«El Chapo» enfrenta juicio con fuertes medidas de seguridad

Un jurado de siete mujeres y cinco hombres juzgará desde mañana martes 13 de noviembre en Nueva York a Joaquín «el Chapo» Guzmán, acusado por el gobierno de EE.UU. de narcotráfico y de mantener una empresa criminal durante dos décadas como jefe del Cartel de Sinaloa, un proceso entre fuertes medidas de seguridad.

El juicio arrancó el pasado 5 de noviembre con la elección del jurado, que se realizó durante tres jornadas con escenas poco habituales, como el temor a ser asesinado de algunos candidatos o el hecho de que una persona fuese rechazada para ser miembro por pedir un autógrafo de «el Chapo».

Entre los integrantes del jurado, cuya edades oscilan entre 20 y 50 años, hay inmigrantes de Polonia, Etiopía y Asia, así como cuatro personas que hablan español -uno de los seis sustitutos también lo habla-, todos aislados parcialmente y sometidos a fuertes medidas de seguridad, con orden del juez de no hablar del juicio.

Medidas de seguridad

Este proceso se realiza entre severas medidas de seguridad, que han rodeado la vida del mexicano desde que fuera extraditado a este país en enero del 2017.

Las medidas van desde las condiciones extremas de su encarcelamiento hasta su transporte a la corte, y se extienden más allá para proteger a los jurados y a los testigos de una posible venganza del presunto capo, del que las autoridades temen que use sicarios para secuestrar y asesinar a quienes se atrevan a hablar en su contra.

Guzmán, de 61 años, está en el ala más segura de la Metropolitan Correctional Center en Manhattan, una de las prisiones más fiables del país, donde es mantenido 23 horas en una celda de 18 metros cuadrados donde nunca se apaga la luz, con una pequeña ventana opaca que no le permite ver el exterior.

Tampoco tiene contacto con otros presos, ni con su esposa -se le ha denegado abrazarla antes de iniciar la sesión mañana- y no sale al patio debido a su historial de haberse fugado en dos ocasiones de cárceles de máxima seguridad en México, la última de ellas a través de un túnel al que entró desde su celda.

Solo se le permite una hora para ejercitarse y una llamada mensual de 15 minutos a su madre y hermana que es escuchada por las autoridades. También se le ha permitido una Biblia y un diccionario del inglés al español.

Algunos reos que han estado en sus mismas condiciones han calificado a la sección 10 South de la cárcel en el que se encuentra de «cámara de tortura».

Traslado a la Corte

Sus traslados a la corte federal de Brooklyn, donde se lleva el proceso en su contra para audiencias previas al juicio, han sido un dolor de cabeza para los neoyorquinos que utilizan el puente de Brooklyn, cerca de la cárcel donde el Chapo aguarda a su juicio.

Dicho paso se cierra mientras dura el recorrido del convoy de vehículos y policías fuertemente armados, lo que genera problemas en el tráfico local. La comitiva del traslado siempre es vigilada desde un helicóptero policial.

Esas medidas serán desde mañana dos veces al día, y en las horas punta, mientras dure un juicio que podría extenderse hasta 4 meses.

Las medidas de extrema seguridad que rodean a Guzmán desde su llegada a EE.UU. también incluyen a la corte federal, donde se lleva a cabo el proceso judicial en su contra, que de por sí ya es un lugar que se mantiene vigilado por los agentes del tribunal.

Allí habrá agentes con armas largas, unidades caninas, que custodian el lugar y se ha colocado un segundo detector de metales frente a la sala del juez Cogan. (I)