Los árboles patrimoniales son más importantes que el concreto en Quito

Entre las ramas del arbolado de las plazas del centro histórico de Quito asoman placas. En ellas se informa a los transeúntes que hay 22 nuevos árboles patrimoniales en la capital del país.

Justamente, la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito cuantifica que, en total, ya suman 448 especies emblemáticas.

La entidad explica a los usuarios que aquellas necesitan preservación y cuidado especial. Incluso, las personas que destruyan o talen esa vegetación (sin permisos) serán sancionados con el pago de dos salarios básicos unificados ($ 772) y la plantación de un árbol (por cada año de vida que haya tenido).

“Da sombra en un día soleado y absorbe hasta 125 kg de CO2 al año, si se trata de una especie grande”, comenta Silvia Sánchez, educadora ambiental.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), revalorizan el área con un rédito de hasta 20% más que aquellas zonas en las que no existe vegetación.

Las edades de algunos de estos arbustos sobrepasan los dos siglos y en promedio llegan a 50 años.

Verónica Arias, secretaria de Ambiente del Municipio, asegura que hay un árbol Huila en el cerro Ilaló que tiene 1.800 años y otros en los parques de la Alameda y El Ejido que superan el siglo de vida.

El parámetro

Para que tenga la categoría de emblemático se toman en cuenta la edad e historia (comprobar si es nativo o endémico), sus dimensiones, la biomasa acumulada, la proyección como semillero y el reconocimiento de la gente.

La variedad más querida y reconocida es el arupo, especialmente por sus flores violetas. Pero el “rey” se encuentra en la Plaza Grande, frente al Palacio de Gobierno. Esto ocurrió luego de que la ciudadanía pidió con insistencia declararlo patrimonial.

“Es nativo y le da un entorno paisajístico bonito. Este floreció a los siete años.

De acuerdo con Cristina Romero, estudiante de biología, esta especie necesita riego constante y en pequeñas dosis (fundamental en las primeras horas del día).

“Requiere de un suelo rico en materia orgánica y podas periódicas”.

Otra especie que llama la atención es el arce. Solo hay dos individuos en todo el distrito metropolitano. Según la historia estos ejemplares fueron traídos de Norteamérica.

La conservación

El cuidado del árbol patrimonial es fundamental en las políticas ambientales de la capital, por ello se prioriza su permanencia sobre la creación de una obra pública.

“Las estaciones de El Ejido y de La Alameda fueron modificadas para no talar árboles patrimoniales; se cortaron algunos pero están siendo compensados como estipula la normativa: sembrar 10 por cada uno que se retire”.

Solo hay dos casos en los que fue necesario remover estos ejemplares patrimoniales: uno en el sector de la Pradera y otro en la Av. Mariana de Jesús.

El proceso fue minucioso para cuidar al máximo la estructura de la raíz.

Además es costoso porque implica un egreso de $ 80.000 por la extracción de cada uno. (I)