de los esperados. Salvo en el tramo final del primer acto, el equipo de Ancelotti fue a remolque de un rival abnegado, de pierna fuerte e ideas muy claras y, en algunas fases, cordial con la pelota. Con su victoria, los juventinos pusieron cerco a un Madrid con tembleques en la zaga, con Ramos sin cadena en el medio campo y con Bale menos que de puntillas, por subrayar sus mayores desarreglos. Mal de entrada y desbocado al final, entremedias el empate de Cristiano fue un espejismo. No tuvo continuación y Tévez tocó la corneta para dejar al campeón con la angustia de una vuelta que no se presume con paseíllo.

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Tiene menos cartel que el Madrid, pero no hay cascoteros en esta Juve, que reniega del costumbrista manual de algunos equipos italianos que bendicen el pelotazo porque no desordena. Con el imperecedero Pirlo como mascarón, el campeón del calcio arrancó con brío, con fútbol geométrico, con el balón al pie. Según dictara la jugada, a las órdenes de Pirlo, por supuesto, al que le falta depósito, pero mantiene de forma fugaz su distinguido visor, los jugadores de Allegri enchufaban en corto a Vidal o Tévez, o bien citaban con las luces largas a Morata, un coloso hasta que reventó. Las dos vías generaban quebraderos al Madrid, con Ramos y Kroos demasiado alineados para atacar y defender. A sus espaldas, los dos suramericanos del Juventus provocaban agudas interferencias entre el medio campo y la zaga española. Morata enredaba por su cuenta a Pepe y Varane. Su físico le procura el forro adecuado para el cuerpo a cuerpo.

Por momentos, la Juve lograba afeitar al Madrid y a la cuarta llegada antes de los diez minutos logró su propósito. Tévez encontró un pasillo con gran facilidad y su disparo cruzado lo acarició Casillas a su derecha, junto al poste. Morata, que es rastreador de áreas, estaba junto a la presa. No fue un tanto casual, ni mucho menos. Quizá desde el Milan de Sacchi no se conozca una escuadra italiana que haya dado 27 pases previos a una diana. Eso certificaron los estadísticos, tan valiosos con sus laboratorios. El gol, su génesis, retrató a un Madrid atribulado, tiritón con la pelota, blando en las disputas. En el espinazo del equipo, Sergio Ramos bastante tenía con encajar como postizo centrocampista. No encontraba con quién chocar y el partido demandaba gobierno. Sin un intermediario en el medio, Bale, como ariete, y Cristiano, proyectado desde la izquierda, quedaban aislados, fuera de plano.

Lejos de mantener la ruta, la Juve poco a poco cambió la escala musical. Prefirió refugiarse más en las cuerdas de Buffon y perdió metros hacia Casillas. Mala decisión, no conviene abrir el paisaje a Kroos, pese a su aparente pecho frío. El alemán anestesió a los suyos. Es lo que tiene colonizar el balón. A su compás respiró el Madrid, que comenzó a dar avisos en campo ajeno. Ya asomaba James, capital para la ofensiva madridista, clave para agitar a cualquier adversario. En la crecida visitante, fue el propio James quien provocó una indecisión de Evra, que fue al combate como un monaguillo. La acción descolocó a Chiellini, que fue al rescate sin éxito. El colombiano templó el baló al segundo palo y a Cristiano, sobre la raya de gol, le bastó con poner el flequillo que no tiene. Su puntualidad con el gol es mucho más que asombrosa, es una corazonada permanente.

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Sergio Ramos: «Hay muchas cosas que mejorar». / ATLAS

La Juve notó la sacudida del innumerable tanto del portugués. Ya no era el equipo fluido del arranque. Las teclas eran de Kroos, de James, de Cristiano… Y, por un momento de Marcelo, que alivió su dislocada actuación al frente de una estupenda jugada colectiva. Tras una danza de Isco por el costado izquierdo, el lateral brasileño citó a James con el gol. El cafetero, a un palmo de la portería, se lanzó en plancha y su cabezazo fundió el larguero. Increíble. Solo cabía esperar gol o gol.

Salvo en el último tramo del primer tiempo, el cuadro de Ancelotti fue a remolque

En alza el Madrid, el retorno al segundo acto no tuvo la misma derivada. La Juve, de entrada, se pareció más al del inicio del duelo. Otra vez con más decisión, enérgica. Llegó el momento de Tévez, que es una avispa a campo abierto, canchero como pocos, pícaro e “incordión”. El Apache reflotó a los blanquinegros. Con Ramos con cara de náufrago y Bale no se sabe dónde, el grupo de Ancelotti no daba con la tecla, desajustado en todas las líneas. La Juve, como buen italiano, hurgó en la herida. Un córner a favor concluyó en un desastre para el Madrid, que se lo ganó a pulso. Cerraban, con dice el libreto de toda la vida, los dos laterales, los dos bajitos, Carvajal y Marcelo. Al brasileño le llegó un rebote y se animó a buscar un disparo. Una imprudencia cuando se está de centinela. El rechace en la alambrada local llegó a Tévez, que pegó varios muletazos a Carvajal hasta que este, con un punto de ingenuidad, le atropelló. Bien pudo contener, sin más. El argentino no falló desde el penalti.

El gol retrató a los visitantes, tiritones con la pelota, blandos en las disputas

Reaccionó Ancelotti, que puso en vuelo a Chicharito en detrimento de Isco. Bale, en tierra de nadie, se mantuvo. Un minuto tardó Allegri en dar réplica. Barzagli por el sorprendente Sturaro, titular pese a llevar solo desde febrero en Turín y haber jugado un encuentro de Champions y ocho de Liga. Frente al 4-3-3 español, el 5-3-2 italiano. Exhausto Tévez, la Juve se encomendó al blindaje a ultranza y una aventura de Llorente, relevo del más que meritorio Morata. El Madrid contra un muro, la Juve en el descampado, a cielo abierto. El partido obligaba a contener la respiración. No sobraba fútbol, pero había fogatas ante las dos porterías. La tuvo CR nada más irrumpir Chicharito, que en un rato dejó mal al inoperante Bale, por fin relevado a poco del final por Jesé.

El Madrid, sin mucho tino, aceptó descamisarse, ir a por el empate, poner remedio antes de la vuelta a Chamartín. Llorente a punto estuvo de hacérselo pagar caro. No hubo para más y la gente de la Juve tiró serpentinas, confetis y lo que tenía a mano para festejar un resultado que deja a su equipo con un destino posible a Berlín. Al Madrid le toca remar. En Turín tuvo muchas grietas. Esta vez, los remiendos, a estas alturas de la Copa de Europa, no fueron suficientes. Plano y sin ideas solo le quedó colgar balones sin techo. No es lo que se espera del campeón. Tiempo tiene para la reflexión. Para cuadrarse de otra manera el próximo miércoles. Falta le hará, y recursos tiene.

Morata emula a Morientes

Casi le dio apuro haberse encontrado en el segundo palo con la pelota desviada por Iker Casillas tras un gran disparo de Tévez. Álvaro Morata sólo la tuvo que empujar. En el minuto 7, la Juve ya iba ganando en el Juventus Stadium. Había marcado el chico crecido en La Fábrica que hace un año levantaba la Décima en Lisboa. No lo celebró. Se mordió el labio, recibió el abrazo de sus compañeros, la sonrisa y los mimos de Pirlo y, una vez liberado del cariño, miró a la grada y se llevó el dedo a la oreja. Haciendo como que quería escuchar más a la hinchada. Una hinchada que le ovacionó cuando Massimiliano Allegri le sustituyó en el minuto 77.

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Morientes celebra su gol en el Mónaco-Madrid de 2004 / Gerard Julien (GETTY)

“Ha hecho un partido extraordinario, aunque parezca fácil hacer lo que está haciendo, no lo es. Protege muy bien el balón y descarga mucho el juego de la Juve”, comentaba anoche Fernando Morientes en la Cope. El exdelantero del Madrid juraba y perjuraba que el mejor de la Juve estaba siendo Morata y no Carlos Tévez. Igual que hizo anoche Morata, el Moro también castigó al conjunto blanco en su día. Fue en los cuartos de final de 2004. En verano de 2003 se había marchado cedido al Mónaco y con el club francés llegó a disputar la final de la Champions, torneo del que fue pichichi.

Dos tantos le marcó Morientes al Madrid en esa eliminatoria (4-2 en la ida; 3-1 en la vuelta). En el Bernabéu anotó el 4-2 en el minuto 83, dos minutos después de que Ronaldo –cuya llegada a Chamartín llevó al Moro a tener que buscarse equipo- firmara el 4-1. En el partido de vuelta anotó el gol del 2-1. Y sí lo celebró. Con rabia además, gritando: “vamooos, vamooos”.

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“Cuando firmé con la Juve lo hice con el objetivo mínimo de llegar a las semifinales. Ya estamos en semis, no tenemos que parar, sino seguir trabajando para llegar aún más lejos”, dijo anoche Álvaro Morata que en la Juve ha tenido un crecimiento espectacular. Ha ganado carácter, rapidez y desparpajo. “Llegó aquí como todos los españoles, sin estar acostumbrado al trabajo físico. Los primeros seis meses fueron de adaptación, después empezó a jugar, marcar y mostrar su talento”, comentaba Pirlo el domingo en la charla que tuvo con los medios de comunicación en Turín.

“Estará emocionado al principio, por cruzarse con sus compañeros, pero una vez que pise el campo, será otra cosa”, respondía Pirlo cuando le preguntaron si creía que el delantero español sentiría la presión. De hecho, durante el calentamiento, a Morata se le veía algo incómodo. No tuvo demasiado tiempo sin embargo, una vez empezado el partido, para emocionarse. Cuando se quiso dar cuenta, ya había batido a Casillas.

