El 'Dios Rafa' llevó la gloria a Valencia… hasta que la gente del palco le tocó las narices

Su historia no se entiende sin lo que sucedió entre junio de 2001 y junio de 2004. Valencia catapultó su carrera deportiva al mismo tiempo que dejaba en el club y la ciudad del Turia el poso de gran entrenador. En este corto espacio de tiempo, Rafa Benítez dirigió un equipo que colocó dos títulos de Liga y una Copa de la UEFA en el historial del club valencianista. Esta espectacular y gloriosa etapa se reflejó lo justo en el vídeo que editó el Real Madrid para dar la bienvenida al entrenador madrileño. Aparecieron imágenes con la Champions que ganó con el Liverpool, el Mundialito con el Inter o la Europa League con el Chelsea, pero las dos Ligas que llevó a las vitrinas de Mestalla quedaron en el olvido. Sólo al principio apareció el flamante técnico con la UEFA ganada en 2004 como técnico valencianista.

Y si ha venido para algo Rafa Benítez al Real Madrid es para devolver el trofeo de Liga al club. Una competición en la que manda históricamente -32 títulos por 23 del Barcelona-, pero que en los últimos años ha dejado de ser una competición teñida de blanco. “Aquí hay que ganar todo, Liga, Champions y Copa”, respondió Rafa cuando se le preguntó por ese título doméstico que en los últimos años se ha teñido de blaugrana. Especialmente en las dos etapas de Florentino Pérez, que con inversiones millonarias sólo ha ganado 3 en 12 temporadas de gestión. No conviene olvidar que el Barça, en los últimos once años, ha ganado 7, acercándose poco a poco al liderazgo de su enemigo. Rafa llega para que el club recupere el brillo perdido gracias a un método que se desveló ganador allá donde estuvo. Eso sí, sin que se metan en su trabajo, algo que detesta y que pasó en Valencia, obligándole a girar con destino a Liverpool.

Florentino Pérez subrayó durante la rueda de prensa en la que anunció la fulminante destitución de Ancelotti que no se mete nunca en las alineaciones. Sin Director Deportivo -cuando lo hubo sucedió lo mismo-, la política deportiva la ejerce de manera personal y unilateral el presidente. Está por ver qué sucede con Rafa Benítez en la casa, pues no conviene olvidar que el técnico salió a la carrera de Valencia, harto de las injerencias de los mandatarios en cuestiones deportivas. Es algo que no acepta y no soporta, que un directivo sin la preparación necesaria, le cuestione decisiones tomadas con criterio deportivo. Recordado es lo que dijo Marcelo Safont, directivo del Valencia en 2001, que despectivamente afirmó que “el único Benítez que conozco es el torero” cuando se confirnó el fichaje del entrenador. Una frase que retrató al ignorante dirigente.

Rafa Benítez es la apuesta del Real Madrid para recuperar el brillo perdido (EFE)

Seguro de ganar la primera Liga en el Bernabéu

Deberá tomar nota Florentino Pérez, experto a la hora de analizar -y criticar- el trabajo del entrenador de turno. “Yo no hago las alineaciones”, dijo cuando despidió a Ancelotti, pero de sobra es sabido que siempre que puede, y en cualquier foro, habla como un experto en la materia sobre cualquier faceta del trabajo de un técnico. Algunos como el italiano o Pellegrini, por ejemplo, lo saben de sobra, cuando fueron criticados en privado por su presidente incluso antes de que empezara la competición oficial, cuando sólo llevaban unas semanas trabajando en la institución. Benítez ha firmado tres años, pero eso no significa absolutamente nada y el protagonista lo sabe de sobra porque conoce perfectamente el terreno que pisa; ha rubricado las mismas temporadas que su antecesor, que si no llega a ser por Sergio Ramos, sólo hubiera cumplido una…

“Es Dios” para la afición del Valencia, dicen en la ciudad al recordar la exitosa etapa de Rafa Benítez. En tres años, dio la vuelta al calcetín y consiguió lo que nadie imaginaba. Pedro Cortés, Jaime Ortí y Manuel Llorente nunca se fiaron de su contratación, avalada con fuerza por Javier Subirtats, entonces Director Deportivo. Los dirigentes apostaban por técnicos como Irureta, Mané o Luis Aragonés, pero el responsable técnico nunca tuvo dudas de un entrenador que estaba en el Tenerife en Segunda, logrando el ascenso a Primera antes de abandonar la isla. Tras un comienzo complicado, con la hinchada mosqueada porque los buenos resultados no llegaban -salvó un match ball en un partido ante el Espanyol- en abundancia, Benítez tuvo claro que ganarían la Liga cuando andaban rezagados en relación a la cabeza de la tabla. Lo dijo en el vestuario y los jugadores, alucinados por la seguridad de su jefe, no le creyeron. Se equivocaron todos. Acertó Rafa, que con el calendario en la mano y a la vista de la planificación realizada, estaba seguro de superar a sus rivales en la recta final, como así fue finalmente.

Rafa Benítez saluda a la afición del Valencia desde el palco de Mestalla (EFE)

“Esperaba un sofá y me han traído una lámpara”

El año 2004 es el más destacado en la historia del Valencia. El Valencia firmó un doblete inolvidable -Liga y Copa de la UEFA-, convirtiéndose bajo el mando de Rafa Benítez en un equipo casi indestructible. Aquella temporada no pudo empezar peor, con un técnico harto de que sus pautas no fueran seguidas al pie de la letra y, sobre todo, cansado que desde el palco le pidieran explicaciones por todo. “Esperaba un sofá y me han traído una lámpara”, disparó el técnico en verano de 2003 al conocer el fichaje del uruguayo Canobbio, dardo en dirección al entonces Director Deportivo, Suso García Pitarch, y sobre todo a Manuel Llorente, Director General. A pesar de que el cabreo fue en aumento, sacó el máximo rendimiento a una plantilla que pasó a la historia.

Por ello en Valencia se le venera. No es uno más, es el técnico de un equipo que marcó una época que devolvió la Liga a la ciudad 31 años después. Benítez se marchó especialmente molesto con Manuel Llorente, con el que tuvo mil roces porque el ejecutivo del club se metía en todo lo relacionado con el trabajo del entrenador. Años después, sin embargo, la institución tuvo la iniciativa de entregar al ahora técnico del Real Madrid la Insignia de Oro y Brillantes para premiar su espectacular y laureada trayectoria en el Valencia. Aquel día de septiembre de 2011, Llorente era el presidente de la entidad y el reencuentro con Rafa fue frío, quitando tensión al protocolario acto Jaime Ortí y Pedro Cortés, máximos mandatarios del club en la época del madrileño como entrenador del equipo. Cuando apareció en el palco, la afición a una le mostró a Rafa el inmenso cariño que se le tiene en una ciudad que hizo feliz a golpe de títulos.

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