El naufragio de Sergio Ramos

El Real Madrid corrió 7,7 kilómetros menos que la Juve, falló 90 pases, no remató a puerta ni una sola vez en la segunda parte, sufrió como nunca en defensa y tuvo a un Sergio Ramos desorientado de principio a fin, pero según Carlo Ancelotti los suyos hicieron un buen partido. “Hemos intentando controlar el juego y la posesión. A pesar de que el 1-1 era un buen resultado, jugamos un partido de ataque. Era difícil encontrar espacios”, analizó el técnico italiano en la sala de prensa. “En algunos momentos lo hemos hecho bien, tocando bien. Hemos tenido nuestras oportunidades y tenemos que repetir en el partido de vuelta. Nos hará falta paciencia”, añadió.

Naufragó el Madrid anoche en Turín. Naufragó Sergio Ramos de medio centro. Naufragó Gareth Bale, que nunca entró en el partido. Naufragó Varane, nervioso como nunca se le había visto. “No ha sido sólo Sergio… hemos tenido más errores de lo habitual, también atrás. Hemos estado poco precisos en los pases porque la presión de la Juve era alta. Sergio ha hecho un buen trabajo, igual que en los partidos anteriores”, le defendió Ancelotti. Defender a Ramos es una forma de defender también sus decisiones y apuestas.

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El técnico del Madrid tiene a tres mediocentros puros en la plantilla para sustituir al lesionado Luka Modric (Khedira, Illarramendi y Lucas Silva) pero no confía en ninguno de ellos. Por lo que, ante el partido clave de la temporada, la vuelta de los cuartos de Champions contra el Atlético, colocó a Ramos en la medular. No le salió mal. Repitió en Sevilla, tampoco le salió mal. Y volvió a repetirlo anoche. Pero en Turín el central no tuvo su noche. Perdió nueve veces la pelota (fue el que más perdidas tuvo después de Marcelo). Fue también el que más pases falló en el centro del campo.

Se le vio desubicado, incapaz de hacerse con los tiempos del partido. Fuera de posición, también porque no es su posición. En muchos tramos del encuentro jugaba incluso por delante de Toni Kroos evidenciando todas sus carencias en la salida de balón. Esa no es la posición que mejor se ajusta a sus características. 86,7 fue el porcentaje de acierto de pases que tuvo el Madrid anoche, uno de los más bajos de la temporada (únicamente en la eliminatoria contra el Schalke y en el partido contra el Basilea había empeorado ese dato).

El de Sergio Ramos fue sólo uno de los principales problemas que sufrió el conjunto blanco en Turín. Ancelotti no lo vio. O si lo vio, no hizo nada para arreglarlo en la segunda parte. En vez de retrasar la posición del defensa para que jugase incrustado delante de los dos centrales, Ramos siguió donde estaba. Igual de perdido.

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Sergio Ramos: «Hay muchas cosas que mejorar». / ATLAS

Ancelotti apeló a la mala suerte: la contra de Tévez que terminó en el gol de penalti del argentino (2-1) nació de un rechace tras un disparo de Marcelo en el área bianconera. Hubo mala suerte en esa circunstancia, sí. Y torpeza por parte de Carvajal. Pero el Madrid nunca fue a por el partido. La Juve arrancó bien en los primeros 15 minutos, presionando arriba, marcando, intimidando al rival. Lo mandó en confusión. Pero sufría cada vez que Cristiano, James e Isco apretaban y filtraban pases entre líneas.

Y, sin embargo, no lo aprovechó el Madrid. Después del gol del empate de CR, James estrelló un cabezazo en larguero y Marcelo remató fuera el rechace. Ahí se acabó la contundencia de los blancos. “La Juve está viviendo un momento de gracia, ha aprovechado el entusiasmo que tiene. Nosotros nos planteamos ganar el partido, intentamos ganarlo pero no lo conseguimos. El resultado no es bueno pero tampoco es tan malo. Hay que pasar todavía por el Bernabéu”, comentó, esperanzado, Ancelotti.

Entusiasmo es, precisamente, lo que nunca tuvo el Madrid anoche. “Sobre el papel ellos eran mejores que nosotros, pero también existen la condición física y las ganas de ganar”, resumía Buffón. Las tuvo la Juve, nos las demostró el Madrid, que a pesar de todo está a un gol de la final de Berlín.

Leo destroza la obra de Guardiola

Messi no suda, no grita ni tampoco llora, nunca se vio una lágrima suya, a diferencia de las de Casaus, que eran azulgrana, ni tampoco hay constancia de una gota de su sangre, insensible en los partidos más estresantes como el de ayer en el Camp Nou. El 10 apareció como una divinidad en un momento en que el encuentro era del Bayern, cuando en la hinchada se convencía de las bondades de un 0-0, Rakitic aguantaba al Barça y calentaba Xavi. No rompía el encuentro por ningún sitio y entonces Messi descerrajó el portal del gigante Neuer con dos tiros opuestos, uno seco y otro suave, terminales para el equipo de Guardiola.

Aunque ni siquiera fue nombrado, Guardiola salió como un señor del Camp Nou. Jugó el Bayern con la grandeza de los mejores, sin reparar en las ausencias de Robben y Ribery, excelente en el juego colectivo, capaz de competir con el Barça. Los azulgrana estuvieron activos y ambiciosos, enérgicos y competitivos en una noche sin concesiones, lamentos, romanticismos ni ñoñerías, entregados los dos equipos a una afrenta muy seria para suerte del Camp Nou. Nadie había descifrado tan bien hasta ahora al Barça como Pep. No hay antídoto posible, sin embargo, contra Messi.

El secreto no estaba en las alineaciones, hasta cierto punto cantadas, sino en cómo los jugadores se repartían el campo, especialmente los del Bayern de Guardiola, que prefirió a un todocampista de la talla de Schweinsteiger a un media punta indefinido y famoso como Götze. El encuentro parecía girar al fin y al cabo alrededor de Messi. Y Guardiola basculó a su equipo hacia la banda del 10 mientras abría la cancha por la derecha para Thiago y llenaba la divisoria con un medio más a cambio de defender con tres, una temeridad si se tiene en cuenta la nómina de delanteros azulgrana: Messi, Luis Suárez y Neymar.

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El plan de Guardiola propició un cuarto de hora de vértigo, imposible de digerir para los volantes, superados por el ir y venir de defensas y delanteros, una locura para los porteros, expuestos a situaciones de mano a mano como la que afrontó Neuer con Luis Suárez. El meta le ganó la partida al ariete y se acabó el riesgo y la diversión, menguó la tensión, se pasó de la locura a la cordura y se calmó el Camp Nou. A partir de la recomposición de líneas alemana, ya con un esquema más convencional (4-4-2), se impuso el orden, se achicaron los espacios y se acabaron los mano a mano que había propiciado el 3-5-2 inicial del Bayern.

Nada pudieron opinar los alemanes, convertidos en carne de cañón por Leo, como temía Pep

Incluso con la contienda atemperada nadie reparó en la figura de Guardiola, ignorado cuando se cantaron las formaciones, sin mención alguna, como si fuera un técnico rival cualquiera, concentrada como estaba la hinchada en un partido agotador, dominado por la grandeza de Neuer. El meta, imponente con los pies, marcó las diferencias ante Alves (m. 38) y Suárez (m. 11), exuberante el lateral e inteligente el delantero, sobresalientes en el despliegue del Barça. Aunque el marcador ni pestañeó, los dos equipos agradecieron el descanso después de batirse de manera soberbia, como demanda la Champions.

El desgaste físico fue tan brutal como el psicológico, digno de un thriller por su interés y emoción, muy absorbente para el espectador, igual de concentrado que los jugadores, incluido Messi. Aunque al 10 le costó salir de la defensa de ayudas que montó el Bayern, nunca le dio la espalda al encuentro sino que se ofreció como extremo o volante, de acuerdo a las necesidades del Barça, que siempre tuvo más peso en el partido que el Bayern. Los jugadores sabían, también Messi, que cualquier descuido penalizaba, que un error podía ser definitivo en un choque de máximos, intenso, digno de la Copa de Europa.

Ni siquiera su progenitor futbolístico, quien más le ha entendido, sabe cuál es su secreto

La cita exigía futbolistas mayúsculos, y más por parte del Barcelona, que pasó un mal rato en la reanudación, gobernada por la serenidad y despliegue del Bayern. Rakitic sostuvo entonces al Barcelona mientras calentaba Xavi. Aparentemente necesitaba paciencia el Barça. Al Bayern le perdió entonces la confianza, la superioridad con que jugaba, el punto de soberbia en la salida del balón, perdido por el lateral ante el arrebato de Alves. El brasileño anticipó, robó, aceleró y la puso para Messi, que no perdonó a Neuer. Messi entró en acción y ya no paró hasta meter un segundo gol excelso por el recorte a Boateng.

Messi regateó al central del Bayern, descuartizado en la cancha, para después picar la pelota sobre la salida del inmenso Neuer. La jugada sacó del encuentro a los alemanes, entregados a un final de partido suicida, rematado en el tiempo añadido por un tercer gol, tras una asistencia de Messi, materializada por Neymar, excelente en la definición ante Neuer. Los azulgrana entraron en combustión y alrededor del 10 se convirtieron en la máquina de matar, en el equipo que rebosaba salud desde Anoeta, el estadio que marca el punto de inflexión del Barça. Nada pudo opinar el Bayern, convertido en carne de cañón por Messi como temía Guardiola.

Nadie hubiera dicho que el Bayern estaba mutilado, atacado por una depresión y un rosario de calamidades, hasta que apareció Messi y marcó el camino hacia la final de Berlín. Ni siquiera su progenitor futbolístico, quien más ha entendido al 10, como es Guardiola, sabe cuál es el secreto de Messi. Ni suda, ni llora, ni sangra, simplemente marca goles de fábula como el segundo, suficiente para marcar diferencias, digno de ser tatuado en su brazo izquierdo después de que en el derecho ya luzca una de las vidrieras de la Sagrada Familia, una obra tan admirada como inacabada como el fútbol del propio Leo Messi. Tenía razón Guardiola: no hay remedio contra Messi.

Cardenal: “La huelga no está justificada”

El presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal, ha considerado este jueves que la convocatoria de huelga de la RFEF «no está justificada», ya que el Real Decreto aprobado por el Gobierno el pasado jueves que regula la venta centralizada de los derechos de televisión en el fútbol responde a una «demanda reiterada» del sector, y «espera» y «confía» en que impere la lógica para que el fin de semana del 16 y 17 de mayo haya jornada de Liga.

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«La huelga convocada por la Federación Española de Fútbol no está justificada porque da respuesta a una demanda tanto de ella como de la Liga y la AFE. Pido que la RFEF haga una lectura sosegada de este texto, recapacite y vuelva a la senda del trabajo razonable para impulsar el fútbol aficionado», afirmó Miguel Cardenal en un encuentro con la prensa en el CSD.

En este sentido, el presidente del Consejo señaló que el fútbol aficionado pasará, con la aprobación del Real Decreto, de ingresar «cero» euros a 25 millones al año, 5 de ellos para el femenino y la Segunda B, y podría alcanzar los 150 millones en el próximo lustro y cerca de 400 millones en 10 años, según las estimaciones del Gobierno.

Cardenal reiteró que el texto aprobado por el Ejecutivo es «muy bueno» para el fútbol y también para los jugadores, pues reportará dinero a los clubes de Segunda B y la Primera División de la Liga femenina y «dobla» los ingresos de los equipos de la Liga Adelante, «y se ha demostrado que cuando los equipos tienen más eso revierte en el incremento de los salarios de los jugadores».

Por ello, se declaró sorprendido por la postura del sindicato de futbolistas, que dijo haberse sentido «ninguneado» en la redacción del documento definitivo que regulará la venta centralizada de los derechos de televisión del fútbol. «Me gustaría saber si eso justifica una huelga. Conozco el punto de vista del sindicato porque me he reunido varias veces con Luis Rubiales, pero no sé si un sentimiento es relevante», subrayó.

Me gustaría conocer qué es lo que no le gusta a la RFEF.  ¿No le gusta que haya más dinero para Segunda? ¿Qué el fútbol aficionado pase a recibir 30 millones al año?

Acerca de la postura de la RFEF y de su presidente, Ángel María Villar, Cardenal se preguntó sobre las razones que esgrime para la convocatoria de huelga para la penúltima jornada de la Liga BBVA, en la que se disputan un Atlético de Madrid-FC Barcelona y Espanyol-Real Madrid claves para el título, y la 38 de la Liga Adelante.

«Me gustaría conocer qué es lo que no le gusta a la RFEF del Real Decreto. ¿No le gusta que haya más dinero para Segunda? ¿Qué el fútbol aficionado pase de no recibir nada a 30 millones al año? ¿Qué la Liga española pueda competir con otras de su entorno como la Premier? ¿Qué se pueda retener a las grandes figuras en nuestro campeonato? Es el momento de que todos pensemos en el fútbol español, que estaba en una encrucijada histórica y todos debemos estar a su lado porque todos salimos beneficiados», indicó.

«Villar ha faltado al respeto»

Cardenal lamentó que el presidente de la RFEF se haya «jactado» de no responder a las cartas ni a las llamadas desde el Consejo Superior de Deportes e, incluso, le acusó de «falta de respeto» por no comparecer a un par de reuniones con el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert. «Si se ha sentido ninguneado o marginado ha hecho todo lo posible por ningunearse. Estamos perplejos de que la Federación se queje de que se le ha detraído dinero de las Quinielas cuando ha aprobado recortes de 750.000 euros al año en ejercicios anteriores. Cuando la RFEF ha tenido motivos de distanciamiento han salido estos supuestos agravios, para dar una imagen de un ataque sistemático del Gobierno al fútbol aficionado que no existe», destacó. Sobre si teme que Villar acuse al Gobierno de injerencia y lo denuncie ante el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, como ya hizo en una ocasión, Cardenal destacó que no cree que el Real Decreto español se aleje «en mucho» de la legislación de los países del entorno. «Y no conozco la intervención de ninguna Federación Internacional por unas leyes similares a las nuestras», añadió.

Igualmente el máximo responsable del CSD, que confesó que dar cobertura social a los cerca de 3.500 deportistas de élite gracias a este Real Decreto es de lo que se siente «más orgulloso», se declaró convencido de que «impere la razón» y no haya huelga, aunque no han mantenido ningún contacto con la RFEF en los últimos días. «Tengo la confianza de que no habrá huelga. Espero y deseo que haya fútbol y podamos celebrar este gran avance que supone el Real Decreto para el fútbol español. Es muy bueno para nuestro fútbol, para que sigamos viendo finales de la Champions con clubes españoles», sentenció.

La silenciosa venganza de Luis Enrique firmó su mejor capítulo delante de Guardiola

Hace cinco meses, el vestuario del Barcelona estalló por los aires. Messi se quedó de inicio en el frío y húmedo banquillo de Anoeta, el equipo azulgrana cayó derrotado y una guerra interna que estaba germinando desde hacía tiempo vio la luz: Luis Enrique vs Messi. En aquellos complicados momentos, la figura del entrenador asturiano quedó muy dañada, con el argentino como ganador de la batalla a ojos de la opinión pública y del club. La institución azulgrana le dejó claro al técnico lo que había, que Leo era intocable. Poco a poco, y a golpe de resultados, el entrenador azulgrana fue cogiendo aire hasta llegar a este punto, con un Barcelona cada vez más cerca de soñar con el triplete. La silenciosa venganza de Luis Enrique firmó ante el Bayern, hasta el momento, su mejor capítulo.

La afición del Camp Nou, con Pep Guardiola en el banquillo rival, elevó la voz como hasta ahora no lo había hecho para ensalzar la figura de su entrenador. El nombre de Luis Enrique fue coreado con fuerza desde la grada del estadio barcelonista, para dejar claro que ahora mismo es su líder, el que está guiando al equipo hacia lo puede ser una temporada redonda cuando nadie lo esperaba en el mes de enero. El técnico ha tragado mucho a lo largo de este ejercicio que se torció en un momento y que se enderezó cuando la convivencia con Messi se normalizó. Sin ser amigos, entendieron que el bien común mandaba.

Con una complicada relación con los medios de comunicación, muchas ruedas de prensa han estado cargadas de tensión. Se le ha preguntado una y mil veces por su futuro, sobre si continuará entrenando al equipo la temporada que viene, y él siempre viene a decir lo mismo: “Lo que me interesa es el futuro más inmediato del equipo”. Así ha sido siempre. Con elecciones a la presidencia a la vista, nadie puede asegurar que el asturiano siga en su puesto el próximo ejercicio. Luis Enrique respira hondo y no se mete en esta materia porque su único objetivo, dice, “es sumar títulos”. Y está cerca de cruzar hasta tres líneas de meta…

“Hoy mi relación es buena, no tengo ningún problema con el míster”, dijo el pasado martes Messi, un día antes de que Barcelona y Bayern se vieran las caras en el Camp Nou. Técnico y futbolista han sabido encontrar un punto de encuentro en el que el gran beneficiado está siendo un Barcelona embalado. “Mi relación es normal, buena, como la del resto de compañeros”, añadió el genial atacante con tranquilidad. Con la mirada relajada, Leo quiso despejar las dudas que pudiera haber ahora que el equipo está en la recta final de la temporada. Por ahora reman juntos y con fuerza. En el futuro ya se verá si sus caminos se separan…

Luis Enrique da instrucciones durante el Barcelona-Bayern (EFE)

Máximo goleador de la Champions

Sus relaciones con la dirigencia no ayudaron a que la temporada se desarrollara como esperaba cuando aterrizó en Barcelona. Cuando su duelo con Messi quedó a la vista de todo el mundo, Josep María Bartomeu le dejó claro que en este Barcelona jugaban Leo y diez más, como ya informó en su momento este periódico. Desde entonces, así ha sido, como también que el argentino ha cumplido unos meses fantásticos, coronados -a falta de partidos más importantes- ante el Bayern de Múnich con un genial doblete. “No contemplamos la temporada que viene sin Luis Enrique”, dijo hace poco el presidente, que más de una vez ha recibido un puyazo por parte del técnico.

Messi es único e irrepetible”, exclamaba Iniesta, mientras Bartomeu decía convencido que “es el mejor de todos los tiempos”. Y Luis Enrique, su gran enemigo en su momento, afirmaba que “Messi te sorprende cada día, pero me quedo con todo el equipo”, para poner cierta distancia con el aluvión de adjetivos que llenaron redes y medios para calificar a la estrella de Rosario. Pero obviamente, tuvo que añadir alguna frase más porque la ocasión lo merecía, añadiendo que “la vida es más fácil con Messi. Es un placer verlo cada día, es un futbolista de otra dimensión”.

Y es que un día más el apellido Messi se convirtió en cuestión de minutos en trendic topic. Con sus dos goles marcados al Bayern, Leo pasa a convertirse en el máximo goleador histórico de la Champions League con un total de 77, superando en un gol a Cristiano Ronaldo y en seis a Raúl. En la presente edición, el atacante barcelonista es el máximo goleador del torneo con 10 goles, quedando por detrás con 9 Cristiano Ronaldo y Luiz Adriano. En la presente temporada, Messi suma un total de 53 goles entre todas las competiciones, añadiendo a su hoja de servicios 25 asistencias de gol.

El ecosistema Messi

El protocolo del Barcelona dice que durante los viajes del equipo Messi –también Neymar y esporádicamente Luis Suárez y Alves- debe tener a su lado un guardaespaldas, al menos en los pocos tramos que los jugadores se exponen al aficionado, en el paseo dentro del aeropuerto hasta alcanzar el mostrador del vuelo; en los escasos metros desde que abandonan el autobús hasta llegar al hotel. Es por seguridad y también es por liberar un poco el paso del argentino, solicitado por todos para un selfie, para que les firme una camiseta o simplemente para pasarle el brazo por encima. Y Messi, paciente, se deja hacer una foto, estampa alguna firma y reparte sonrisas como hizo al llegar al hotel de Córdoba. Luego, se escabulle y desaparece. Es una habilidad que también logra en el césped, casi siempre atado por uno o por dos y casi siempre airoso de los retos que le plantean. Como demostró, una vez más, frente al Córdoba.

Leo tiene esa capacidad y esa libertad para poder moverse desde la derecha al centro”

Mascherano

Al iniciar la temporada, Luis Enrique fue de lo más explícito cuando le requirieron por la movilidad de Leo, si seguiría en el frente del ataque o actuaría más de enganche. “Tiene la libertad para moverse por donde quiera, él decide”, resolvió el entrenador azulgrana; “lo único que ha de vigilar es que no se desequilibre el equipo”. Ocurre que a Messi poco le importa eso, sobre todo porque el equipo juega para él tanto con el balón como sin él. Es decir, que en el ataque es la referencia y en defensa tiene otro tipo de guardaespaldas porque rara vez no corre Luis Suárez o el volante más próximo a ocupar su hueco. Todo un ecosistema Messi que funciona de rechupete y que se traduce en un Barça de lo más incisivo en la fase ofensiva y solidario en la defensiva. “Leo tiene esa capacidad y esa libertad para poder moverse desde la derecha al centro. Y teniendo jugadores delante hace que se libere su juego y tenga más chances de uno contra uno. Así se le ve más”, explica Mascherano, que mueve las manos en zigzag como si fuera el 10.

La expresividad de Messi en el campo, sin embargo, se ha acentuado en este curso. “Es que en la banda no lo fijan los centrales y no hay otros dos mediocentros que le encimen. Allí sólo tiene a uno y entonces es imparable”, cuenta Piqué. Pero que recalara en el costado fue una decisión del propio futbolista, que entendió que Luis Suárez era más bien torpón lejos de su hábitat, lejos del área. Así, le transmitió a Luis Enrique su decisión y así se hizo porque era un movimiento por el bien común. “Estamos hablando de alguien que entiende este deporte como ninguno. Dentro del campo ve cosas que los normales no vemos y por eso es el mejor del mundo”, se deshace Mascherano.

Inteligente y maduro, le dejó tirar el penalti a su amigo Neymar sin mirar la lucha por el Pichichi con Cristiano Ronaldo

Inteligente y maduro, que por algo ante el Córdoba le dejó tirar el penalti a su amigo Neymar sin mirar la lucha por el Pichichi con Cristiano Ronaldo, Messi se acoge a la libertad absoluta sobre el tapete para reivindicarse cada día como un futbolista nuevo: en ocasiones hace de ariete; en otras, ayuda en la composición del juego; pocas veces se limita al carril derecho; y las más actúa de enganche con diagonales imparables y pases definitivos (lleva 18 asistencias en la Liga, cuatro en Copa y otras tantas en la Champions). Ante el Atlético en Copa, por ejemplo, martirizó al lateral Gámez, lo mismo que a Clichy frente al Manchester City en el Etihad Stadium; y, sin ir más lejos, él solo se ha bastado para descomponer al Espanyol y al Córdoba como mediapunta, con pases filtrados por dentro a las carreras de Alba, Neymar o Suárez.

Messi tiene la palabra y la decisión –“es un escoge”, como diría el técnico Louis Van Gaal en su época azulgrana- y el equipo encaja el resto de las piezas. Y Leo es feliz y se preocupa de que no se resquebraje su libertad ni su ecosistema, como demostró al final del encuentro cuando cogió la pelota y se preocupó de dársela a Luis Suárez, que firmó su primer triplete con el Barcelona.

El Valencia gana por inercia

Con profesionalidad, buenos modos, convicción y ánimo, el Valencia logró sin agobios una victoria sin contestación alguna por parte del Eibar y que le apuntala en la cuarta plaza, tres puntos por encima del Sevilla y con el goalverage a favor. No fue rival el conjunto armero vencido de antemano, deprimido y sin cuerpo para cuestionar al Valencia, superior en todas las líneas. Se dio la paradoja de que los goles che fueron anotados por Otamendi, Parejo y Alcácer, principio, continuación y final del juego del conjunto de Nuno. El centrocampista madrileño ya suma 12.

Al Valencia le queda un comodín. Se puede permitir el lujo de perder uno de los tres partidos que quedan para conservar la cuarta plaza sin mirar atrás. Necesitaría tres victorias y esperar dos tropiezos del Atlético para alcanzar el tercer puesto que ocupan los de Simeone.

Antes del inicio, recibió el Eibar una gran ovación por su primera visita a Mestalla. Ahí terminó toda la amabilidad para el conjunto armero, sometido desde el principio al ardor del Valencia, el sofocante calor en la capital del Turia y de la grada che. Se refugió muy pronto el Eibar en torno a Irureta. Tanto que Gayà pareció regresar a los orígenes, habitando en la mayor de las veces como extremo izquierdo. Y del lateral de Pedreguer, que tuvo que ser sustituido en la segunda mitad por problemas musculares, comenzó a fraguarse la victoria del Valencia. A la salida de un córner, el esférico fue a parar a Gayà y su centro combado, preciso y dulce, fue un caramelo para Otamendi, cuyo poderoso salto y cabezazo no encontró oposición de la desorganizada defensa eibarresa. El cuarto tanto del central argentino, el líder del nuevo Valencia.

El gol refrendaba las certezas del Valencia y los problemas del Eibar, que ha perdido paulatinamente fiabilidad y fe. De agradecer resulta que no recurra al anti fútbol en tiempos de penuria, que no pierda su nobleza. Visto lo mostrado en Mestalla, nada casual resulta que solo haya conseguido cuatro puntos de 48 en una segunda horrible vuelta de campeonato que le puede devolver a Segunda.

El dinámico De Paul ocupó el puesto de Rodrigo, castigado tal vez por Nuno por su tonta expulsión en Vallecas, no sancionado aún por el Comité de Competición, de puente festivo, sin proteger a Feghouli con cuatro cartulinas amarillas y con la visita al Bernabéu la próxima semana en la que no estará Rodrigo. Lo primero es lo primero, piensa Nuno. Cuentan lo mismo los puntos ante del Eibar que contra el Madrid. Aguardó también en el banquillo Enzo Pérez. Ni los 25 millones pagados por su fichaje, convencen a Nuno para prescindir de Javi Fuego como pivote en el centro del campo. Al ser sustituido en el último tramo del encuentro, el asturiano recibió una gran ovación de Mestalla. Paco Alcácer también volvió a la titularidad por Negredo. Nadie discute las decisiones de Nuno.

Se relajó en el inicio del segundo periodo el Valencia. Y un par de córners a favor del Eibar le espabilaron de inmediato. Parejo desde el borde del área batía a Irureta de un seco disparo desviado por Borja. La jugada vino precedida de un lejano y magnífico chut de De Paul que repelió el travesaño. Más tarde, un nuevo gol de Alcácer, al aprovechar un rechazo del poste a tiro de falta de Parejo, terminó por enterrar a un Eibar. El Valencia tiene más cerca la ansiada Champions.

“Hasta mañana, Ludwig”

Josep Guardiola acostumbra a madrugar, por hábito y por vocación; porque entendió de niño que a quien madruga, Dios le ayuda; porque, como ya dijo, quien se pone en danza bien pronto, bien pronto tiene el cielo ganado. Pero básicamente de lo que se trata en casa de los Guardiola, en Múnich, a la seis y media de la mañana, es de vivir en familia y en su caso de ejercer de padre antes que de entrenador del Bayern, su pasión y profesión. El jueves pasado, como acostumbra, a las siete y media, Guardiola saludó a Ludwig, el conserje de la finca en la que vive frente al río Isar, a diez minutos paseando de la céntrica Marienplatz, y con sus tres hijos caminó hasta la parada del bus escolar. Ya de vuelta a casa desayunó con Cristina, con la que se casó hace un año en Marruecos.

Antes de las ocho y media salió de casa. “Hasta mañana, Ludwig”, le dijo al conserje. Al volante de un Audi gris, en media hora, llegó al número 51 de la Säbener Straße, donde está la ciudad deportiva del Bayern Múnich. Tan pronto que a Manel Estiarte incluso le extrañó. Su asesor suele ser el primero en llegar y cuando lo hizo vio la puerta del despacho del entrenador abierta. Allí le encontró, escribiendo compulsivamente en la pared, pintada especialmente para tal menester: “Lo tengo claro; igual nos meten siete, pero lo tengo muy claro”, le dijo. Nadie sabe la fórmula, pero al parecer sabe desde el jueves la mejor manera de que Messi “no nos haga mucho daño”. “Está on fire” se comenta desde el jueves en el Bayern. “Así lleva todo el año. Inventando ante cada contratiempo”. “Hombre, a Messi pararle no le vamos a parar, igual le molestamos”, se le ha escuchado decir a Pep, entre risas, desde el sorteo.

Ha reinventado defensivamente al equipo”, dicen los jugadores

“Lo de este año es un milagro” cuentan. “Se ha pasado el curso reinventado defensivamente el equipo”. A cada lesión —hasta 14, con nueve operados—, una solución. “Ha sido impresionante”. “Si le dice a Rafinha [lateral derecho brasileño] que se case con él, se casa”, se ríen. “Le ha hecho jugar de todo. Si le pide que salga de portero, de portero juega”. “Pep ha elevado el juego del Bayern a la categoría científica”, se le reconoce incluso en los bares. O eso cuenta el hincha Florian Merk en la barra del Schall & Rauch, un bar del barrio universitario, el jueves por la noche: “Ir al Allianz es como ir a ver un espectáculo de teatro”, asegura mientras Teresa, su pareja, va mas allá. “Pep es guapo y viste muy bien”, dice mientras presume de que los hijos del catalán se calcen en la zapatería de su madre. “Pep ha hecho suyo al equipo. Creen en él como no creían el año pasado”, cuentan en el club, donde están locos por renovarle el contrato que acaba en junio de la próxima temporada.

“Conociéndole, ya habrá visto diez partidos del Barça”, dijo el miércoles medio en broma Javi Martínez. Ese día, tras caer eliminado contra el Borussia Dortmund en la semifinal de la Copa, Pep vio cinco, y el jueves seis más. “Son muchos detalles, pero entiendes por qué es un entrenador distinto”, reconoce Xabi Alonso, que destaca “la capacidad que tiene para tomarse en serio cualquiera partido de la Liga como si fuera una final de la Champions. El análisis y el trabajo, las herramientas, son idénticas y así construye las bases del juego durante el curso”. El exmadridista añade: “Sabe aunar y ganarse al vestuario. Estoy aprendiendo mucho de él”.

“Es mejor entrenador desde que ha llegado a Múnich”, le reconocen los que compartieron con él los años en el Barça. “Por una razón principal: la manera como ha trabajado defensivamente al equipo”, admite Carles Planchart, analista de partidos. “Con el Barça nos atacaban con un delantero o ninguno. Aquí van a por ti y eso te obliga mucho”. “Bueno, la experiencia tal vez te hace mejor, pero no tengo esa sensación, no sabría decir”, se escapa Guardiola.

El técnico busca la fórmula para que Messi “no nos haga mucho daño”

Martínez da la razón a quien señala que el Bayern ha experimentado un crecimiento defensivo brutal, “y en una situación complicada. La defensa la hemos trabajado muchísimo. Pep no te dice ‘juegas de central’ y ya está. Te explica el porqué, el cómo. Yo soy muy curioso y le pregunto mucho. Incluso lesionado le he preguntado por sus elecciones, por qué esta manera de jugar…”, explica el navarro. Nadie, en cualquier caso, más interesado en esos temas que Thiago. “Tienen conversaciones de entrenador”, reconocen testigos de las visitas del centrocampista al despacho del técnico. “Me interesa mucho. Suelo preguntar: ‘¿Y el Nuremberg, qué?’ Y él me cuenta: ‘Nos atacarán por banda derecha, tienen un punta muy grande’. Y me encanta”, explica el futbolista.

“Pep es pasión y en consecuencia, mucha intensidad en los entrenamientos”, dice Reina, que amplía las claves que han llevado al Bayern a ser el equipo menos goleado de Europa: 15 goles encajados y 207 remates recibidos, menos que nadie en el continente; el año del triplete, con Heynckes, el Bayern encajó 18. ¿La clave? “Defender con el balón, recuperarlo lo antes posible, ser intensos en la presión, tener al rival lo más lejos posible de nuestra portería”, explica Reina, que reconoce estar aprendiendo mucho “por cómo prepara los partidos y analiza al rival. Ayuda a que cada jugador sea mejor y al final la sensación que tengo es que sé más de fútbol por haber trabajado con él”.

Guardiola miró con un ojo al Leverkusen —hizo debutar a Strieder, capitán del filial, y a Görtler, con lo que son 11 los que se han estrenado con el catalán en la Bundesliga— y con el otro miraba al Barça de Luis Enrique, al tiempo que atendía a los mensajes de su esposa, que se pasó el día acompañando niños a la consulta del dentista. El jueves comió un poco de sushi y por supuesto no le hizo ni caso a Mona Nemmer, la dietista del equipo, que lleva todo el curso pidiéndole que por el bien de su espalda, si debe pasarse 300 horas delante del ordenador, lo haga sentado en una bola de goma de las que se utilizan para ejercicios de pilates, una bola que está arrinconada en una esquina del despacho. Tampoco pisó el gimnasio, al que parece tenerle alergia. Pasadas las nueve de la noche, Guardiola volvió a casa. Los niños habían cenado; Ludwig ya no estaba en la puerta.

“Sin Xabi Alonso, no nos salimos”

Joan Laporta entró en la habitación del hospital donde Valentina, recién nacida, dormía en los brazos de Cristina y le propuso al padre, Pep Guardiola, hacerse cargo del primer equipo del Barça. De eso hace casi seis años y el técnico empezó a pensar aquella tarde en armar un equipo. Y pensó en fichar a Xabi Alonso; jugaba en el Liverpool. Nunca se vistió de azulgrana. “Había otras prioridades”, cuentan quienes entonces tenían poder de decisión en el Barça. Así que el de Tolosa terminó vistiéndose de blanco, también porque apareció Busquets en la cabeza del entrenador. Y los caminos de Pep y Xabi no se juntaron hasta Múnich, hace unos meses, cuando se borraron las cuitas que defendió el jugador en nombre del mourinhismo más radical. A Pep solo le importó hacer grande al Bayern. Y a Xabi, trabajar con Pep. “Por eso fiché, para afrontar nuevos retos y trabajar con él”, cuenta ahora. Y se encontraron.

“Xabi no aceptó irse del Madrid hasta que ganó la Champions”, dicen los que conocen las negociaciones. “No fichó por el Bayern, fichó por Pep”, avisan. “Buscaba un reto, algo nuevo”, asegura Xabi, de vuelta al Camp Nou, donde sabe que está mal visto. No le importa. “Es fútbol”, admite. Juega en el Bayern y lo hace orgulloso, sobrado de razón.

“Siempre he sido muy fiel y comprometido con mis entrenadores”, dice el tolosarra

“Vino a echar una mano y nos ha aguantado la temporada. Sin él, no salimos de esta”, le reconocen en el cuerpo técnico alemán tras un año en el que le pidieron la mano y ha dado el brazo entero. Le buscó Guardiola para que jugara un partido a la semana y resulta que jugó todo y más. Suma 24 partidos en la Bundesliga, acumula 100 recuperaciones, tres asistencias, 208 pases largos, 2.278 cortos, 40 a su espalda, 800 a zona de ataque, ocho remates, dos goles y un tiro al poste, ha cometido 37 faltas y ha recibido 33, y todo, en la zona donde se cocina el juego. “No es estresante, es mi juego, participo mucho y me gusta”, dice. “He sido una esponja, era yo quien debía adaptarme. A eso vine, a aprender”. Y lo ha hecho.

Alonso es consciente de que haber trabajado con Mourinho y hacerlo con Guardiola da que hablar. “Hay matices, no me gusta comparar. Son diferentes, claro. Pero siempre he sido muy fiel y comprometido con mis entrenadores. De Guardiola he aprendido mucho. He absorbido, aprendiendo de una nueva manera de trabajo, de una nueva cultura. He disfrutado, ha sido muy enriquecedor. El reto era saber si sería capaz de adaptarme y ganarme a la gente, al entrenador y a los compañeros”, dice, contento el tolosarra. “El rendimiento de Xabi ha sido espectacular. Ha sido enorme lo que nos ha dado”, resume Pep, encantado de su rendimiento. “Ha sido muy enriquecedor conocerle”, dice el vasco.

Lahm: “Ha sido espectacular lo que Xabi le ha aportado este año al equipo”

En Múnich se le pone nota máxima a su estreno. Se puede valorar de muchas maneras, pero se mire por donde se mire, y aún por terminar, su primer año ya ha dejado huella. Da igual si le preguntas a Guardiola, a Lahm, el capitán, a Thiago o a Javi Martínez, dos de sus compañeros españoles. O a su amigo Reina. Nadie duda. “Xabi es un tío que ha encajado en el vestuario y en el campo. Es difícil hacerlo con tanta naturalidad. No es el chaval que conocí en el Liverpool, es un veterano que conoce los tiempos de los partidos, los porqués del juego y el funcionamiento del vestuario”, asegura Reina, que convivió con él en Liverpool y en la selección.

“Xabi es un referente. Por su carrera, que es espectacular, y por su capacidad para escoger siempre bien el pase, por cómo lee las necesidades del juego en cada momento del partido”, admite Thiago. “De Xabi he aprendido un huevo”, dice Javi Martínez, que se explaya: “Además de ser súper majo, es un jugador con un sentido táctico extraordinario, que ordena mucho al equipo”. Y tercia Lahm: “Su aportación ha sido brillante esta temporada. No es fácil llegar y dar un rendimiento como el suyo, excelente en todo, tanto en el vestuario como en el equipo, aportando experiencia y recursos técnicos. Ha sido muy importante toda la temporada para el Bayern”, dice el alemán.

“Le hemos estrujado”, admiten en el cuerpo técnico. Lo sabe el jugador, que vino a regalar dosis de calidad y ha regalado toneladas de juego y minutos. “Pasaba una semana y pensaba: bueno, el lunes que viene recuperaremos a uno o a dos. Y resultó que el sábado se nos lesionaba otro, así todo el año”, recuerda el jugador, resignado pero contento porque dejar Madrid no fue fácil. “Allí fui feliz”, asegura camino de otro reto: parar al Barça con lo puesto: “Son favoritos, pero hay que jugar. Pensar en parar a Messi es fácil, lo difícil es hacerlo. Pero se puede competir y a eso vamos, pensando que son dos partidos y que somos capaces de hacerlo”, dice antes de reconocer que para él hubiera sido distinto “volver a Madrid”. Xabi Alonso vuelve a Barcelona. En el fondo, eso también sabe a clásico.

¿Ser séptimo o primero?

El Athletic ha dado tantas vueltas esta temporada que presenta algunos síntomas de confusión. Nació escuálido y vivió en los sótanos de la Liga mucho tiempo; Europa se le hizo demasiado grande y sucumbió en la Champions y en la Liga Europa; en San Mamés, sede y fortaleza, ha concedido cinco derrotas y cinco empates. Y sin embargo, a falta de cinco partidos para que concluya la temporada (cuatro de Liga y uno de Copa del Rey) tiene ante sí dos opciones inesperadas: ser séptimo en el campeonato regular, que le otorgaría una plaza en la segunda competición europea, o ganar la Copa en la final contra el Barcelona, que le daría un título, algo que no consigue desde 1984, la última vez que la gabarra surcó la ría de Bilbao.

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La primera opción se dilucida en un mes y tiene como enemigos al Málaga, al Celta y al Espanyol, aunque de todos ellos, solo el Athletic, por su condición de finalista de Copa, tiene asegurada la plaza europea si queda séptimo. Pero ser séptimo le supone una lucha titánica. De pronto el Athletic se ha convertido en un equipo con poca pólvora (38 goles) y gran parte e ella almacenada en el fusil de Aritz Aduriz, el único artillero de garantía.

La batalla comienza en el Vicente Calderón, ante un rival al que solo le ha sacado tres victorias y un empate en los diez últimos enfrentamientos de Liga. Y ahora llega sin su soldado favorito. Aduriz sufre un golpe en la clavícula, que aconseja su reposo. Nada va a arriesgar el Athletic con Aduriz, en su lucha por ser séptimo, que ponga en riesgo su lucha por ser primero el 30 de mayo ante el Barcelona en la final del Nou Camp. Por eso todo será más difícil en el Calderón en un partido que Simeone considera «mas difícil» que el que disputarán contra el Barcelona en la penúltima jornada. La teoría del «partido a partido» confiere siempre la mayor importancia a lo que llega que a lo que está por llegar.

Lo mismo le ocurre al Athletic: la posibilidad de ser séptimo o primero tiene un orden. Primero se solventa la Liga, luego viene la Copa. Pero lo cierto es que Ernesto Valverde ha comenzado a rotar a algunos futbolistas que previsiblemente están llamados a plantar cara el 30 de mayo al Barcelona. Mikel Rico por ejemplo se ha sentado en el banquillo últimamente más tiempo que desde que está en el Athletic. Susaeta ha perdido su lugar en beneficio de la velocidad de joven Williams. Los también jóvenes Aketxe o Unai López gozan de los minutos que otros descansan. Hasta el infatigable De Marcos ha frenado la carrera para mantener el aliento hasta el final de la partida.

Un aliento que el Atlético recoge a bocanadas en su única lucha: ser tercero, descolgando a Valencia y Sevilla que le persiguen en busca de la Liga de Campeones. El pinchazo del primero en Vallecas le ha dado a Simeone vida y media. Si gana al Athletic, se podrá permitir pinchazo y medio en el tramo final. El Cholo se plantea alinear el mismo equipo que venció en Villarreal, aunque la buena actuación de Fernando Torres podría darle un lugar en la alineación en detrimento de Mandzukic.

Objetivos distintos para quienes comparten los mismos colores. El Athletic ha cazado al Málaga, pero le pisan los talones un Celta creciente y un Espanyol que, como el Athletic funciona a espasmos. No es el Atlético el rival que los de Valverde desearían cuando se avista la meta, menos aun desde que Simeone se sienta en el banquillo. Frente al argentino, el Athletic ha perdido ocho de los nueve partidos que ha disputado desde 2012 incluida la final de la Liga Europa ese mismo año en Bucarest. El gen competitivo del Atlético combate bien los impulsos del Athletic. Igualados en carácter, se impone el fútbol.

La Liga más atractiva

Sentenciadas casi todas las grandes ligas en Europa, la española mantiene el afilado pulso entre el Barcelona y el Real Madrid a falta de cinco jornadas para el final. Solo dos puntos les separan. El bipartidismo, quebrado el curso pasado por la irrupción del Atlético, se percibe ahora como un mal menor comparado con el absolutismo que, en otros torneos, ejercen los más poderosos. La lesión de Benzema ha permitido a Ancelotti encontrar un filón en Chicharito, sacrificado y listo tanto para jugar de espaldas a la meta rival como para abrirse caminos verticales hacia la portería anoche del Celta en Balaídos, donde marcó dos de los cuatro goles madridistas (2-4). Mientras, el Barça sigue cabalgando a lomos de su trío de atacantes, con un Messi cada día más dominante en todas facetas del juego, como el sábado en un derbi azulgrana en Cornellà ante el Espanyol de principio a fin.

En Italia, la Juventus no ha admitido réplicas más allá de algunos tramos de la Roma, descolgada ya a 15 puntos, uno menos que la Lazio. La Vecchia Signora, rival del Real Madrid en las semifinales de la Champions, ha tardado en volver a la élite europea y, por sus recursos, está todavía lejos de medirse al conjunto blanco de tú a tú, por mucho que el fútbol reserve sorpresas en cada esquina.

En la Bundesliga, el Bayern se proclamó ayer campeón tras pasearse una temporada más de la mano de Pep Guardiola, sin ni siquiera el incordio de un Borussia Dortmund desfondado, apenas animado por la remota presencia del Wolfsburgo. El panorama, además, invita a pensar en una competición sin rivales para el Bayern en los próximos cursos. Su cruce de semifinales ante el Barça despierta curiosidad y expectación en todos los rincones, ávidos del choque entre los dos cuadros más goleadores de la Champions.

En Inglaterra, el Chelsea ha aprovechado la confusión del Manchester City para consolidar el éxito de su apuesta mucho más defensiva (ayer empató sin goles ante el Arsenal en el Emirates y solo suma 65 tantos en 32 partidos por los 77 del Bayern en dos encuentros menos) y liderar la Premier con 10 puntos de ventaja sobre el conjunto de Pellegrini.

Solo Francia mantiene una distancia similar a la española entre el adinerado PSG, vapuleado por el Barça en los cuartos de final de la Champions, y la sorpresa del Olympique de Lyon, que ha vuelto a la élite después de una larga ausencia y queda a tres puntos. El Marsella, pese a un arranque ilusionante impulsado por la mística de Marcelo Bielsa, se ha desplomado en la segunda parte del campeonato y ya está a 11 puntos.

Otro signo de la vitalidad de la Liga es la tabla de goleadores. Hay vida detrás de los dos monstruos. La estela que dejan Cristiano Ronaldo (39 tantos) y de Messi (36) la pisa Griezmann (22 en 32 encuentros). El delantero francés del Atlético sería, con esa cifra, el máximo anotador de las tres principales Ligas europeas: por delante de los 21 tantos de Agüero en 29 partidos con el City; los 19 de Meier en 26 con el Eintracht de Fráncfort; y los 18 de Tévez en 28 citas con la Juventus. La excepción otra vez llega de Francia: Lacazette, el atacante del Lyon, ha alcanzado las 25 dianas en 29 duelos. El cuarto de la Liga, Neymar con 19, también se codearía entre los mejores en algunos torneos europeos.

Tal y como ha llegado el Barça al tramo final, nadie parece capaz de pararlo si no es el Atlético en la penúltima jornada en el Calderón. Los otros cuatro rivales son de la parte media de la tabla hacia abajo: Getafe, Córdoba, Real Sociedad y Deportivo. El Madrid, en cambio, se enfrentará a los dos principales escollos seguidos, el Sevilla en el Pizjuán y el Valencia en el Bernabéu, justo en medio de la eliminatoria frente a la Juve.

Chicharito, el optimista del gol

Este mexicano con apodo de guisante es algo más que un goleador espasmódico, que es lo que único que le han dejado ser hasta el pasado miércoles en el Real Madrid. Su optimismo, no solo ante el gol, ha resultado contagioso para los suyos. Con el vestuario en vilo por las lesiones y el Atlético y la Liga a la vista, Chicharito, desde el cuarto oscuro en el que ha vivido ocho meses en Chamartín, ha salido al rescate de todos, con rezos, sonrisas y lágrimas. Su conmovedora abnegación le ha mantenido a flote cuando se le daba por más que caducado. Llegadas las urgencias, cabía pensar que Chicharito solo era un recurso por descarte del resto, que aparecería un jugador deprimido, pasado de peso, sin las botas afiladas y con el colmillo justo para ser un parche de emergencia y regresar a Manchester para discutir con el agrio Van Gaal.

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Para deleite madridista, antes de golear, transmitió un entusiasmo juvenil, como el de un chico con botas nuevas. Todo jovialidad, aliento, euforia. De repente, la bandera blanca de Chicharito no era la de la rendición, lo que nadie hubiera podido reprocharle. Era la enseña que colorea su escudo actual, el que lleva de paso al estar cedido por el United. Nadie remató y empujó más en el derbi madrileño de la Champions, hasta que tuvo su premio. Un gol de mucho valor, pero de ejecución nada extraordinaria. El tanto del oportunista. Esa era la etiqueta de este mexicano, aunque rebajada desde que se fue difuminando en Old Trafford. Hoy, el promedio goleador de su carrera es de 0,38, por debajo del 0,47 de Benzema, por ejemplo. Un día de gloria para el héroe inesperado, para el muchacho desconsolado en el banquillo, para el alumno al que por fin se agarraba Ancelotti, colgado de su cuello salvador. El madridismo buceó para encontrar referentes de iluminados por un día. Un Morales, aquel jugador de los 90 que ganó al Atlético y se le acabó la fiesta en el Real.

Mientras Chicharito regaba portadas con clavos ardiendo, llegó la cita de Vigo. El efecto Chicharito quizá permitiera que el mexicano cazara algún rebote de gol, algún rechace o una pillería. Si ante el Atlético se vio al goleador puntual, en Balaídos irrumpió otro Chicharito, el Chicharito jugador. Si su medio natural era el área y fuera un patoso, resulta que tiró un par de paredes estupendas con James y acabó con un gol de jugada. Luego, asistió en carrera a Cristiano en una contra y puso el broche con una pinchada propia de Zidane. Su oportuno y picante desmarque lo entendió Ramos. La pelota le llegó al vuelo, con la carga de un defensa adversario. Una pérdida de tiempo ante un supuesto empujador de goles. Otro desmentido. El azteca calmó la pelota como el que acuna a un bebé, enfiló al portero Sergio y obró como el que lleva el gol en el tuétano. Dos Chicharitos: el goleador y el más desconocido, el jugador.

Lo de Vigo fue una demostración de que lo suyo puede no ser episódico si ahora que ya es innegociable y tendrá precio este verano para ser presentado con pompas, Ancelotti y el club le alistan no como un Morales, sino como un Larsson. Aquel sueco que hizo carrera en Barcelona con goles y dando buenos turnos a los titulares. Con ello, muy profesional, se ganó el apego de la hinchada, como ya sucede con Chicharito. A estos futbolistas no se les pide más de lo que dan. La gente también adora a esos titulares entre los suplentes siempre optimistas y con la puesta a punto.

La primera llamada de Odegaard

El Real Madrid recibe mañana al Almería en un partido que se anuncia como la transición ligera hacia la semana más cargada de la temporada. El entrenador, Carlo Ancelotti, anticipó que la convocatoria contará con tres canteranos, Odegaard, Diego Llorente y Mayoral, para compensar las bajas por sanción de Carvajal y Ramos, y por lesión de Modric, Benzema y Bale.

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Esta jornada de refresco de futbolistas cansados será la primera participación con el primer equipo en partido oficial del noruego Martin Odegaard. Fichado en enero con vitola de futura estrella del fútbol mundial, el mediapunta de 16 años podría convertirse en el el jugador más joven en debutar con el Madrid. El técnico italiano confirmó la titularidad de Jesé y Keylor Navas.

El Madrid hará rotaciones procurando mantener el nivel para superar a un Almería que llega saturado por las amenazas del descenso y un castigo de la FIFA que podría restarle tres puntos por una falta administrativa. “Hemos llegado a un punto en la temporada en que todos los partidos son a vida o muerte”, observó Ancelotti. “Tenemos que valorar este partido con el pensamiento de que será importante, antes de un periodo de partidos muy complicado. Hasta el 13 de mayo atravesaremos el momento más determinante de la temporada. Jugamos contra Almería, Sevilla, Juventus, Valencia y Juventus. Son partidos muy difíciles. Pero tenemos la confianza de poder hacerlo bien. Parte de los lesionados se recuperarán muy pronto y el equipo podrá competir en todos los partidos con una buena intensidad porque físicamente está bien. No pensamos si el Barça va a pinchar sino en intentar ganar todos nuestros partidos. Por suerte podremos empatar dos y esto nos da un respiro”.

Ancelotti hizo una pausa y soltó una risita pícara. “¡Los dos de la Champions los podemos empatar!”, se explicó, para quien no captara la primera ironía, y sabedor como nadie de que los goles en campo contrario permiten superar eliminatorias de UEFA sin ganar. “El objetivo en la Liga es ganar los cinco partidos. Con la Juventus podría funcionar el viejo estilo italiano. Autobús delante de la portería y buscar el empate. Esto es broma… No nos olvidemos de que nos aproximamos a los cien goles en la Liga”.

El entrenador no quiso confirmar que el Madrid ejercerá su derecho de compra sobre Chicharito pagando los 20 millones de la cláusula al Manchester United. “Es un tema que valoraremos al final de temporada. Pero a lo largo de todo el año el jugador ha demostrado su profesionalidad. En los momentos difíciles se ha comportado muy bien. Tener este tipo de jugadores siempre listo para cuando le das la oportunidad es siempre muy bueno”.

Sin final, sin triplete y sin Robben

El Borussia Dortmund eliminó al Bayern en la semifinal de la Copa de Alemania en la tanda de penaltis tras empatar (1-1). Partido en el que, además, los bávaros recuperaron y perdieron a Robben en sólo 18 minutos. A Guardiola le ha mirado un tuerto o el Bayern tiene un gafe en los servicios médicos. Resulta que no hace mucho, un informe de la UEFA retrató al conjunto muniqués cuando recordó que de todos los equipos que disputan la Champions el alemán tiene un récord para sonrojarse: en ningún otro club los lesionados tardan más en recuperarse que en el Bayern. Tal vez, la bronca entre el director general del club Rummenigge y el doctor Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt tras la derrota (3-1) contra el Oporto, en la ida de los cuartos de la Champions que precipitó la dimisión del galeno, después de 40 años en el club, tuviera algo que ver con el documento.

La maldición de las lesiones que persigue este año al Bayern se personificó ayer en Robben. Volvió en el minuto 65 tras cinco semanas de baja por una rotura fibrilar y apuntaba a la semifinal contra el Barça. Pero 18 minutos después, fue a controlar un balón y se derrumbó con la mano sobre el gemelo de su pierna izquierda. Mejor le fue a Benatia, que también reapareció en escena tras superar otra rotura fibrilar, por más que Neuer, su portero, casi le dejara KO de un guantazo.

Para colmo de las desgracias, el Bayern perdió el camino de la final de Berlín y, al tiempo, el sueño de reeditar el triplete que logró Juup Heynckes en el curso 2012-13. Al Bayern, actual campeón de la Copa, le había bastado una faena de aliño para ser mejor que el rival durante 60 minutos, pero sólo confirmaron su superioridad con un gol de Lewandowski -que se lo llevaron al hospital por una conmoción cerebral- a la media hora de juego. Ya se sabe que los de amarillo si algo tienen es orgullo y en la que era la última visita de Klopp al Allianz, no iban a caer sin resistir. Poco a poco le fueron pillando el pulso al duelo, a los de Guardiola les dio un vahído y a falta de un cuarto de hora, con un remate de Aubameyang que Neuer sacó cuando el balón ya estaba dentro, igualaron el choque.

Por mucho que se rehízo el Bayern, entre la falta de acierto en dos remates de cabeza de Schweinsteiger y unas claras manos en el área amarilla que el árbitro no vio, y pese a quedarse con 10 por la expulsión de Kampl, el Dortmund aguantó las acometidas y estiró el partido hasta los penaltis. Y ahí, desde el punto fatídico, se resbalaron Lahm y Xavi Alonso —como hiciera Terry en la final de la Champions de 2008 ante el Manchester United— de manera idéntica para mandar su lanzamiento a la grada. No fallaron Gundogan y Kehl, pero Neuer dio vida al Bayern parando el tercero, de Hummels. El de Göetze, lo paró Langerak, así que en el turno de Neuer iba la eliminatoria: la pelota se estrelló en el larguero. Y el Bayern se quedó sin final de la Copa y sin triplete. Sin Robben ya se había quedado un rato antes, otra vez.

Villar exige el borrador del real decreto de los derechos de TV

El Gobierno español y los clubes profesionales de fútbol celebran estos días haber encauzado la elaboración de la ley que consagre la venta colectiva de los derechos audiovisuales de la Liga, valorados en torno a mil millones de euros. Solo falta la aprobación del tercer actor, la Federación Española de Fútbol, que tiene legalmente reconocida la titularidad de los derechos en cuestión, tanto por virtud de la Ley del Deporte de 1990 como por los estatutos de la FIFA. El presidente federativo, Ángel María Villar, no parece nada satisfecho con unas negociaciones en las que, asegura, ni siquiera le han permitido leer el borrador. Si la ley se aprueba sin su consentimiento, Villar estudia parar la Primera División. En última instancia no descarta un conflicto con la FIFA que deje al fútbol español fuera de la Champions y de la Eurocopa.

El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, bajo cuya tutela se articula la ley, se reunió con Villar el viernes 17 de abril para informarle del contenido de la norma. Villar lamentó que el Gobierno siguiera sin mostrarle el borrador que, según él y varios clubes implicados, sí tienen el presidente de la Liga, Javier Tebas, el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, los abogados del Madrid y el Barça, y Jaume Roures, dueño de la productora Mediapro, muy próximo a Tebas.

El mandatario quiere asegurarse el control sobre los contratos de televisión de la Liga

Wert le comunicó a Villar unas condiciones que, según fuentes federativas, resultan humillantes. Esto es, el 93% de los mil millones irán destinados a la Liga; el 3,5% se distribuirán como compensación a los clubes que descienden a Segunda; el 1% a la Administración, encarnada en el Consejo Superior de Deportes; el 0,5% para los sindicatos de deportistas, sin especificar que se beneficie exclusivamente a los futbolistas, agrupados en AFE; y el 1% para la federación. Este 1% que recibiría la federación es ampliable a un 2% si Villar cede los derechos sobre la Copa del Rey. La oferta no solo diluye el poder de Villar en el fútbol español. Resulta pobre si se compara la situación de las federaciones de fútbol en países como Inglaterra, donde obtiene un 20% del dinero de las televisiones.

Villar teme que el Gobierno acabe aproando la ley según los designios de Tebas, incluso esta misma semana, y sin permitirle alterar el contenido. Sospecha que el presidente de la Liga se valdrá del Real Decreto para convertirse en el administrador único del fútbol español, concretando por la vía financiera las amenazas públicas que ha vertido sobre su persona. En defensa de su posición Villar exige que al menos le dejen leer el borrador. Luego pide que en la redacción se reconozca la cotitularidad de los derechos audiovisuales a la federación porque desea poder ejercitar el veto sobre futuros contratos. El mandatario también reclama que sean los propios operadores de televisión quienes distribuyan el dinero, y no la Liga, porque esto permitiría a Tebas adquirir condición de tesorero, a riesgo de dejar a la federación sin liquidez.

Villar asegura que no le preocupa tanto el porcentaje que le asignen a la federación como el hecho de que decida beneficiarse al propio CSD con un 1% que acabaría en la Administración o en las arcas de otros deportes. Y recuerda que el porcentaje que corresponde a la federación es esencial para mantener el fútbol base, que afecta a casi 700.000 jugadores federados en 19.000 clubes amenazados por el nuevo marco tributario que les impone la Ley de Emprendedores.

"No parece que el Atlético tenga muchas ocasiones a futuro de ganar la Champions"

La teoría de los vasos comunicantes regresa a ‘Yo vi el gol de Katalinski‘ con un nuevo integrante, Joseba Larrañaga -presentador de ‘El Partido de las 12’- para confirmar que no siempre se cumple. De manera habitual en las últimas temporadas, este teorema no ha fallado, pues siempre que el Real Madrid se encontraba bien, el Barcelona vivía momentos complicados, y viceversa… pero ahora no es así.

A falta de cinco jornadas para el término de la Liga, los dos grandes del fútbol español se encuentran en un gran momento de forma, sin ceder puntos en su encarnizada pelea por levantar el título al final del campeonato. Y, aunque esto dota de emoción el tramo final de curso, donde Barça y Madrid se lo juegan todo a una carta, ha dejado a un rival realmente tocado: el Atlético de Madrid.

Y es que después de mucho tiempo, el conjunto rojiblanco se quedará sin pelear por un título a final de temporada. Tal y como asegura Larrañaga, la temporada pasada se recordará entre la afición rojiblanca como aquella del famoso doblete de 1996… pero se quedó a las puertas de conseguir la Champions. El gol de Sergio Ramos en el minuto 93 enterró las esperanzas rojiblancas.

Según Gonzalo Sánchez-Taíz, que el Atlético vuelva a tener la oportunidad de levantar la Champions o la Liga en los próximos años no será nada sencillo: «Es lo lógico por los recursos que tiene ese equipo«. Mientras Larrañaga defiende que «se ha quitado fantasmas de encima» y que «es la nueva pesadilla del Real Madrid«, confirma que va «a desenmascarar» a su homólogo… antes de llegar a los insultos y a las manos.

Luis Enrique: “En la cabeza sólo tengo al Espanyol”

Minutos después de que Luis Enrique conociera que el Bayern Munich sería su rival en las semifinales de la Champions, apareció en la sala de prensa de la ciudad deportiva dispuesto a no perder el foco en el partido de mañana en Cornellà frente al Espanyol (16.00 horas). “¿Qué tengo en la cabeza?”, dijo el asturiano; “al Espanyol sin lugar a dudas. Sólo existe el partido de mañana”. “En el sorteo sólo he perdido cinco minutos en verlo y me interesan los tres partidos que tenemos antes de las semifinales”, abundó el preparador azulgrana.

El Barcelona es el líder de la Liga, a dos puntos del segundo, el Real Madrid, y Luis Enrique pide “ser conscientes de lo que nos jugamos”. El asturiano insistió en su idea de que puede haber sorpresas en el final del curso. “Creo que los equipos de arriba pueden perder puntos y espero y deseo que no seamos nosotros”, reiteró el técnico del Barça. “Esto ya es la recta final de la temporada, los jugadores ya lo perciben y aquí el estado anímico es clave. Veo al equipo con muchas opciones y en una dinámica positiva”, dijo el preparador del Barça en la previa del derbi catalán».

El Espanyol es un equipo que defiende muy bien, en bloque, y me preocupa sus transiciones, me preocupa Sergio García y su poderío a balón parado. Es un derbi, un partido muy bonito de jugar”, explicó el entrenador del Barcelona, que recordó sus emociones cuando le tocó visitar Sarrià y Montjuïc como jugador azulgrana. “Sensaciones muy claras y concretas, sabías que ibas un territorio hostil y que te ibas a encontrar con dificultades. Ahora, como entrenador, todo se vive con mayor frialdad. No tienes la calentura del jugador”, contó. En cualquier caso, Luis Enrique entiende que la adrenalina del duelo favorece a sus chicos. “A estas alturas de la temporada no favorece el derbi: intensidad y fútbol”, concluyó el preparador del Barcelona.

El Barça: “Delantera SL”

Al día siguiente de perder contra la Real Sociedad en Anoeta, Luis Enrique reunió a la plantilla en un campo de entrenamiento de la ciudad deportiva del Barcelona y explicó los errores que habían cometido a nivel grupal, sin una salida del balón limpia ni ingenio en campo ajeno, tampoco finos en la presión. Desde el vestuario, sin embargo, le hicieron ver que la alineación había marcado el resultado, con Messi, Neymar [ambos disfrutaron de más días de vacaciones en las navidades], Piqué y Alves en la banqueta de inicio. Es posible que fuera la forma del técnico de resolver el alboroto y el enfrentamiento que le creó el 10 unos días antes del partido, tal y como desveló Mathieu para la televisión francesa. Pero desde entonces, inexistente la comunicación entre la estrella y el entrenador, no ha habido más capítulos polémicos del mismo modo que Messi lo ha jugado todo. Casi como Neymar y Luis Suárez, que también son titulares por defecto y que han llevado al ostracismo a Pedro, que se repiensa su futuro lejos el Camp Nou. Los números de los tres delanteros, en cualquier caso, son de lo más expresivos y contundentes, y se presupone que hoy también partirán de inicio en el derbi frente al Espanyol, quizá el último esfuerzo antes de dar un poco de oxígeno a sus piernas, al menos las de Neymar y Luis Suárez. “Tengo cuatro grandes delanteros, pero que estos tres jueguen tanto tiene que ver con rendimiento y las posibilidades que me ofrecen, y no sólo se refiere al nivel ofensivo”, expuso Luis Enrique.

Fue Messi el que entendió cómo debían organizarse ahí arriba, un tanto torpe Luis Suárez en el costado pero bien útil como ariete para fijar a los centrales y cazar goles de instinto y pundonor. Por lo que se orilló con el beneplácito de Luis Enrique y ya nadie los movió. “Se trata de que el balón les llegue a ellos porque van a crear ocasiones y marcar goles. Son tan buenos que hacen que juguemos en algún aspecto de forma distinta”, cuenta Piqué. “Se complementan, son unas bestias, y nos hacen muy peligrosos”, abunda Xavi. Y al tiempo que les llueven los elogios, los tres fomentan una amistad dentro y fuera del campo. “Es complicado gestionar los egos y más cuando eres una auténtica estrella, pero estos tres no se envidian en nada, sino que se alegran de los éxitos del otro”, reseña un jugador azulgrana. Algo que evidencian a cada gol y que manifestaron de nuevo en el duelo de vuelta de los cuartos de final ante el PSG, abrazados con los dos goles de Neymar. “Son unos verdaderos fenómenos. Suárez se amoldó de maravilla, Messi es capaz de regular en los cuartos de final de la Champions y Neymar es un futbolista que en ocasiones parece que está jugando mal pero que el peligro viaja en sus botas”, explica el exentrenador Ángel Cappa.

Desde el resbalón en Anoeta, el Barça ha disputado 15 encuentros de la Liga y otros cuatro de la Champions, donde se ve su capitalidad porque sólo no han jugado 25 minutos -10 de Neymar contra el City y otros 15 de Suárez frente al PSG-, todos recogidos por Pedro. “Es muy difícil hacer rotar y no poner de inicio a estos tres grandes jugadores porque te dan mucho”, resuelve Mascherano; “aunque los que esperan, como Pedro, Munir o Sandro, están frescos”.

“Juegan tanto por su rendimiento como por las posibilidades que ofrecen”, dice el técnico

De los 1.710 minutos jugados tras la Real Sociedad, Messi no se ha perdido ninguno y contabiliza 20 goles (sale a una diana cada 85 minutos), además de 10 asistencias (cada 171). Ocurre, sin embargo, que no ha hecho tanto alguno en los últimos compromisos europeos, pero sí Suárez y Neymar, ambos con cuatro festejos. “Parar a los tres a la vez es realmente difícil. Son muy buenos, de los mejores del mundo. Y cuando no aparece uno, lo hace el otro”, convino desde el Camp Nou el lateral del PSG, Van der Wiel, perdedor en su duelo ante Neymar. “Es que el uno contra uno de Ney es impresionante. Si el equipo consigue pasársela y él se mide con un rival sin ayudas, seguro que saca ventaja”, apunta Mascherano. Y disfruta también del carrete del entrenador, dado que suma 1.434 minutos (el 83,8% del total), sólo ausente ante el Rayo por sanción y contra el Almería, en casa, tras el parón de las selecciones. Con 11 goles (uno cada 130 minutos) y cinco asistencias (cada 287), se ha atornillado con éxito al flanco izquierdo tras una primera temporada irregular. Mejores números registra Luis Suárez en su primer curso como azulgrana y así se aclara tras las Real; ha sido titular en todos los encuentros menos ante el Levante en el Camp Nou y salió de suplente cuando se midieron al Elche. Lo que da un total de 1.476 minutos (86,3%) aderezados con 14 dianas (cada 105 minutos) y seis asistencias (cada 246).

Arrinconado queda Pedro, el único que absorbe los minutos que no disputa la Delantera S. L. porque ni Munir ni Sandro han vuelto a jugar con el primer equipo. Así, contabiliza 526 minutos (30,7%) repartidos en cuatro titularidades y 12 suplencias [además de tres fueras de convocatoria] que en ningún caso superaron los 25 minutos sobre el terreno de juego. Sólo suma dos tantos (uno cada 263 minutos), pero con tres asistencias atrapa a Messi en eficacia en esa suerte (cada 175 minutos). Hoy, ante el Espanyol, parece que jugarán los de siempre porque Luis Enrique no cambia y porque los delanteros responden, hasta el punto de que ya cuentan un total de 96 goles [Messi, 47; Neymar, 30; y Suárez, 19], la cuarta mejor marca en la historia azulgrana sólo por detrás de la temporada 2011-12, cuando Messi (74), Cesc (15) y Alexis (13) sumaron 101 tantos; de los 100 que lograron en 2008-09 Messi (38), Eto’o (36) y Henry (26); y de los 98 de 2012-11 de Messi (53), Villa (23) y Pedro (22).